Ir al contenido principal

Los otros días



Todo el dolor, toda la consternación, todo el desaliento, toda la injusticia, todo el horror, todas las llagas, toda la tristeza, todo el fracaso, toda la sinrazón, toda la podredumbre, todo el espanto, toda la iniquidad, todo el silencio, toda la infamia, toda la desolación, toda la angustia, todas las úlceras, toda la traición, todo el vacío, toda la vergüenza, todo el desconsuelo, toda la tragedia, toda la destrucción, toda la desesperanza, todo el pánico, toda la amargura, toda la desazón, todo el abandono, todas las calamidades, toda la necesidad, todo el desastre, todas las heridas, todas las amputaciones, toda la desesperación, toda la enfermedad, toda la muerte, todas las lágrimas…


En portada, todos los otros días de la indiferencia  nuestra…. Todos los días de cada día, sin noticia de nuestra voluntad.


Comentarios


  1. Querido Antonio, enumeras síntomas, iba a decir, de una sociedad enferma. Pero no. Creo que lo que sucede es que, esta, la sociedad, está formada por individuos inmaduros, ya que si aceptáramos la idea de que la sociedad está enferma implicaría que uno está sano o, al menos, no necesariamente enfermo. La sociedad, de esta manera, sería lo otro, ni siquiera el otro, sino otros, aquellos que desconocidos son parte de la gente, anónimos y masivos semejantes y por lo tanto nos libraríamos, así, de la parte de responsabilidad que le corresponde a cada uno y pasaríamos a englobar la lista de individuos inmaduros.
    Pero la esperanza nos lleva a pensar que estos movimientos ciudadanos que se manifiestan poco a poco abrirán un camino hacia algo mejor.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Querida Doña A, yo sí creo que la sociedad, esta sociedad, está enferma. Es más, creo que está acabada; y yo, por los menos, ni me libro de su enfermedad ni me siento justificado porque haya (que sin duda haylos) quienes se dejan la vida en esos “otros días” haciendo frente a tanta barbarie. Pero tú hablas de una idea de sociedad que no comparto. Es como si dijeras: “esto es lo que hay, y ‘lo que hay’ no puede estar enfermo porque la salud entonces sería una cosa que no existe (no es ‘lo que hay’) y, con presumirla, lo único que haces es escurrir el bulto de tu responsabilidad asumiendo la enfermedad y consolándote con una salud ficticia. Pero no hay que preocuparse: disponemos de unos cuantos antibióticos (movimientos ciudadanos?) que acabarán quitándonos el dolor de muelas.”
    Si en el siglo XXI de nuestro tiempo, a, más o menos, un millón de años de los bocetos de la especie, la sociedad, esta sociedad, no está enferma, sino sólo “formada por individuos inmaduros”, entonces la enfermedad es el hombre. O el hombre es un ensayo idiota de la evolución, que tanto monta. Todo sobra, pues; así que, ¡apaga y vámonos!
    Gracias por tu visita.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  3. http://www.youtube.com/watch?v=99TF8UkZoXg
    Me ha costado encontrar este corte de esta maravillosa película. Cada uno saque sus conclusiones, a mí me parece muy elocuente cuando Gandhi recuerda en su diálogo con el periodista su educación en la escuela y cómo les inculcaban a través de una sencilla cancioncilla que "los dolores ajenos míos son".
    Os invito además a este soneto de Juan Ballester Palazón
    “Ese dolor ajeno que me mata
    que encallece mis manos, que me humilla;
    ese dolor clavado como astilla
    en el fondo del pecho de hojalata.
    Ese dolor que acusa y me delata,
    que me priva del sueño y me mancilla,
    que quema y humedece mi mejilla,
    que me deja sin paz, que me maltrata.
    Ese dolor agudo que no es mío
    pero que sí lo es, que lo comparto
    con el enfermo, el paria y el vencido.
    Ese dolor a cuestas, ese frío
    que penetra los muros de mi cuarto
    y cae hasta un papel, desvanecido.” Un beso Cupi




    ResponderEliminar
  4. En efecto, Cupi, que “cada uno saque sus conclusiones”, y ponga entre ellas la historia del mundo desde 1948, año de la muerte de Gandhi.
    En cuanto al soneto, es un perfecto análisis de lo que, por desgracia, nos es tan fácil arrinconar en la memoria.
    Gracias y un beso.

    ResponderEliminar
  5. Creo que no me he sabido explicar. Lo que pretendía decir precisamente es lo contrario de lo que tu has interpretado. Para mí es importante asumir la parte de responsabilidad que cada uno tenemos en esta sociedad.
    Eso por un lado y por otro, para mí, asumiendo la enfermedad es la única manera que tengo de poder combatirla. Negando una realidad no es posible enfrentarse a ella y mucho menos consolarse con una salud ficticia. Estar enfermo no significa no poder curarse.
    Para mi, la inmadurez implica, entre otras muchas cosas, falta de responsabilidad.
    Ah! Y jamás escurro el bulto.
    Un beso

    ResponderEliminar
  6. De acuerdo pues. Y yo no digo que tú escurras el bulto. Si te das cuenta, la afirmación en cuestión está dentro del entrecomillado que sigue al ‘Es como si dijeras…’ Vamos, que pertenece a lo que yo he entendí que reprochabas tú a quienes aceptaran que la sociedad estaba enferma.
    Gracias otra vez.
    Un beso.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

La metáfora amable

El mundo está tenso, enrarecido. Casi todo lo que uno oye o lee es desagradable; y si no lo es, parece contener un inquietante presagio. A los felices veinte del pasado siglo les sucedieron los amargos treinta y los trágicos cuarenta. Latía extraño el hombre, y cuando el hombre late de ese modo, algo podrido cocina la historia. Cientos, miles de veces ha ocurrido así. Para Sísifo –siempre Sísifo–, al final del esfuerzo sólo está la derrota. Su modesto placer de coronar la cumbre es efímero y repetidamente inútil. No hay paz ni paraíso al cabo de la escalada; sólo desolación, tristeza, crueldad, destino… ¿Existe el destino? ¿Debe ocurrir siempre lo que siempre ha ocurrido? ¿Es de verdad la historia la brillante sustitución de la fatalidad natural por la libertad humana o es simplemente la metáfora amable de la ‘ordenada’ crueldad de aquélla? Las especies combaten, y se destruyen y sustituyen. ¿Y las culturas? ¿Y los pueblos del hombre?... ¿Qué de especial creímos ver en los h

El destino de las supernovas

. . Luz, ¡más luz! J. W. Goethe …somos polvo de estrellas C. Sagan La mayor parte de los átomos es vacío . Al cielo le ocurre algo parecido con la oscuridad. La luz es toda una excepción: un paseo puntual de diminutas y alejadas insolencias. Porque la luz es una insolencia, un atrevimiento, una osadía rodeada de sombras que, al cabo, revienta hastiada de tanta y tan constante hostilidad. Luego se esparce en la noche, como un raro prodigio, y siembra lugares y posibles miradas. Del agotamiento de la luz ante su empresa nacen rincones en la oscuridad, surgen otras diminutas y alejadas insolencias que miran al cielo y admiran su vencida hazaña. Eso dicen al menos los sabios que de aquélla saben. El hombre es la mies de una derrota, el pan de un desastre. Pero también el atleta que recoge el testigo de una rebeldía luminosa. El hombre es un héroe trágico que se obstina en la luz, como la luz se obstina en no ser su contrario. Supongo que es así porque si no, ser humano sería una indecenc

La tristeza de la inocencia

Por Julia y a su hijo Julio Me han llegado noticias tristes por ese golpe tan temido de los teléfonos, repentinos y traidores como es su costumbre. Un familiar lejano, una mujer, mayor desde luego, aunque eso... ¿qué importa? …Y  he pensado en uno de sus hijos; un niño detenido por la vida, varado en una luz de infantil inteligencia que oscureció la caprichosa divagación de un cromosoma y nació bendecido de inocencia interminable. He pensado en ese niño, que ha cumplido ya los años de los hombres, aunque no sus soberbias ni vanidades... Y he pensado en la tristeza y el abandono, un abandono en su caso más cruel por la distancia inmensa de los otros. He pensado en el desconcierto de su ternura mirándose al espejo; y en el estupor de su niña memoria ante el beso sin labios de su madre. Un río de pequeños recuerdos; tal vez, algunas lágrimas; un no saber, un  sí sufrir la soledad repentina, inexplicable...Y el dolor de su alma en carne viva golpeándose desconcertada