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Cristo, Lope y Velázquez

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Amo el XVII –creo que es evidente en mi perfil–, no porque este siglo alcanzara ninguna perfección especial, sino porque tenía una grandiosa esperanza. Soy consciente de que había tristeza, dolor e injusticia –tánto de todo y más de cada cosa de lo que hoy pudiera imaginarse–. Sé que había tiranía y traición. Y crimen y pordiosería, una enormidad de pordiosería… Sé de todo eso –¡por favor, no me lo cuenten de nuevo!– Pero la verdad es como la hiedra: puede trepar y alzarse cuando encuentra el muro de un edificio consistente, o desmayar su esperanza si la pared no es más que una tienda de campaña.

Entienda quien entenderme quiera. Aunque me da lo mismo que lo haga o no. En todo caso, Lope habló de esta verdad con brillantez sublime y Velázquez bordó tanta trascendencia en la bendición irrepetible de sus pinceles.

Yo sólo puedo ponerles voz y admiración…

Y dedicarlo, de paso, a unos dos millones de jóvenes, más o menos, que esta última semana han avivado su recuerdo.



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Comentarios

  1. Abrí , la "imaginaria".Todavía no había amanecido y me encuentro con......
    esta preciosidad.

    Un besazo

    Doña Anónima

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Doña Anónima, por tan madrugadora visita y su "aumentativa" afectuosidad.

    Besos.

    ResponderEliminar
  3. Hermosisimo resumen de esta gratificante experiencia que hemos vivido Antonio.
    Lope, Velazquez, T. Luis de Victoria, juventud que se mueve amorosamente por El....
    ¡Cuanta belleza en su Nombre....!Como veras, Cristo esta entre nosotros siempre.
    Un beso.


    P.D. No me funciona la tecla de las tildes.

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  4. Tienes razón, Inma (repara una vez más en estos detalles “penitenciales” míos sobre la “posesión de la razón”), Él “está” siempre ahí, procurando nuestra amistad como escribiera Lope. Aunque a veces no le hagamos mucho caso –yo particularmente, que soy tan poco cuidadoso del trato con los demás–.

    Un beso, y gracias por tu visita.

    P.D.: ¿Pero no era nuevo el ordenador...? Pues vaya timo!

    ResponderEliminar

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