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Carta de un idiota o La culpa fue de Orson Welles

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Soy poco inteligente. Lo digo con total sinceridad. Vaya esto por delante para aclarar que lo que aquí pido es ayuda. Desesperadamente; de verdad. Mi problema es que no entiendo. Creo que la culpa de mi “escasez” fue que elegí “Ciencias” en el Bachillerato y, azarosamente, me desvié hacia las “Letras” en la Universidad. En aquel momento debió de suceder algo en mi alma, un cortocircuito neuronal de penosas consecuencias que me dejó “tontito” sin darme cuenta. Así que soy víctima de la estupidez que parió una decisión.

Amables destinatarios, necesito, urgentemente, saber de matemáticas y humanidades. Ocurre que leo… ¡Y no me entero! Peor aún, concluyo mal. Por poner un ejemplo, llevo nueve meses preocupado por una amenaza mundial que empezó en cerdo y acabó en vocal abierta. Desde mi acomodada posición de occidental feliz, esto me parece un serio problema. Sobre todo cuando descubro por los santos medios que la amenaza en cuestión ya se ha cobrado en el mundo más de seis mil doscientas cincuenta víctimas (esto lo leí el 12 de noviembre; ahora, probablemente, estemos por encima de dicha cantidad).

Fue por abril, más o menos, cuando se desató el pánico. ¡Qué verano después, Dios mío! Todas las mañanas abría el periódico, con desazón comprensible, y buscaba los dígitos de esa muerte inexplicable. Porque los médicos titubeaban, la OMS advertía seriamente, las primeras planas se acompañaban con fotos de tristes ciudadanos que se besaban embozados tras hospitalarias mascarillas… El mundo sonaba a catástrofe. Otro “tontito”, que bien conozco, se permitió el lujo de ironizar, allá por el 6 de julio, hablando de niños que mueren por la malaria y no se saben por nadie. Un irresponsable, todo hay que decirlo. Sin embargo, me cabe una duda, probablemente idiota (es lo mío): según tengo leído, en la UE mueren al año unas nueve mil personas por sobredosis de diferentes drogas; creo que otras veinte mil sufren igual final por indirecta relación con las mismas…

No lo entiendo: la OMS, los primeros ministros, los gobiernos, la prensa, los laboratorios farmacéuticos, los productores de mascarillas, moqueros de papel, pastillas de jabón, etc. ¿pueden movilizar el mundo por seis mil doscientas cincuenta griposas tristezas en la totalidad planetaria y no saben qué hacer con lo que mafiosamente acaba con veintiocho mil jóvenes olvidos de una “provincia” suya?... Esto sin contar, claro está, con los estragos en sus demás "provincias" por tan pandémica miseria.

El “tontito” ese, que dije antes, añadiría su millón de niños muertos por la malaria. Y otros muchos anónimos “tontitos” (estoy seguro) serían capaces de incrementar los datos de estas desconcertantes estadísticas con interrogantes similares.

A veces pienso que la culpa de todo la tuvo Orson Welles, que fue el primero en demostrar, empíricamente, que si una palabra (tanto da lo que diga) se hace multitud, se convierte en eficacia multitudinaria. Desde entonces, las hienas y los buitres no hacen sino alimentarse del cadáver de su impremeditado experimento.

Pero esto lo piensa un tonto, como yo, que pide ayuda para dejar de pensar "tonterías " y poder “razonar” como es debido.
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Comentarios

  1. Primer punto; tengo una hermana que estudió en su bachiller ciencias puras, luego en la universidad se matriculó en filosofía pura, y por último hizo un máster en dirección de empresas. Tuvo, como tú dices, serios puntos de inflexión. Es la persona con el pensamiento más equilibrado que te puedas imaginar. Y me da, aunque no te conozco, que tú eres parecido. Así que... deseo que no se te pasen nunca la tontería ni las inflexiones. No intentes vacunarte de ello siquiera. Deja que se te reagudize, si acaso.

    Segundo punto; la vulnerabilidad, el miedo, cuando nos paralizan... nos hacen certeramente exclavos. En Occidente estamos muy acostumbrados a entender que todo tiene solución. Casi todo la tiene, es cierto, y eso nos ha hecho soberbios. No admitimos las más mínima dosis de incertidumbre. Y vivir, decíamos ayer, es necesariamente eso: la incertidumbre. Y se nos olvida. Esto lo notas muy claramente en los hospitales... lugares en los que por desgracia, no todo tiene solución. Y la gripe de vocal abierta, en general, no es nuestro peor enemigo, desgraciadamente. Cada uno, particularmente, se enfrentará al suyo. De momento miremos con gratitud, por no haberlo tenido que afrontar aún. Nacer y morir son las dos caras de una misma moneda. Y no se nos mete en la cabeza... y cuando uno habla de estas cosas, pocas personas te entienden. Te toman por alguien deprimido... o tonto.

    Saludos.

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  2. La referencia a mi trayectoria académica, Ana, no pretende ser una advertencia sobre la peligrosidad de ese “errático” curso; es más si por mí fuera, la distinción ciencias-letras desaparecería del bachillerato.

    Luego, no si se te entiendo bien o si yo me he explicado con la debida claridad. En cualquier caso, aclaro que todo eso de mi “preocupación” desde hace nueve meses, del serio problema, de la mundial amenaza, de la inquietante consulta en los diarios del número de fallecimientos… Todo eso, Ana, es una ironía. En matemáticas, en medicina y en humanismo. Me parece un escándalo, moralmente hablando, que se haya dedicado tanto afán, tan puntillosa y desmesurada hipérbole mediática a esta gripe, por muy pandemia que sea. Porque el mundo está lleno de “pandemias” de otra índole que matan una enormidad y a las que sólo se dedica “un día”, llámese éste del cáncer, de la infancia, de la paz, de la malaria, de la circulación rodada, de la droga o la antidroga, del hambre o la sed, del terrorismo o de lo que sea la circunstancia que mate tan abundantemente. Por eso a “este tonto” no le cuadran las cifras, no le salen las cuentas; por eso “este tonto” se acuerda de Orson Welles que fue capaz de aterrorizar a sus acomodados oyentes contándoles… un cuento. En pocas palabras: el mundo actual es una edificación de cinco plantas que tiene los cimientos podridos, pero los inquilinos de algunos de sus pisos están más preocupados de la calefacción, que les puede jugar una mala pasada.

    No sé si ahora me habré explicado mejor

    Gracias siempre, y un saludo.

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  3. Gracias, Alejandro; lo cierto es que, a veces, uno no está seguro de nada.

    Un abrazo.

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  4. Al habla otra "tontita"... por si te sirve de consuelo, Antonio.

    En esta zona privilegiada del Planeta nos vamos construyendo burbujas... burbujas antisépticas, no vaya a ser que nos pongamos un poco enfermitos. Y enfermamos a la primera de cambio. Porque no nos hemos inmunizado. Millones de euros para diseñar burbujas... Como si aquí el ser humano deba vivir a toda costa. No escatimamos nada, ningún recurso...

    Mientras, en el Planeta oscuro gritan. Pero estamos sordos. Ni se nos ocurre pensar que ellos no viven ... y tal vez sobrevivirían con la enésima parte de los recursos de los que disponemos y empleamos para un "por si acaso".

    A Orson Welles le faltó añdir que las palabras requieren altavoz. Porque según cuáles no se oyen.
    ¿Y si se oyeran? ¿Las escucharíamos? Miedo me da adelantar una respuesta... A veces pienso qué especie de montruos ha parido la sociedad del bienestar... que no ven más allá de sus narices.

    Bien por tu post. Gracias, Antonio.

    Un saludo "cordial"

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  5. Antonio, a lo largo del texto se entiende la ironía perfectamente.
    Mi comentario sólo quería explicar mi perspectiva, no precisamente porque fuera diferente de la tuya. Estamos muy acostumbrados a la soberbia, y cualquier cosa que nos supere nos hace víctimas fáciles de intereses que en nada nos tienen en cuenta. Sólo son sus intereses. En fin... así pensamos los tontos.

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  6. Creo, Ana, que deberíamos fundar una ONG. Se me ocurre “Tontos sin fronteras”, porque, vaya usted a saber, a lo mejor tiene razón Cusa con aquello de “La docta ignorancia” y sucede que los ignorantes, los tontos, no lo somos tanto; y los doctos, los sabios, bastante menos de lo que se promocionan. En cualquier caso, y dado lo que uno muchas veces ve en las consecuencias de nuestra “oficial sabiduría”, a lo mejor es lugar más justo, o menos dañino, quién sabe, el de la humilde ignorancia. Sócrates ya lo pensó hace bastante tiempo.

    Cordiales saludos.

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  7. Perdón, Ana: soy yo, como sospechaba, quien no te había entendido.

    ¡Bienvenida a esta recién fundada ONG!

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  8. Pues el "idiota" que ha escrito esta carta es bastante lúcido. Yo, por mi parte, desconecto de este tipo de noticias y anuncios apocalípticos, porque las pocas veces que les he prestado atención se me ha quedado cara de idiota. Eso es precisamente lo único que tiene de idiota el que escribe esta carta: la cara que se le queda.

    Un abrazo.

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  9. Esas "cualidades" no son vuestras características.Ni os veo estúpido,ni imbécil, ni falto de inteligencia, y mis "encantos" aún no os han podido idiotizar.


    Un beso interrogante.

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  10. ¿Me puedo apuntar? ¿Dónde hay que firmar...?

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  11. Segun tengo entendido en Alemania, casi todo el mundo estudia una carrera de ciencias o letras que contrapesa con alguna dedicación complementaria:música, jardineria, idiomas,cocina, fontaneria, pilotar aviones ligeros o cocinar.La diferencia con nuestras "aficiones" que van y vienen, es que se lo toman en serio y les sirve para desconectar de lo otro que hacen normalmente.
    Creo que justamente el que domina campos distintos del saber, está más preparado para todo, y deberia ser en principio más feliz que el "fach idiot" como le llaman allí al que sólo sabe de una cosa muy especializada.
    El club este u ONG de los "tontos sin fronteras" tiene buena pinta, pero creo que no tiene futuro entre mis distinguidos contertulios, a los que no les faltan recursos para ser lo que quieran, cuando quieran y como quieran, a la vista está.Y si no, le echan imaginación y a vivir en un sueño perenne que tampoco está mal.

    Un abrazo.

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  12. Eso es lo malo, José Miguel, porque luego siempre hay un gracioso que viene con aquello de que “la cara es el espejo del alma” y, claro, uno se preocupa. Habrá que dejar de leer periódicos para evitar suspicacias.

    Un abrazo. Y gracias.

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  13. ¿Está segura, Su “Veridiana” Divinidad, de que no son sus “encantos” los que me han dejado tonto perdido…?

    Un beso más interrogante aún.

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  14. La dirección, Sunsi, es:

    Avenida de Sócrates, s/n. Primera planta. Departamento de la Ironía (la socrática, naturalmente).

    Nos vemos allí.

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  15. Probablemente, Montse, nuestras mediterráneas naturalezas están más hechas a la gimnasia de la imaginación. De hecho, el arquetipo de nuestra definición mundial, tarde o temprano, desemboca en Don Quijote; ese viejo hidalgo del que todos pensaron que había perdido el juicio y del que nunca podremos dejar de hablar. Al parecer, tenemos una rara capacidad para advertir en los inocentes molinos el enorme peligro que en realidad encierran. Desgraciadamente, todos sabemos también cuál fue el futuro de aquel andante caballero.

    Muchas gracias, y un saludo.

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