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Mostrando entradas de junio, 2022

El vino de la nada

  Las batallitas de los abuelos abruman a los oyentes con la agobiante repetición de su ocurrencia. - Ya está el abuelo con sus “Cañones a mi derecha, cañones a mi izquierda, cañones ante mí… ¡Y allí estaba yo!” No, no es éste el caso. Tengo una edad, pero no tanta como para molar de haber estado en la batalla de Balaclava o presumir de haber merecido un renglón en el poema de Tennyson. Mis batallitas son menos grandiosas y nada heroicas, naturalmente. Ésta de hoy, por ejemplo, consiste en rescatar un viejo soneto al que se le estropeó su vínculo al audio (el original se puede encontrar buscando en Archivos del Blog, enero de 2009). Al no disgustarme en exceso (aunque he retocado alguna que otra palabra), he querido reflotarlo de las honduras abisales de los años pasados, ésas que van cultivando el olvido en los ayeres de un blog. Cierro el día. Portazo en la mirada y la noche de pronto; de repente, la oscuridad. Estamos frente a frente  bebiéndonos el vino de la nada. Robo

Aquel molesto objeto

  No merecieron nunca mucho aplauso. En realidad no merecieron ninguno. Fueron, como esas hierbas que asoman a veces por los bordillos de las aceras o entre las grietas de las calzadas, una tilde de vida que no acentuó pálpito alguno, un arañazo de luz que no supo herir ninguna oscuridad. Sin embargo, ahí están, enterradas, hundidas en el alma, sosteniendo la vida que me queda, el sueño que aún resiste, el amor que sigue inventándose con tesón, con voluntad empecinada. Como este “objeto molesto” de un noviembre de hace algunos años… ¡Viejas palabras de viejos atardeceres! Lo he puesto en un rincón de la mesa, detrás de los altavoces del ordenador, que, por cierto, no funcionan. Luego me he sentido inquieto: me distraía tenerlo tan cerca, no podía evitar mirarlo de cuando en cuando. Así que lo he guardado en el primer cajón de la otra mesa, la que queda a mi izquierda, la que parece, la que sigue pareciendo por mucho que me empeñe en lo contrario, una papelería entrópica. Y nad