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Mostrando entradas de agosto, 2009

El niño y los vencejos

. A Jorge, casi hermano, con quien repartí la infancia (nunca dejé de jugar contigo) Se iban siempre. Cualquier día de agosto o de antes de agosto. De repente, la tarde se creía el silencio y los ojos de un niño se encontraban la noche tras la muda estatura de su azul desolado. Volverán –te decían– por abril o por mayo; volverán como todo lo que un día nos deja. Y siguieron faltando, de año en año, en agosto; y volviendo a volver, por abril o por mayo, cuando el mundo estallaba en jardines y escribían las rosas balcones al aire. ¡Volverán! –te decían–... Y dejaron de irse una tarde agosto, galopando una moto a remolque de un ángel... Y dejaron de irse porque ya no volvieron, por abril o por mayo, o por siempre o por nunca, a los ojos de un niño que deshizo la noche. 19 de agosto de 2009, a treinta y seis años de tu ausencia. .

Teoría de la evolución

. . .................... …tan callando. ...................... J. Manrique Para que el tiempo anclara fue preciso que la palabra se quisiera hazaña, llanura empecinada en ser montaña, rebeldía de un páramo insumiso. Para vivir, romper un paraíso y amanecer en estatura extraña; vertical, racional, verdad… ¡Patraña mendigando a la muerte su permiso! Para que el tiempo fuera; para eso. Tan sólo para eso. ¡Para nada!; para soñar la vida bajo un beso y un beso por detrás de una mirada. La eternidad pasó sin hacer ruido: antes de Dios fue Dios; luego, el olvido. 7 de agosto de 2009 .