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Mostrando entradas de junio, 2016

La palinodia

En realidad, este soneto tiene sentido leído , si alguien hay que quiera hacerlo, a continuación del publicado ayer. Una retractación de la desesperanza sólo puede entenderse después de su experiencia. Quiero las horas nuevas, que han perdido su norte en los relojes de los hombres, las horas del amor, no de su olvido, los nombres nuevos de sus viejos nombres. Quiero creer que el sol sigue en sus trece de encender horizontes a  la vida, que el tiempo no es del tiempo, que obedece la esperanza en los días encendida. Quiero la eternidad a que se atreve la voluntad de ser una grandeza, no  su cobarde pequeñez  aleve, no la claudicación, no la tristeza. Quiero la luz, el pájaro insumiso, la rota libertad del paraíso! 14 de junio de 2016

La obstinada costumbre del tiempo

No quiero ya las horas diferentes, los crédulos relojes, sus promesas de rotos paraísos. Odio esas malditas dilaciones de las gentes que cultivan palabras; las valientes cobardías de inventar sorpresas en hogueras extintas; las pavesas de sus podridos verbos decadentes. El tiempo es la costumbre del retorno, la tristeza del hombre que no alcanza más allá del poco ser que da al abismo. No quiero ya las horas de su adorno; no el disfraz con que miente su venganza: el tiempo sólo se hace de sí mismo. 13 de junio de 2016