...si existe ese país que ofende al hombre, asolaré en justicia sus dominios. J.M. Mesanza, Contra Utopía II ¿Cuánto dolor un sueño necesita para volverse hastío, desencanto; escombro, polvareda, sombra...; cuánto amanecer en lágrima maldita? ¿Qué horizontes, qué tierras deshabita un verbo pordiosero, sin encanto, que va de nada en nada...; qué entretanto de tiempo espurio, de señal proscrita? Cerrad los libros viejos: todo es nada, burbuja antojadiza, voz sin dueño, quehacer de un dios sin Dios y sin empresa... Y una pregunta aún, desesperada: ¿Cuánta tristeza necesita un sueño para dejar de ser una promesa? ...