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Este sueño yo creo que lo hemos tenido todos desde 1659, que es cuando Huygens identificó como anillos esa cosa rara que acompañaba a Saturno y que tantos quebraderos de cabeza dio a Galileo. Un sueño infantil que, científicamente, no es viable pero que alumbra fantasías celestes prodigiosas. Algo así como un halo de santidad en la noche para mimar el descanso de los hombres. No somos depredadores, somos espectadores. La vida nos dotó de admiración y ternura para aplaudir cada día el espectáculo ordenado de la creación; más incluso, para inventarlo al otro lado de la realidad.
Me lo envió mi hija Leonor en un correo; y me pareció de amable compostura; más de ella es, por tanto, que mío. Una ventana para asomarse a un viejo sueño infantil… Un catalejo para la fantasía desnortada… Una palmada en el alma para que nunca deje de inventar lo no posible…
En esta imaginaria de hoy, una nana virtual para niños que ya han envejecido.
Me lo envió mi hija Leonor en un correo; y me pareció de amable compostura; más de ella es, por tanto, que mío. Una ventana para asomarse a un viejo sueño infantil… Un catalejo para la fantasía desnortada… Una palmada en el alma para que nunca deje de inventar lo no posible…
En esta imaginaria de hoy, una nana virtual para niños que ya han envejecido.
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De mañana...paso por tu casa y me encuentro con esta maravillosa rotación. Todos en el viejo planeta que gira, que se vuelve de noche y, de nuevo, recibe al día. Damos vueltas sin notarlo, arropados por el anillo y por el sol, que no nos abandona.
ResponderEliminarPrecioso vídeo. Invita a querer que vuelva la noche y escuchar esta nana mirando al cielo. Si es estrellado mejor. Y dibujar el anillo aunque no se vea.
Muchas gracias, Antonio. Y gracias a Leonor.
Sabes, cuando mi padre me enseñó a mirar por su telescopio, esperó para que fuese Saturno y no tra la vista elegida, quedó grabada en mi mente.
ResponderEliminarUn saludo
La realidad virtual permite que algunos artistas se expresen como no podían hacerlo hace años.
ResponderEliminarAlgunas películas de animación son una delicia que disfrutan niños de verdad y envejecidos y el vídeo que nos traes demuestra que la imaginación del hombre no tiene límites.
Gracias a ti, Sunsi. El vídeo, desde luego, es de lo más relajante. Claro, que Schubert contribuye no poco a ello. Es bonito, aunque, a lo mejor, la ficción tiene su lado inconveniente: tal vez viéramos menos estrellas de las que ahora vemos.
ResponderEliminarUn saludo.
No me extraña, Capitán. La primera vez que lo vi yo, tenía trece años, y tampoco se me ha olvidado. Parecía de mentira, pequeñito, brillante, con ese aro nítido cruzando lentamente el ojo negro de un pequeño telescopio. De mayor me compré uno y lo vi muchas veces más. Y siempre me pareció irreal, bellísimamente irreal.
ResponderEliminarGracias por tu visita y un saludo.
Es cierto, Alejandro, pero además esto de las “realidades virtuales” tiene una larguísima tradición filosófica y literaria. En realidad, nunca hemos sabido vivir sin la irrealidad.
ResponderEliminarUn saludo, y gracias por tu visita.
Una palmada en el alma para que nunca deje de inventar lo no posible...
ResponderEliminar... y esa nana.
Gracias. Es hermoso.
Gracias a ti, Ana.
ResponderEliminarAdmiración y ternura. Eso sentí al atardecer. No le puse música de Schubert porque no eché a faltar nada, ni siquiera un anillo (con una fecha por dentro).
ResponderEliminarQué bonito es el mundo, no me digas, cabe toda la irrealidad.
No se te ocurrirá irte otro rato a Ganímedes, ¿verdad? Miedo me da el poema sin opción a comentarios.
Un beso preocupado.
Dentro de las maletas presurosas,
ResponderEliminarcuyos cierres carcome ya la herrumbre
no acaba de cerrarse la costumbre
de esperar si se olvidan otras cosas.
Entre mudas veletas y ostentosas
camisas de ocasión, hay un vislumbre
de las horas mejores, y a la lumbre
de su recuerdo acuden mariposas.
Si no siempre entendidas, siempre buenas,
las horas despojadas de la escoria,
en un baúl que escapa de nosotros
y las convierte en fábulas ajenas
dispuestas a partir. Y es otra historia
la que Aurora de nuevo unce a sus potros.
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Hola Antonio, quería comentar ese liminar "Poco más", pero no sé cómo acceder a los comentarios, así que te lo dejo aquí. Si quieres, te lo llevas allí.
Un abrazo de caminante.
“Qué bonito es el mundo, no me digas, cabe toda la irrealidad…”
ResponderEliminar…En el mundo, Olga, probablemente; en el hombre, sin ninguna duda. A pesar de todos los “realismos”, los “empirismos”, los “pragmatismos”, los “relativismos”, los “escepticismos”…, lo más digno del hombre “real”, lo más grandioso, lo más decente, lo más humano, es que sea capaz de lo irreal.
Es lo único que, de verdad, le asemeja a los dioses; dicho sea al tiempo que uno afirma que la realidad es simple confusión. Una mentira, vamos.
Besos.
Gracias, Rafael, siempre tan amigo y poéticamente espléndido.
ResponderEliminarGracias de verdad. Un abrazo.
A pesar de que los astrónomos puedan hacer las cosas más asombrosas. El espacio es tan inmenso que es dificil saber lo que hay allí, pero siempre es emocionante y fascinante.
ResponderEliminarDile a tu hija Leonor que es muy bonito.
Tiene que ser una gozada vivir contigo ...A un enfado pondrás un poema precioso.
Un beso cósmico.
Entiendo, por la temática del poema y por la imposibilidad de colgar comentarios que durante un tiempo estará usted exento de la imaginaria. Espero que vuelva pronto y con renovadas fuerzas y con mucho, mucho más.
ResponderEliminarUn abrazo afectuoso,
Hernán
Galáctica Veridiana, en primer lugar, perdón por tanto retraso: he tenido un día complicado, hasta he presentado un libro de poemas de un antiguo compañero de trabajo. En segundo, gracias por su buena opinión de mis enfados: considerando que éstos son afección habitual de mi carácter, la gente debe de estar encantada conmigo. Tengo que hacer una encuesta para ver si, amén de hechicera, sois también vidente.
ResponderEliminarUn beso astronómico.
Admirado Don Hernán, las imaginarias de ese tal Azuaga poco importan; le preocupa más la descortesía que con muchos tiene, con Vd. particularmente, y que él pretende justificar con no sé qué exóticas “ocupaciones”. Confiemos en que pronto se libere de sus remordimientos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Jajaja...No me importaría.
ResponderEliminarSe feliz en este " puente acueducto"
Tanta y más felicidad, Veridiana, en este puente de Einstein-Rosen.
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