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Mostrando entradas de mayo, 2013

Porque...

Porque es triste, muy triste. Porque es inmensa la decepción que sabe la tristeza. Porque han oxidado el presente y amputado la esperanza. Porque han hecho del ayer coartada, del hoy embuste, del mañana vértigo. Porque insultan la vejez que el viejo se merece. Porque anochecen la promesa que la juventud aguarda Porque comercian con la fe del inocente. Porque se han permitido la abundancia robando a la pobreza. Porque son iguales; sólo ellos –¡todos ellos!– iguales. Porque cercan y se baten como lobos por devorar la cierva que aún palpita. Porque han hecho de la tierra de todos cortijo de unos cuantos. Porque ensucian las palabras cuando hablan, Porque pudren las ideas si las piensan. Porque mienten… ¡Porque es triste, muy triste, la filiación de un español en estos días! 27 mayo 2013

Historia de cualquiera

Se presentó de improviso un día de hace tiempo. No me di cuenta entonces de que era quien era. Ni de que íbamos a estar tanto tiempo juntos. De niño me encontraba con ella a diario, nada más despertar, colocando mis cosas en un orden preciso que yo no comprendía. Luego jugábamos a todo lo imposible, a todo lo que no seríamos nunca..., pero éramos felices. Todo cambió cuando murieron los juegos: los días sin infancia se vuelven agridulces. La veía y la amaba, aunque a veces la odiaba y quería que se fuera. Pensé hasta negarle la palabra, romper con ella definitivamente, impedir que amaneciera junto a mí y situara mi tiempo con mis cosas en un orden que nunca he comprendido ­–supongo que esto ocurre en toda adolescencia–. Pero también murieron los agridulces días sin infancia ­–todo acaba muriendo–. Sin embargo, ella siguió junto a mí ordenando los meses y los años; los gozos, las tristezas, las derrotas, los triunfos… No sé si supe amarla entonces; tal vez me limité a co