A mi padre, por todos los que le faltan, y a mí, por tantos que ya no
tengo
Uno empieza a vivir ajeno a casi
todo cuando se da cuenta de lo poco que tiene que ver con casi nada. En
realidad, la vejez consiste en eso: en apartarse con estoica elegancia del
mundo, indiferente ya al sueño por que alguna vez lo creímos sostenido. Un
capitán honorable se hunde con su barco y llora el naufragio de su tripulación;
un miserable salta por la borda y chapotea reclamando el auxilio de los equipos
de salvamento.
Se muere de adentro hacia fuera
cuando la vida nos traiciona, cuando se entrega a su negación antes de lo debido
y, con tan infame alianza, nos expulsa de la luz y de los otros. Y se muere de afuera
hacia dentro cuando la vida nos consiente, cuando nos autoriza a vivirla más
tiempo del que pensamos mientras nos roba las almas con que la hicimos... Nos
morimos entonces de todos los demás, de todos los que nos faltan; de cuantos,
piedra a piedra, levantaron los muros de que arropamos las noches y, verbo a
verbo, los balcones que abrimos a la esperanza... Nos morimos porque la vida se
vuelve extranjera.
En el primer caso, la muerte
encierra la crueldad de un destierro; en el segundo, la desolación de un
abandono. Porque, cuando la vida te da tiempo, se muere de soledad; de la
intratable soledad de los álbumes y la memoria.
Noviembre 2015
Es aprender a estar consigo mismo mientras la memoria lo permite. Efectivamente todo o casi todo empieza a no significar casi nada, pero ese casi nada es lo que nos mantiene vivos por dentro y también por fuera. En realidad solo conservamos aquello que más amamos en el pasado y también en el presente. Quizás sea bueno, quizás sea mejor así, pues no es más que el preludio de la muerte.
ResponderEliminarY como ya dije en otro momento. Es que estamos hechos de otros, de aquellos que amamos y de aquellos otros que hubiéramos deseado que lo hicieran. Esa, en definitiva es la vida que se escapa.
Gracias por tu comentario, Susi. Sin duda estamos hechos de otros; un "otros" amplísimo en que caben los de ayer y de hoy, los de cerca y de lejos. Por desgracia, también hay un "otros" terrible cuya única voluntad es amputarnos esta humilde verdad que nos sostiene.
ResponderEliminarUn beso.