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Lirio de otoño

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Está ahí, escasamente a veinte metros de mi ventana. No recuerdo haber visto nunca un lirio en puertas de noviembre. Será por este raro calor que hemos tenido. Será por un error de los jardines. No lo sé, pero está ahí; y esta mañana posó para mi cámara.


Sólo es un prodigio decepcionado,
un sueño subterráneo que pensó otro equinoccio
y se dijo en octubre cercado de silencios;
de flores en silencio, que son flores de memoria
que los parques añoran entre hojas caídas.

Tiene un aire de duende desolado,
de fracaso telúrico, de error inexplicable;
un aire de no estar donde debiera,
de belleza tardía que no ha llegado a tiempo
o que ha perdido el tiempo de tanto engalanarse.

Tiene un aire de empresa sin futuro
y el coraje de ser cuando no debe,
cuando el cerco del mundo está muriendo
y vivir se desnuda entre los árboles…

Es sólo un dios confuso
empecinado en ser y equivocarse.

Un afán distraído, un verbo inútil.

¡Un error que se atreve a ser belleza!


31 octubre 2009
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Comentarios

  1. ... prodigio decepcionado
    ... duende desolado
    ... coraje de ser cuando no se debe

    ... empecinarse en ser y equivocarse

    ... afán distraído

    ¡un error que se atreve a ser belleza!

    (...)

    Y me recreo en cada una de esas tus palabras.

    Las repaso y en ellas encuentro muchos de mis errores, y siento cuán necesarios han sido... a pesar del dolor. Y es que aún, en un recodo tímido de la memoria, brilla la estela de su belleza. A pesar del dolor. A pesar de su llanto.

    No es justo que un día dejes de escribir. Así que, por favor, no lo dejes.

    Gracias. Y que tengas un fin de semana, tranquilo.

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  2. Creo que las ciudades necesitan jardines porque los jardines están llenos de crónicas humanas que debemos repasar para que no se nos olvide lo que somos. La modesta lección de este lirio es que no le importa su error ni su inoportunidad: es el que tiene que ser. Y ahí está, tan orgullosamente solitario… Y bello, a pesar de todo.

    Muchas gracias, Ana, por tu temprana visita y, como ya creo haber dicho, tus siempre reconfortantes palabras.

    Un cariñoso saludo.

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  3. Me quedé sin palabras...

    Saludos desde mi silencio

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  4. Benditos errores, Antonio. Benditas lecciones las de la naturaleza que parece que te dicen: Desentonas...¿Y?.¿Por qué eso no era lo más oportuno?. ¿Qué es lo oportuno, lo que toca, lo que se supone que entraba dentro de lo socialmente aceptado?. Ahí te pasaste...y ahí te quedaste corta.

    Una reflexión preciosa... ¿Sabes qué sucede, ciudadano? Que he visto un lirio de otoño. Resulta que, afortunadamente, se equivocó y un ojo tras una cámara captó la belleza de un color entre las tonalidades del ocre, el castaño y el verde deslucido.

    Gracias, Antonio. Y un saludo cordial, como siempre.

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  5. Muchas gracias, Antonio; hay silencios que viniendo de quien vienen, se agradecen como mil palabras.

    Un saludo.

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  6. Sabes, Sunsi, los errores solemos pensarlos como torpezas. Pero hay errores, muchos probablemente, que no son sino rebeldía, santo antojo de hacer lo que uno quiere. Aquí no tengo más remedio que aclarar que para mí el verbo “querer” cuenta entre sus sinónimos con el verbo “deber”. Es decir, que para mi la rebeldía consiste en el santo antojo de hacer lo que uno debe. Esto no es una extravagancia, aunque en los días que corren se tilde de peores cosas, esto es la única coherencia que explica la libertad. Y, por supuesto, el lirio no es libre, el lirio no es nada más que una metáfora: hace lo que debe hacer, lo admita o no la acacia amarillenta que le observa con estupor. Eso es lo que a veces se aprende en los jardines, la lección real del mundo, y no las tonterías a que quieren acostumbrarnos.

    Perdóname la “pinza”, que se me va a veces. Y gracias, siempre gracias, por apuntalar tan cariñosamente estas entradas.

    Un saludo. Ya sabes: cordial

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  7. Versos de antología Antonio: "el coraje de ser cuando no debe, un error que se atreve a ser belleza", y destaco estos dos sólo por no extenderme.

    Un saludo

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  8. Me alegro, Capitán, de que te haya gustado.

    Muchas gracias por tus palabras y un saludo.

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  9. Qué dosis de belleza para este día de Todos los Santos. Gracias, Antonio.

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  10. Acacias ya amarillentas
    contemplan con estupor
    un lirio, que un poco a tientas
    se abre paso sin rubor.

    Error y oportunidad
    este milagro de otoño,
    azar y necesidad:
    nace un florido retoño.

    Justo antes de morir
    con las primeras heladas
    alegra nuestro vivir.

    Valor, arrojo, coraje
    de una flor sencilla y bella
    Para tí va mi homenaje!

    Estupenda entrada para este dia tan especial.
    Gracias Antonio, por tu sensibilidad exquisita a la que ya nos has acostumbrado, y de la que me temo que ya no podemos prescindir.

    Un saludo afectuoso.

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  11. Esa “dosis” de que hablas, Antonio, es la de mi contento porque te haya gustado,

    Por cierto, del dichoso lirio hoy ya no queda casi nada, uno o dos pétalos escasos de morada y oscura languidez. O como diría Francisco de Rioja:

    “Tan cerca tan unida
    está al morir tu vida…”

    Sic transit...! Un abrazo.

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  12. "Estupendo" es tu “homenaje”, Montse, que bien es de agradecer: un sonetillo, que, como sabes, no es diminutivo de calidad, sino designación propia por ser de metro corto. A pesar de lo que hace unos meses decías, te desenvuelves con extraordinaria soltura en la lengua de Lope y de Cervantes.

    Un cariñosos saludo y gracias por tu atención.

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  13. A mí de lo que me entran ganas es de proteger ese hermoso atrevimiento... pero me entero por los comentarios que ya está casi vencido. Queda tu poema y tu intención, queda tu mirada sobre el lirio. "Pues los que velan, salvan..."
    No dejes nunca de estar de imaginaria, Antonio.
    Un beso.

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  14. "Pues los que velan, salvan..."

    Qué cosas, Olga, parece que hace mil años de ese poema tuyo y sólo han pasado dieciocho meses. Pero el cambio para ti ha sido espectacular. En tal poema, dos versos más abajo de ese “salvan”, es donde se escribieron por primera vez unas “caricias perplejas” que tan extraordinario horizonte han alcanzado luego. Y su destinatario, en el fondo, era un canario que resultó ser canaria y al que hubo que cambiar el nombre por Rigoletta cuando se descubrió que ponía huevos de algún “amor de memoria”, porque, según testimonio de mi familia, vivía en la claustral soledad de su jaula sin haber conocido varón (canario, naturalmente). Me ha hecho gracia comprobar cómo respondía yo a tu comentario entonces, cuando me permitía el lujo de aconsejarte. Porque allí te decía cosas como ésta: “No sé a qué viene esa insistencia en la “torpeza”, inexistente (no es un vacuo halago, conste), el poema es hermoso y…” Entonces aparecías como Betty B., te faltaba un mes para decidirte al blog y dos para que publicaras en él ése tu primer poema… (y me acabo de dar cuenta de que ese título de “Caricias perplejas” vio su luz primera en estas imaginarias. ¡Como para no presumir!).

    También Rigoletta se fue; como el lirio; como todo, tarde o temprano. Pero no importa, el lirio ha hecho lo que le correspondía y se ha ido sin dolerse ni necesitar para nada las pobres palabras que yo le haya dedicado. En ese abril del 2008, unos días antes de la entrada que decía antes, publiqué otra sobre los lirios; aquéllos, tempraneros, no tardíos como éste. Y terminaba así: “…tal vez en eso consista la pureza, que es al cabo el emblema de los lirios: ser sin dolerse ni mirarse, cumplimiento riguroso y modesto de la lágrima de esencia que hemos recibido, probablemente, sin merecerla.”

    Así que el parterre de los lirios se ha quedado tranquilo, sin dolor y, desde luego, sin necesitar de mí para nada.

    Un beso.

    P.S. Allá por diciembre de 2008 me daba un baño de vanidad por la extraordinaria compañía (Amalia, Julio, Luis Alberto…) con que pude compartir aquella “Solaya” cadalsiana en el 82. Confieso que el primer párrafo de esta respuesta peca en el mismo sentido: presumo de compañía, presumo de vos, Doña Olga.

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  15. Mi querida Doña Olga, os veo evolucionar hacia el conceptismo (¿o es un problema informático de ésos que os parcelan los mensajes?).

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  16. Es que a veces me dejas sin palabras. No es la primera vez. ¿Recuerdas aquel "Desnudo humano? Suena raro, pero en fin;-)
    De todas formas, siempre he tenido una querencia por el conceptismo, bien lo sabes, aunque sólo como estocada. Usted, que conoce el siglo XVII pero también el arte de la esgrima, sabe que para "tocar" (o intentarlo)se emplean a veces muy pocos gestos.
    Por eso: querido Antonio.
    Y otro beso.

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  17. …¡Y tan pocos! Uno piensa que el tocado le viene por quinta y de pronto le entra por tercera.

    Era una broma “informática”.

    Gracias, besos y… ¡presunción inevitable!

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  18. ¡¡ Precioso!!
    Ese lirio está puesto para tí...

    Un beso poético.

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  19. Ay, Veridiana, muchas gracias. En realidad yo creo que ha sido como un adiós, algo desconcertado por la extemporánea oportunidad de decirse. El caso es que hoy ha empezado a bajar la temperatura por estos pagos.

    Un beso entre hojas caídas.

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