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Estoy en tierra de nadie:
ya sabes lo que me gusta
besar el aire del aire.
Cascarrabias, taciturno,
poeta de medio pelo
inventor de plenilunios,
que se cree que por arar
la oscuridad se ilumina
y ya no es oscuridad…
Así se me van las horas,
soñándome claridades
entre unas cosas y otras.
“Después de todo –me digo–
ser cada cual cada cual
es lo que debe haber sido
desde siempre… ¡y que después
no vengan con que morirse
es lo que no puede ser!”
Por lo demás, poca cosa:
días que van y que vienen
perseguidos por su sombra.
14 enero 2008
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Es noticia breve la que de él hoy me llega. Sigo sin saber de dónde; “tierra de nadie” me dice, y además en verso. Pero… ¡ya le conocéis! Recojo aquí su irreal noticia para desengrasar las tenebrosidades matemáticas de mis últimas tontunas (o torturas):
Estoy en tierra de nadie:
ya sabes lo que me gusta
besar el aire del aire.
Cascarrabias, taciturno,
poeta de medio pelo
inventor de plenilunios,
que se cree que por arar
la oscuridad se ilumina
y ya no es oscuridad…
Así se me van las horas,
soñándome claridades
entre unas cosas y otras.
“Después de todo –me digo–
ser cada cual cada cual
es lo que debe haber sido
desde siempre… ¡y que después
no vengan con que morirse
es lo que no puede ser!”
Por lo demás, poca cosa:
días que van y que vienen
perseguidos por su sombra.
14 enero 2008
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Ay, cómo me gusta. Se le echa de menos. Siempre desubicado. Al menos él lo sabe:-)
ResponderEliminarUn beso, Antonio.
Y recuerdos al caballero.
Pues lo de inventor de plenilunios da envidia. ¿Se admiten encargos? Plenilunio para este sábado si fuera posible.
ResponderEliminarYa echaba yo de menos a este caballero inactual, que tan buenas soleares compone. Me recuerda aquellas otras de Antonio Moreno Peña, el poeta flamenco:
ResponderEliminarCuando quieras, cualquier día
ven para el Sur, buen amigo,
déjate ver por Sevilla.
Buscaremos algún bar
con jamón, vino y mujeres
para soñar y cantar.
Compondremos soleares
en esa noche cualquiera
para olvidar los pesares.
Y cuando se acabe al día,
que una mujer nos enseñe
a dormir por bulerías.
Yo creo que no lo sabe, Olga, pero disimula.
ResponderEliminarGracias en su nombre. Le diré que te han gustado.
Un beso.
Por inventar que no quede; por intentarlo, tampoco. Se lo diré, pero ya sabes que si reflejada y falsa es la luz de la luna, ¿cómo será la de esos espurios plenilunios?
ResponderEliminarGracias por tu visita, Máster.
Preciosas y hasta el tuétano andaluzas, Juan Antonio, las soleares de Antonio… (pero ¿cuántos Antonios hay por el mundo?) Ganas me dan de ir “para el sur” (¿no es ya norte?), y que en la anochecida…
ResponderEliminar“una mujer nos enseñe
a dormir por bulerías.”
Un abrazo.
¿Estás seguro de que no eres de Andalucía, Antonio?
ResponderEliminarUn abrazo admirado.
P.S. Me apunto a que me enseñen a dormir por bulerías.
¡Qué va!, soy perdidamente “gato”, de padres, y abuelos incluso. Larga es la acera de Madrid por que empecé a andar el mundo. Lo que pasa es que Andalucía es como el fuego: las llamas van hacia arriba.
ResponderEliminarUn abrazo agradecido.
P.S.: Me lo imaginaba: ¡menudo eres tú, como para no apuntarte a ese “sueño”!
" ¡ Qué descansada vida
ResponderEliminarla del que huye el mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda por donde han ido
los pocos sabios que en en el mundo han sido. "
Un beso
Qué buena lectura has hecho de estas soleares, Veridiana. ¡Desde Fray Luis, nada menos!
ResponderEliminarMuchas gracias y un beso.
Un lujo estas soleares o soledades, Antonio. Utilizo la doble acepción para la estrofa por su curiosa ascendencia a medias gallega y andaluza. Hace falta volver a traer a nuestra lírica estas estrofas, y tú lo haces primorosamente. Saluda de mi parte al caballero inactual por su talante de eternidad. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan Manuel; encantado trasmito tu saludo a ese talante desterrado del tiempo. Hace un año apareció embozado tras unas seguidillas (http://arazuaga.blogspot.com/2008/01/las-seguidillas-del-caballero-inactual.html), que es estrofa con música que a él le encanta y que, como apuntas, también merece regresar a la lírica. Como las “soledades”, los “cantos de soledad”, ese otro nombre escondido detrás de las soleares.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que en el aire del aire de la red sigamos cada cual cada cual disfruntando durante mucho tiempo de este caballero. Y que no se haga tanto de rogar. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio; y no es que se haga de rogar, es que es un algo misántropo y un bastante tímido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Descubro a este caballero que me trae los sonidos de la guitarra de Melchor de Marchena y la voz de Pastora Pavón...como le hubiera gustado a la Niña los Peines cantar esta soleá...
ResponderEliminarUn abrazo
Menudo nombre: ¡Triana!;
ResponderEliminar¡menudos con los que vienes!...
Hoy soñará “el caballero”
con la Niña de los Peines.
Muchas gracias.
Si el Caballero Inactual no existiera tendríamos que inventarlo.
ResponderEliminarAbrazos.
Jajaja... Gracias, Francisco, eso suena muy "divino".
ResponderEliminarUn abrazo.