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Mostrando entradas de noviembre, 2015

La lección repetida e ignorada

Podría empezar como si fuera un cuento: ...Hace muchos, muchos años, se crecía entre voces desnudas de imagen. Por entonces, sólo las palabras, escritas o habladas, abonaban las párvulas inteligencias de  los niños. Leían y escuchaban sólo libros, sólo enormes aparatos de radio. Y tenían de sobra porque nadie echa en falta lo que no tiene ni  piensa que pueda tenerse. Algunos supondrán que aquél era un tiempo oscuro. Nada más incierto: la claridad no es patrimonio de la luz en los ojos, ni mucho menos. Es más, la luz de verdad hay que buscarla en otra parte; tal vez en las bodegas del pensamiento. Y ahí, desgraciadamente, el hombre se parece al holandés errante y a su fantasmal navío: siempre navega en mares de repetida sombra. Hace muchos, muchos años, cuando yo era niño, unos pocos minutos (la abundancia no estaba aún inventada) de las tardes de invierno se llenaban de cuentos y fábulas que uno escuchaba, casi religiosamente, por la radio. Voces amables sin paisaje ni rost

Palabras mientras noviembre

A mi padre, por todos los que le faltan, y a mí, por tantos que ya no tengo Uno empieza a vivir ajeno a casi todo cuando se da cuenta de lo poco que tiene que ver con casi nada. En realidad, la vejez consiste en eso: en apartarse con estoica elegancia del mundo, indiferente ya al sueño por que alguna vez lo creímos sostenido. Un capitán honorable se hunde con su barco y llora el naufragio de su tripulación; un miserable salta por la borda y chapotea reclamando el auxilio de los equipos de salvamento. Se muere de adentro hacia fuera cuando la vida nos traiciona, cuando se entrega a su negación antes de lo debido y, con tan infame alianza, nos expulsa de la luz y de los otros. Y se muere de afuera hacia dentro cuando la vida nos consiente, cuando nos autoriza a vivirla más tiempo del que pensamos mientras nos roba las almas con que la hicimos... Nos morimos entonces de todos los demás, de todos los que nos faltan; de cuantos, piedra a piedra, levantaron los muros de que ar