Todo el dolor, toda la consternación, todo el
desaliento, toda la injusticia, todo el horror, todas las llagas, toda la
tristeza, todo el fracaso, toda la sinrazón, toda la podredumbre, todo el espanto,
toda la iniquidad, todo el silencio, toda la infamia, toda la desolación, toda la
angustia, todas las úlceras, toda la traición, todo el vacío, toda la
vergüenza, todo el desconsuelo, toda la tragedia, toda la destrucción, toda la
desesperanza, todo el pánico, toda la amargura, toda la desazón, todo el
abandono, todas las calamidades, toda la necesidad, todo el desastre, todas las
heridas, todas las amputaciones, toda la desesperación, toda la enfermedad, toda
la muerte, todas las lágrimas…
En portada, todos los otros días de la indiferencia nuestra…. Todos los días de
cada día, sin noticia de nuestra voluntad.
ResponderEliminarQuerido Antonio, enumeras síntomas, iba a decir, de una sociedad enferma. Pero no. Creo que lo que sucede es que, esta, la sociedad, está formada por individuos inmaduros, ya que si aceptáramos la idea de que la sociedad está enferma implicaría que uno está sano o, al menos, no necesariamente enfermo. La sociedad, de esta manera, sería lo otro, ni siquiera el otro, sino otros, aquellos que desconocidos son parte de la gente, anónimos y masivos semejantes y por lo tanto nos libraríamos, así, de la parte de responsabilidad que le corresponde a cada uno y pasaríamos a englobar la lista de individuos inmaduros.
Pero la esperanza nos lleva a pensar que estos movimientos ciudadanos que se manifiestan poco a poco abrirán un camino hacia algo mejor.
Un beso
Querida Doña A, yo sí creo que la sociedad, esta sociedad, está enferma. Es más, creo que está acabada; y yo, por los menos, ni me libro de su enfermedad ni me siento justificado porque haya (que sin duda haylos) quienes se dejan la vida en esos “otros días” haciendo frente a tanta barbarie. Pero tú hablas de una idea de sociedad que no comparto. Es como si dijeras: “esto es lo que hay, y ‘lo que hay’ no puede estar enfermo porque la salud entonces sería una cosa que no existe (no es ‘lo que hay’) y, con presumirla, lo único que haces es escurrir el bulto de tu responsabilidad asumiendo la enfermedad y consolándote con una salud ficticia. Pero no hay que preocuparse: disponemos de unos cuantos antibióticos (movimientos ciudadanos?) que acabarán quitándonos el dolor de muelas.”
ResponderEliminarSi en el siglo XXI de nuestro tiempo, a, más o menos, un millón de años de los bocetos de la especie, la sociedad, esta sociedad, no está enferma, sino sólo “formada por individuos inmaduros”, entonces la enfermedad es el hombre. O el hombre es un ensayo idiota de la evolución, que tanto monta. Todo sobra, pues; así que, ¡apaga y vámonos!
Gracias por tu visita.
Un beso.
http://www.youtube.com/watch?v=99TF8UkZoXg
ResponderEliminarMe ha costado encontrar este corte de esta maravillosa película. Cada uno saque sus conclusiones, a mí me parece muy elocuente cuando Gandhi recuerda en su diálogo con el periodista su educación en la escuela y cómo les inculcaban a través de una sencilla cancioncilla que "los dolores ajenos míos son".
Os invito además a este soneto de Juan Ballester Palazón
“Ese dolor ajeno que me mata
que encallece mis manos, que me humilla;
ese dolor clavado como astilla
en el fondo del pecho de hojalata.
Ese dolor que acusa y me delata,
que me priva del sueño y me mancilla,
que quema y humedece mi mejilla,
que me deja sin paz, que me maltrata.
Ese dolor agudo que no es mío
pero que sí lo es, que lo comparto
con el enfermo, el paria y el vencido.
Ese dolor a cuestas, ese frío
que penetra los muros de mi cuarto
y cae hasta un papel, desvanecido.” Un beso Cupi
En efecto, Cupi, que “cada uno saque sus conclusiones”, y ponga entre ellas la historia del mundo desde 1948, año de la muerte de Gandhi.
ResponderEliminarEn cuanto al soneto, es un perfecto análisis de lo que, por desgracia, nos es tan fácil arrinconar en la memoria.
Gracias y un beso.
Creo que no me he sabido explicar. Lo que pretendía decir precisamente es lo contrario de lo que tu has interpretado. Para mí es importante asumir la parte de responsabilidad que cada uno tenemos en esta sociedad.
ResponderEliminarEso por un lado y por otro, para mí, asumiendo la enfermedad es la única manera que tengo de poder combatirla. Negando una realidad no es posible enfrentarse a ella y mucho menos consolarse con una salud ficticia. Estar enfermo no significa no poder curarse.
Para mi, la inmadurez implica, entre otras muchas cosas, falta de responsabilidad.
Ah! Y jamás escurro el bulto.
Un beso
De acuerdo pues. Y yo no digo que tú escurras el bulto. Si te das cuenta, la afirmación en cuestión está dentro del entrecomillado que sigue al ‘Es como si dijeras…’ Vamos, que pertenece a lo que yo he entendí que reprochabas tú a quienes aceptaran que la sociedad estaba enferma.
ResponderEliminarGracias otra vez.
Un beso.