Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2010

El otro pensador

. En Figueira da Foz un 25 de agosto cercano . No sé qué hace allí, ni quién lo puso allí para hacer lo que yo no sé. A su derecha queda el mar, el océano inmenso. A su derecha y cerca. No se ve, se intuye; se oye y huele. Pero él no mira tanta cercanía ni atiende a tanta posibilidad. Él parece pensar. Visto de frente, incluso parece enfadado. No me extraña, supongo que es por la verja, por esa cárcel de acero que le niega la inmensidad que permitimos –todavía– al océano. Porque el pensamiento es como el océano, cuyo límite es la tierra; pero si el océano quiere, ni la tierra lo limita: si se embravece, la costa tiembla; si ruge, el hombre calla…, y aguarda la mansedumbre de las olas para cobrar el fruto de su respeto. Con este pobre pensador no sucede lo mismo. Está encerrado, rodeado de un acero implacable que le impide el mar y le niega la inmensidad. Cuando lo vi, no pude resistir la tentación de fotografiarlo. Ni de pensar que ese montón de materia triste tras una verja era un esp

Cuando llegue septiembre

. . Septiembre es un mes de recortables. Quiero decir que hacemos su escenario recortando las figuras que nos quedaron en el alma perdida, en esa fantasía que, entre disgustos y entusiasmos, se nos fue haciendo tierra-firme en los ayeres que somos. Porque, ontológica y rigurosamente hablando, eso es –nos guste o nos disguste– lo único que ciertamente somos : un racimo de ayeres y un juego de recortables. Cuando yo era niño –cosa que, pese a parecer sorprendente, hubo una vez que fue verdad– la realidad virtual se hacía con tijeras y Colinón . Ahora se hace de otra forma, que a mí, naturalmente, no me parece la debida. Pero la cuestión no es ésta. Yo hablo de septiembre. Con voluntad existencial, a qué negarlo... Porque el año real muda en septiembre. No en enero, como confusamente pensamos, sino en septiembre, que es cuando nos embarcamos en la nave de siempre hacia un puerto desconocido y, para evitar naufragios, nos recortamos el alma y pegamos sus humildes glorias en las carta

Entre chulos y estraperlistas

. . La Razón es la patria natural del ser humano y el Estado que administra los bienes que corresponden a aquélla se llama racionalidad. La racionalidad exige una tasa para el comercio de tales bienes. Y esa tasa es la verdad. Cuando la racionalidad hace trampas, cuando compra y vende silogismos sin pagar a la verdad sus tributos; cuando embauca, seduce, corrompe o distorsiona los fundamentos a que se debe, aparece el estraperlo (ahora se llama mercado negro , lo que chirría, por cierto, con la siempre vigilante corrección política ). Y las ciudades del hombre se llenan de estraperlistas. Aunque pueda parecer lo contrario, no estoy hablando de economía, sino de filosofía de la verdad. O, lo que es lo mismo, del amor a la patria que por naturaleza nos corresponde y anda prostituida por las tertulias de sus mercaderes. Cada vez que abro un periódico, consulto una web o escucho un trocito de conversación en cualquier calle, me llega el tufo indecente del estraperlismo. Porque a los ciuda

Bye, bye... Earth!

. We have made remarkable progress in the last hundred years. But if we want to continue beyond the next hundred years, our future is in space. Stephen Hawking Ya lo hizo el caballero . Por razones distintas (o no tanto), pero lo hizo. Claro que a él le ocurre lo que a mí, que hace equipajes para el alma y se larga con ella a cualquier otro tiempo. Por algo es inactual . No es lo común en estos días de tanto andén y tanto aeropuerto; con tanta mochila y tanta maleta; sobre tanta playa y ante tanto horizonte… Eso es irse a otro paisaje, eso es ser eventualmente inespacial. Tampoco es de lo que habla Hawking , ese gurú de las ciencias limpias (llamo limpias a las ciencias que se atreven con el tiempo, tanto que lo que nos dicen suena a ciencia-ficción; las otras, las de corto vuelo, no lo son porque se ensucian con la recalcitrante marranada de los hechos). Él propone un modelo de voluntad nuevo para planificar otro tipo de viaje. Como si dijera: muchachos, ya está bien de tonterí

El equipaje

. Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar. Antonio Machado No serán muchas cosas; tú bien sabes que detesto llenar el maletero de empeños prescindibles, que prefiero las alforjas de viento de las aves. Y sobre todo, no olvidar las llaves, para volver –si puedo– adonde quiero –mi billete de vuelta es un llavero, un renglón de metal de amadas claves–. No serán muchas cosas… Tres o cuatro pinceladas del alma entre la gente. Un aplauso que no tuvo teatro; tal vez un verso, que quedó pendiente... Y en mis ojos, de lejanía llenos, los tuyos... donde echar a Dios de menos. 7 agosto 2010 .

La isla y la rebeldía

. . Dejémonos del tiempo... Dejémonos de todo: la vieja mecedora del hastío, la luz de la mesilla como un faro sobre la mar rizada de las sábanas, los cuerpos enredados entre besos, tristezas y naufragios… Dejémonos del tiempo que está casi cumplido, que no quiso esparcir ni glorias ni grandeza, que fue humilde y vulgar, que anduvo entre relojes cotidianos señalando las horas obligadas, previstas... Y volvamos los ojos a la ciudad que nunca visitamos, a esa ciudad que sólo fue proyecto y horizonte de un día de entusiasmo, puerto de promisión en las costas de un sueño que inventaba su crónica y su hazaña… Dejémonos del tiempo, que al cabo desembarca en la isla final que no quisimos. Septiembre 2002 .