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…Oigo pasos nerviosos en los camarotes de arriba. Dicen que quieren ponerse de acuerdo los almirantes. Lo harán sin duda. Y no cambiará nada. Porque el problema no es airear las bodegas ni becar sus rincones; ni aumentar la tripulación o dedicar un vigilante a cada mercancía; ni poner banda ancha en los abandonados suburbios de las naves o engatusar sus vacíos con titulares y portadas... El problema no es acostumbrar el remordimiento a su olvido imposible, sino atreverse al norte; quiero decir, reconocer que esta flota no va a ninguna parte
Y sólo un gesto más de arrogancia desde los sótanos: el horizonte siempre da más de sí que la más aplaudida de sus miradas. La de los almirantes, ni es la mejor ni es la única.
La mirada de los almirantes (4 de mayo de 2010)
Puede que parezca narcisismo esto de citarse a uno mismo, aunque en realidad sólo es pereza. Me aburre y cansa hablar de lo que todos sabemos y, de una forma u otra, callamos todos. Hasta que, mediáticamente, toca, claro está. Por ejemplo, cuando se hace público un informe PISA cualquiera. Entonces sí, entonces se reúnen los almirantes, los capitanes, los contramaestres… Y discuten, critican, diseñan… ¡las mismas propuestas de siempre! Así que me cito porque es lo que ellos hacen. Con una diferencia: ellos repiten consignas y prácticas y se contentan cuando las estadísticas les permiten subir algún puesto en el ranking mundial; yo, sin embargo, lo que sé –y no simplemente especulo– sobre la educación, y sobre cualquier otra cosa que sea fundamental para el hombre, es algo de lo que no quieren oír hablar o les ha dejado sordos de tanto no intentarlo: los instrumentos no aportan nada si los fines a que se orientan mueren por deshidratación axiológica. Hasta que los almirantes no se decidan a “hidratar” las bodegas, la educación, y no sólo la educación, seguirá siendo un pudridero de inanes mercancías.
Lo terrible es que esas mercancías son personas que se descargan en puertos de posterior tristeza y se empaquetan en costumbres de singular vacío.
El vídeo fue una aportación de Francisco (Samsa777) en su comentario a la entrada del 4 de mayo. Boccherini es un luminoso adorno que acompaña en este caso el cambio de rumbo de una nave, que a mí tanto me gustaría ver antes de jubilarme.
Y sólo un gesto más de arrogancia desde los sótanos: el horizonte siempre da más de sí que la más aplaudida de sus miradas. La de los almirantes, ni es la mejor ni es la única.
La mirada de los almirantes (4 de mayo de 2010)
Puede que parezca narcisismo esto de citarse a uno mismo, aunque en realidad sólo es pereza. Me aburre y cansa hablar de lo que todos sabemos y, de una forma u otra, callamos todos. Hasta que, mediáticamente, toca, claro está. Por ejemplo, cuando se hace público un informe PISA cualquiera. Entonces sí, entonces se reúnen los almirantes, los capitanes, los contramaestres… Y discuten, critican, diseñan… ¡las mismas propuestas de siempre! Así que me cito porque es lo que ellos hacen. Con una diferencia: ellos repiten consignas y prácticas y se contentan cuando las estadísticas les permiten subir algún puesto en el ranking mundial; yo, sin embargo, lo que sé –y no simplemente especulo– sobre la educación, y sobre cualquier otra cosa que sea fundamental para el hombre, es algo de lo que no quieren oír hablar o les ha dejado sordos de tanto no intentarlo: los instrumentos no aportan nada si los fines a que se orientan mueren por deshidratación axiológica. Hasta que los almirantes no se decidan a “hidratar” las bodegas, la educación, y no sólo la educación, seguirá siendo un pudridero de inanes mercancías.
Lo terrible es que esas mercancías son personas que se descargan en puertos de posterior tristeza y se empaquetan en costumbres de singular vacío.
El vídeo fue una aportación de Francisco (Samsa777) en su comentario a la entrada del 4 de mayo. Boccherini es un luminoso adorno que acompaña en este caso el cambio de rumbo de una nave, que a mí tanto me gustaría ver antes de jubilarme.
Según José Antonio Marina,en la vida no puedes elegir,como en el poquer,es lo que te toca y con ello,saber jugar.
ResponderEliminarTú,tienes ese privilegio pedagógico de como motivar al alumno. ¡¡Pobre!!.
Un beso a bordo.
Ay Antonio, faenas que esos almirantes imponen me tienen algo alejado de más claros horizontes. Pero sabe que sigo recogiendo tus botellas y solazando, con ellas, mis bodegas.
ResponderEliminarUn abrazo,
Rafa Herrera
Sí que puedo elegir, mi temida Circe; de hecho lo hago cada noche que salgo de mi caseta y me pongo a ladrar a las estrellas. Porque, antes de que vuestro hechizo me regalara el encantamiento del ave fénix, ya había decidido yo ser un mastín vulgar y corriente. Y eso es lo que hago: velo y cuido mi pobre rebaño (que, a pesar de mis gruñidos, no me odia ni mucho menos; conste esto, que es mi mayor orgullo). Pero, claro, hay pastores que deciden las cañadas y a mí no me permiten escoger pastos mejores. Así que, ladro. Es una elección que probablemente no sirva para nada, pero desahoga muchísimo.
ResponderEliminarGracias, y un beso pastoreando.
Muchas gracias por tu visita, amigo Rafa…
ResponderEliminardoquiera que os encontréis
o lo que ocupado os haya.
Y si es tal ocupación
navegar las mismas aguas
de tan necios almirantes,
Dios os dé arrojo y ganas.
Malo es si falta lo uno;
peor, si las otras faltan.
Un abrazo.
...bien provisto de uno y otras
ResponderEliminarcomo quien estrena plaza,
latines y griegos lanzo
contra viento y marejada.
¿quién se cuida de almirantes
si desde el puente a las jarcias
horacios safos catulos
y homeros nos acompañan?
las leyes ni los mercados
no nos ganan la batalla:
pisas, loes e inspectores
a nuestro galope ladran.
(a orillas del Betis sigue
vida recién estrenada,
con menos ocio que asueto,
quien este abrazo te manda).
Qué gran navegante sois,
ResponderEliminaramigo. Con tal compaña,
de latines pertrechado
y Grecia en la vela alta,
si buena ruta os espera
puerto mejor os aguarda.
Bien decís: no hay que ocuparse
de quienes la mar no aman,
de quienes sólo pretenden
nortes en la bocamanga…
El mayor norte es la proa;
y en el mar dejarse el alma.
Bien lo sabéis, navegante
con que el Betis se engalana.
La dicha
ResponderEliminarde ser perro y ser hombre
convertida
en un solo animal
que camina moviendo
seis patas
y una cola
con rocío.
P.Neruda.
Me voy unos dias a la elegante Venecia,ya te contaré.
Gracias, Veridiana, por este apunte de despedida; y feliz "navegación" por las calzadas sin tierra.
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