. . Está ahí, escasamente a veinte metros de mi ventana. No recuerdo haber visto nunca un lirio en puertas de noviembre. Será por este raro calor que hemos tenido. Será por un error de los jardines. No lo sé, pero está ahí; y esta mañana posó para mi cámara. Sólo es un prodigio decepcionado, un sueño subterráneo que pensó otro equinoccio y se dijo en octubre cercado de silencios; de flores en silencio, que son flores de memoria que los parques añoran entre hojas caídas. Tiene un aire de duende desolado, de fracaso telúrico, de error inexplicable; un aire de no estar donde debiera, de belleza tardía que no ha llegado a tiempo o que ha perdido el tiempo de tanto engalanarse. Tiene un aire de empresa sin futuro y el coraje de ser cuando no debe, cuando el cerco del mundo está muriendo y vivir se desnuda entre los árboles… Es sólo un dios confuso empecinado en ser y equivocarse. Un afán distraído, un verbo inútil. ¡Un error que se atreve a ser belleza! 31 octubre 2009 .