Ir al contenido principal

El encerrado

.

No tengo ganas del tiempo: hace tiempo que perdí esas ganas. En mi caso es comprensible; así que me refugio en lo que ya dejó de ocurrir. Supongo que es por lógica de vida. Pero yo hago lo posible para que no se note: estar en este o aquel día parece que nos hace suceso de uno u otro. Por eso sigo estando, por simple disimulo ontológico. Pero, si soy moralmente sincero, lo cierto es que hace tiempo me quedé en estas palabras…
.



.

Comentarios

  1. asi,,, en la noche , oyendo tus palabras susurradas,siento tu miedo, tu soledad y se me estremece el alma.
    Un bes.Doña Anónima

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu visita, doña Anónima. La verdad es que esto es casi una antigualla: la grabación (con Mahler de fondo y todo) tiene diez u once años, la foto unos tres (y además creo que ya la he utilizado en otra entrada) y el poema pertenece a “La asamblea de las sombras” que se publicó en 1998. Pero ayer estuve trasteando con Movie Maker y lo junté todo para ver qué tal “sonaba” en Youtube.

    El poema tiene una lectura algo tétrica y otra más filosófica, como de alma platónica prisionera en el cuerpo, en la caverna... Nada importante al cabo.

    Gracias por ese “estremecimiento”; y un beso, naturalmente.

    ResponderEliminar
  3. Tenía otros planes,pero con ese mensaje... es para salir en "operación rescate",mejor invitarte a un mojito con cava rosado.

    Por encima de este mundo,queda algo personal,inevitable irrepetible,que te obligará a salir de esa tumba tenebrosa.

    Un beso sabatino.

    ResponderEliminar
  4. Vaya, mi temida Circe, siempre dispuesta a ofrecerme la copa de algún hechizo. Lo malo es que a mí con la bebida me pasa lo que con casi todo: soy poco amigo de las “mezclas” y probablemente bastante aburrido. Mi “dieta alcohólica” se ciñe al brandy, el bourbon y la cerveza (bueno, y el vino durante las comidas). Y siempre sin “fantasías”, ni siquiera hielo para los primeros. De todas formas se agradece la intención del “rescate”. Además, recuerda que tú me convertiste en ave Fénix; por consecuencia, no hay de qué preocuparse.

    Gracias siempre por tu cariñosa compañía.

    Un beso, ya casi dominical.

    ResponderEliminar
  5. Será una antigualla,como tú dices, aunque la has actualizado por alguna razón y...desde luego "suena" y sobre todo,cuando todo es silencio.
    En algún momento,nuestro espíritu se liberará de nuestro cuerpo, pero yo , personalmente, espero que tarde, aunque este cuerpo serrano me dé sus quebraderos de cabeza.
    Ya sé, que no te refieres a esto, lo que pasa es que cuando abro tu blog, tus palabras se me escapan por entre las teclas y mientras las ordeno,tardo en entender el mensaje más profundo y me quedo con el más superficial.
    <<<<perdón<<<<<<<<<<
    En cualquier caso, buenas noches Un beso.D.Anónima

    ResponderEliminar
  6. ¿”Entender el mensaje más profundo”…? Me halaga vuesa merced, doña Anónima, con tal consideración. No hay aquí profundidades ni cosa que se le parezca; ¡qué más quisiera yo!: sólo soy un soldado de las palabras (sin grado, naturalmente) que hace servicio de imaginaria. Un poco extravagante, desde luego, pero nada más.

    En cuanto al blog, alguna vez lo definí como un “blog amastinado”, es decir, una colección de ladridos. Algo así es lo que hacen los mastines por la noche: ladrar… porque tanto silencio les da miedo.

    Gracias por pensar de mí más de lo que en realidad hago.

    Un beso, Dña. Anónima.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

La metáfora amable

El mundo está tenso, enrarecido. Casi todo lo que uno oye o lee es desagradable; y si no lo es, parece contener un inquietante presagio. A los felices veinte del pasado siglo les sucedieron los amargos treinta y los trágicos cuarenta. Latía extraño el hombre, y cuando el hombre late de ese modo, algo podrido cocina la historia. Cientos, miles de veces ha ocurrido así. Para Sísifo –siempre Sísifo–, al final del esfuerzo sólo está la derrota. Su modesto placer de coronar la cumbre es efímero y repetidamente inútil. No hay paz ni paraíso al cabo de la escalada; sólo desolación, tristeza, crueldad, destino… ¿Existe el destino? ¿Debe ocurrir siempre lo que siempre ha ocurrido? ¿Es de verdad la historia la brillante sustitución de la fatalidad natural por la libertad humana o es simplemente la metáfora amable de la ‘ordenada’ crueldad de aquélla? Las especies combaten, y se destruyen y sustituyen. ¿Y las culturas? ¿Y los pueblos del hombre?... ¿Qué de especial creímos ver en los h

El destino de las supernovas

. . Luz, ¡más luz! J. W. Goethe …somos polvo de estrellas C. Sagan La mayor parte de los átomos es vacío . Al cielo le ocurre algo parecido con la oscuridad. La luz es toda una excepción: un paseo puntual de diminutas y alejadas insolencias. Porque la luz es una insolencia, un atrevimiento, una osadía rodeada de sombras que, al cabo, revienta hastiada de tanta y tan constante hostilidad. Luego se esparce en la noche, como un raro prodigio, y siembra lugares y posibles miradas. Del agotamiento de la luz ante su empresa nacen rincones en la oscuridad, surgen otras diminutas y alejadas insolencias que miran al cielo y admiran su vencida hazaña. Eso dicen al menos los sabios que de aquélla saben. El hombre es la mies de una derrota, el pan de un desastre. Pero también el atleta que recoge el testigo de una rebeldía luminosa. El hombre es un héroe trágico que se obstina en la luz, como la luz se obstina en no ser su contrario. Supongo que es así porque si no, ser humano sería una indecenc

La tristeza de la inocencia

Por Julia y a su hijo Julio Me han llegado noticias tristes por ese golpe tan temido de los teléfonos, repentinos y traidores como es su costumbre. Un familiar lejano, una mujer, mayor desde luego, aunque eso... ¿qué importa? …Y  he pensado en uno de sus hijos; un niño detenido por la vida, varado en una luz de infantil inteligencia que oscureció la caprichosa divagación de un cromosoma y nació bendecido de inocencia interminable. He pensado en ese niño, que ha cumplido ya los años de los hombres, aunque no sus soberbias ni vanidades... Y he pensado en la tristeza y el abandono, un abandono en su caso más cruel por la distancia inmensa de los otros. He pensado en el desconcierto de su ternura mirándose al espejo; y en el estupor de su niña memoria ante el beso sin labios de su madre. Un río de pequeños recuerdos; tal vez, algunas lágrimas; un no saber, un  sí sufrir la soledad repentina, inexplicable...Y el dolor de su alma en carne viva golpeándose desconcertada