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Mundo feliz

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Yo creía que el tiempo era una crátera,
un doble de cerveza, dos de vino…

O tres copas, o diez, o siete dobles…

Yo creía que el tiempo era una tarde
en la barra del mundo, un intervalo
para negar la sed entre guitarras…

Que vivir era un sueño que cumplía
los años de una estúpida resaca…

Que el dolor de cabeza de la muerte
se quitaba sin más con no morirse…

Que ocurría el horror en cualquier parte,
y era asunto de ellos, culpa de otros…

Yo creía… No sé, tal vez mentía
o no supe creer jamás en nada:
el polen del hastío en la memoria,
el llanto en los demás… En mí su olvido.


18 octubre 2009
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Comentarios

  1. Como siempre, un placer leerte.

    Un saludo

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  2. Pues, como siempre, Capitán, muchas gracias.

    Un abrazo.

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  3. "Yo creía que el tiempo era una tarde
    en la barra del mundo, un intervalo
    para negar la sed entre guitarras…"

    "...o no supe creer jamás en nada".

    Es como si el caballero y usted se hubieran juntado para hacer este poema; tal vez fue así y no lo recuerdas. El poema lo recordó por ti.

    Y cómo me alegro, así rompes más veces el silencio. Yo vengo igual, pero me encanta encontrarte de imaginaria.
    Un beso.

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  4. Probablemente sea de él y yo se lo haya plagiado. Agudo olfato literario el vuestro, Doña Olga, no podía ser de otra manera.

    Muchas gracias, el caballero y yo, que tan antipáticos solemos ser, estamos encantados con vuestra amable fidelidad a su imaginaria.

    Besos.

    P.S. He enviado mensajes, ya sabes para qué. Espero tener noticias pronto.

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  5. Me ha gustado mucho el final Antonio, mucho.

    Recibe mi abrazo.

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  6. Muchas gracias, Javier, me alegra que te haya gustado.

    Un abrazo.

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  7. Buenas noches, Antonio. Me alegro que sigas de imaginaria.

    El tiempo, dices... Quizá sucede que son los tiempos, en plural... que son cambios distintos, con distintos ritmos ... y no convergen. Por eso no sabemos si el tiempo de los demás es llanto o es parálisis aparente porque el movimiento no se percibe.

    Pero si te fijas... todo se mueve...todo discurre en el tiempo. A veces la quietud es falsa. Nos olvidamos que hay seres que el tiempo lo emplean para crecer para dentro. Son los que están estáticos y la retina no capta la riqueza de su tiempo.

    No hay olvido, Antonio. Es sólo que nuetra percepción limitada no puede abarcarlo.

    Gracias. Escribes precioso.

    Un saludo cordial... esta vez desde dentro...un poco paralítico...

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  8. Precisamente por eso, Sunsi, por la limitación de nuestra mirada, hay olvido; claro que hay, desgraciadamente, olvido. El mundo feliz se bebe sus siete dobles y cree –o eso dice al menos– que es lo que debe ser, que lo demás ocurre como un paréntesis anecdótico. Pero no es así: el mundo feliz miente o no sabe ya creer en nada. Esto debería ser su remordimiento y, sin embargo, sólo es fatiga de su disgusto mientras el horror es asunto de los “otros”. Aunque ese mundo feliz no son todos, naturalmente, sino, más o menos… casi todos.

    Disiento, pues, en el matiz y te agradezco, ya sabes cuánto, tu compañía y tus palabras también de imaginaria.

    Un saludo hacia arriba, mirando a Casiopea, que es constelación lo suficientemente alta como para que los ojos no tengan que sufrir por dentro.

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  9. Rafael Herrera Montero19 de octubre de 2009, 20:52

    Qué bien que estés de vuelt, Antonio. Después de la juerga rumbera y métrica del otro día, estoy ahora prisionero entre jocundísimos congresos de energía y amenas traducciones de desarrollo... servidumbres del oficio. Pero no quería dejar de mandar un saludo y decirte que seguramente también era lo que creías. Espero liberarme y escribirte un poco mejor. Hasta entonces, un abrazo.

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  10. ¡No hay nada como las “servidumbres del oficio” para encontrarse con la “amenidad”…!

    Gracias, Rafael, por la visita. Y como decía en el blog de Juan Manuel, escribes con una polivalencia magistral. Así que, no sé qué haces que no lo explotas.

    Un abrazo transmediterráneo.

    P.S.: Es cierto: una de las cosas en que siempre "supe creer" es en la buena gente. Que abunda, qué duda cabe; no hay más que darse una vueltecita por estos pagos para corroborarlo.

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  11. Ay, amigo Antonio, cuántos creímos lo mismo, y cuánto pesar al descubrir que no es así. Pero, afortunadamente, nos quda la palabra, que ennoblece incluso el desconcierto y el olvido.

    Un abrazo.

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  12. Rafael Herrera Montero20 de octubre de 2009, 18:49

    Era el tiempo así, un cortejo de copas y cantos,
    tíaso en pos de dios libre y celoso del sol.
    Y era la via un sueño antiguo, y la muerte una mano
    llena de fores que no crecen a ras de mi voz.
    Y era el mundo otro mundo, y el mío un viejo maestro.
    Era y no era, lo sé. ¿Es o no es? O no es...

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  13. Esa creencia y ese descubrimiento, Octavio, probablemente sean una constante humana, individualmente hablando quiero decir. Lo que produce cierto rubor es que la totalidad, la Historia, repita el proceso. No debería ser así.

    Muchas gracias por tu visita y tus palabras, y un fuerte abrazo.

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  14. Muchas gracias, Rafa, por inventar el tiempo que no tienes para engalanar, siempre brillantemente, este rincón. Lo menos que puedo hacer es esforzarme –nobleza obliga– con un metro que para mí es antipatiquísimo. Vaya pues en eneasílabos (soy torpe y me cuestan una enormidad) esta réplica sobre el lado oscuro de Dioniso, que lo tiene. Qué le vamos a hacer. No hago sino insistir, cabezonamente, en la entrada.

    …Ni es ni fue ni ser podría.
    Nos engañaba ese dios loco,
    peregrino en el mundo, vivo
    de ya haber muerto, de ser otro;
    pasto de eternidad robada
    o despedazado despojo
    arrojado a los hombres para
    la ebriedad, la locura, el gozo…
    Para poder olvidar… Para
    borrar el llanto de otros ojos…

    Ni es ni fue ni ser podría.

    ¡Su séquito era un sueño sólo!


    Un fuerte abrazo.

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  15. ¡ Precioso poema !

    Rebelión

    Alteremos el orden ahora que ya lo conocemos.

    Ya lo disfrutamos
    Suficiente tiempo.
    G.Belli

    Un beso ebrio.

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  16. Rafael Herrera Montero21 de octubre de 2009, 19:52

    Será que fue su ser ausencia,
    su paso música, su sueño
    invierno crudo, y su mañana
    una explosión de jugos verdes
    que se derraman. Su secreto,
    el corazón de la semilla.

    * * *

    Vaya por Kerenyi, a quien, por esos azares que hacen el mundo feliz, me encuentras leyendo estos días.

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  17. Se puede pretender llegar a la justicia alterando el orden, es decir, poniendo “otro” orden (a fin de cuentas, “alterar” es etimología que activa su raíz latina “alter”) y esto siempre se ha hecho de fuera hacia dentro, de arriba abajo. Históricamente, esto no ha funcionado nunca. Después de la “alteración”, se ha restablecido el orden originario cambiando, todo lo más, a los beneficiarios del mismo. Una chapuza, vamos. Yo no creo en esas alteraciones. La justicia tiene que empezar en el interior, en un ajuste de cuentas de cada cual consigo mismo; es decir, en lo moral, lo personal, lo propio, lo que hago, lo que debo hacer, lo que siento del mundo tras la famosa “regla de oro de la moralidad”. En eso se traduce el último estadio de Kohlberg, o el imperativo kantiano, o el mandato del cristiano… Si alguna vez nos decidimos a practicar tan viejas y nuevas indicaciones, entonces sí que empezaremos a “disfrutar el orden”.

    Perdóname el rollo, Veridiana, temida Circe: es un inevitable tributo a mi oficio.

    Gracias y, con independencia de todo, no sabes cuánto me alegra que te haya gustado el poema, aunque su rebelión quiera ser de dentro a afuera, y no al revés (con todos mis respetos para Gioconda Belli).

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  18. …Para volver después a ser ausencia.
    Y después de después, enardecida
    voluntad de embriaguez, incontinencia
    revolcando la luz para ser vida.
    Y agostarse otra vez… Terca conciencia
    de la verdad en la ficción perdida.
    Perséfone, Dioniso, el gozo, el hombre;
    el sueño interminable... El dios sin nombre.

    “Vaya por" Rafael (aunque me he vuelto a aburguesar en el endecasílabo), “a quien, por esos azares que hacen el mundo feliz, me encuentras leyendo” en este momento.

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  19. En este preciso instante, o en ese otro, en el que salieron las palabras, tú rompiste la esencia del tiempo. Lo has roto muchas veces desde esta tu sencilla ventana.

    El tiempo a veces no existe, simplemente somos. Y no, no me creo del todo eso del olvido, que no tengas en tu recuerdo el sonido de los otros, su llanto... no... que no hay hastío en tu memoria. El recuerdo que habita en muchas de las palabras de esta ventana lo testifican. También la mirada que reflejan esas palabras. Tuyas o del caballero... que en esto me pierdo siempre un poco. A saber quién será cada quien...

    Nunca hubo olvido. Y aún sigues latiendo en todas esas cosas, y en las de este tiempo... este tiempo que rompes en cada uno de tus instantes de palabras.

    Me alegra leerte, pero te presiento otoñal. Un abrazo.

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  20. ¡ Claro que la justicia tiene que empezar en el interior de uno mismo. !
    ¿ y cuando el que está en el Poder no tiene moral.?
    Tal vez el carácter titánico de Circe,se atribuía por estar rodeada de bestias...

    Te invito a una menestra de verduras exquisita.

    ¡ Ah! Me encanta el éxtasis de Baco. Es cuadro maravilloso.

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  21. ¿Romper el tiempo…? No, Ana, eso es muy difícil. Romper “con” el tiempo sí, eso está más a mi alcance. Pero no tiene nada de laudatorio; todo lo contrario, es una sinvergonzonería. Resulta muy fácil decir: qué feo esto y aquello, qué malo lo de aquí y de más allá; qué asquito de tiempo, o de mundo, o de hombre… ¡Hala!, me voy… Al siglo XVII, por ejemplo, que era igual pero, como ya ha pasado, no importa: goza de la inocencia "post mortem". La verdad es que, últimamente, ni eso, porque hay un empeño rarísimo por justificar o culpabilizar al pasado que parece, más bien, una cortina de humo para “distraerse” de lo que el presente no corrige.

    Tal vez seamos más hijos de Epimeteo que de Prometeo. Y yo, me guste o no, soy producto de estos días y me pasa lo mismo: no olvido el pasado, olvido el presente.

    Gracias siempre por los salvavidas que me lanzas. Un saludo cordial.

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  22. Y digo yo, Veridiana, ¿quiénes aúpan hasta el poder al “que no tiene moral”? ¿No son los ciudadanos de moral confusa o, lo que es peor, de moral cómplice? ¿Quién es más culpable: el que ejecuta y legisla o los que se lo encargan? Yo creo que a partes iguales. Y esto seguirá siendo así hasta que cada granito de humanidad se decida a “revolucionarse” por dentro (o se produzca una mutación en este virus pandémico que es el hombre). Por decir cosas parecidas, Sócrates acabó como acabó: en un orgiástico banquete definitivo a base de cicuta.

    ¿”Menestra de verduras”…? No sé… Bueno, acepto la invitación, pero iré bien provisto de “moly”… ¡Por si acaso!

    Besos escépticos.

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  23. jajaj...¿ Moly...? ¿ No es como cicuta?. No hay problema, estás con Circe.

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  24. Afortunadamente para Odiseo no es como la cicuta, Hermes se la proporcionó para que pudiera protegerse de los hechizos de... ¡Circe!

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  25. Tu poema es un soberbio problema de geometría.

    Necesito leerlo varias veces y caundo llego al final, me veo de nuevo en el principio.
    Por fin acabo. Creo entenderlo bien ...pero, el título "Mundo feliz" vuelve a desconcertarme.

    Comparto contigo un doble de cerveza y dos de vino que me ayuden a despejar la cabeza, o no, para resolver la incógnita "En mí su olvido".

    Si lo consigo, el problema estará resuelto. O no.

    Por cierto, que forma más simple de eliminar el dolor de cabeza que provoca la muerte.

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  26. En primer lugar, Alejandro, gracias por tu visita y acertadísimo comentario. En segundo, que la solución del problema, como bien dices, está ahí, en “su olvido”. Lo que éste sea –para ser consecuente con el poema– no corresponde desvelarlo a lo escrito: es indagación que “debe” resolver la parte para entender qué es “lo debido” en el todo. Tú me entiendes.

    Gracias, de nuevo, y un abrazo.

    ResponderEliminar

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