Ando mal de tiempo. Muy mal. Pero, según parece, soy obsesivo-compulsivo. Vamos, que si no descuelgo por aquí algunas palabras, tengo la impresión de que el alma se me ha dormido. Y esto es un servicio de imaginaria. Así que me sacudo el silencio con la memoria. Fue en el 97 y vio la luz en papel para dicha mía. Ocurrió en aquel poemario, “La asamblea de las sombras”, que sigue siendo curso de mi habitual quehacer.
El hermeneuta
He soñado un reloj en el que todo
lo posible es suceso y he sufrido
la hora más terrible de la Historia.
He soñado y he visto cada fulcro
de toda certidumbre amenazado
por el yugo implacable que encadena
la verdad tras la paz de la apariencia.
He soñado ─pero no ha sido un sueño─
que podía leer en las entrañas
de la alada pupila del que miente;
y no puedo volver a ser el mismo.
La Historia es enemiga, y espantosa
la red que filtra el mar de su memoria:
sólo los nudos de la urdimbre quedan,
la infamia fluye, lenta, hacia el olvido.
¿Volveré a tener tu libro en papel después de la "mala robadura" que me hizo Víctor Gómez? Este fin de semana tengo lectura con Juan Luis y su señora novia. Ya le daré reporte del resultado, aunque el poema que he colgado hoy no está para leerlo en público por cursi. Voy a traducir un poco más, que el jueves me despido para siempre del pesado de Sólon, si no me cargan la asignatura. Abrazos.
ResponderEliminarTendrás el libro cuando quieras (pero avísame antes de que caigas por la SC). Da recuerdos a Juan Luis y a su "señora novia", que no conozco. Tu poema no tiene nada de cursi, pero reafirmo tu lógico epíteto de Solón. Y, de paso, un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Don Diego, por su visita.
Con cariño guardo yo tus páginas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por esa amistad, Fran.
ResponderEliminarUn abrazo.