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Mostrando entradas de abril, 2020

Reclusión

En Coslada, Madrid, a veintinueve días de una ciudad en la que aún sueño, mientras abril sobre otras calles llueve por donde sólo van sombras sin dueño. La noche es día, la mañana es tarde: mi ciudad ya no es más que un sinsentido, un tiempo muerto en un reloj cobarde sin hálito en las horas ni latido. En Coslada, Madrid, de vez en cuando imagino lejanos alborotos y niños que regresan correteando de ayeres dulces sin futuros rotos… ¡Y aún sueño esa ciudad cada mañana en Coslada, Madrid, tras mi ventana! Coslada 13 de abril de 2020

Con tanta tristeza

Nunca he visto llover con tanta tristeza. Ya no me atrevo a escribir de pequeñeces. De cosas que parecen haber perdido el derecho a ocupar algún renglón en la esperanza. Se me quitan las ganas de hablar de días como hoy, que han sido lluviosos y algo melancólicos, de los jardines a punto de creerse alquileres de la primavera, del olor inventado de las flores que aún no saben serlo, de los niños que alegran los paisajes y no están, y parecen haber desaparecido tras el improbable flautista de un cuento. ¿Dónde está ese racimo de cosas pequeñas, insignificantes, esas humildades de los días que a fuerza de estar ausentes se nos antojan de pronto imprescindibles? ¿Dónde está el mundo que creímos soñar allende nuestros ojos, al cabo de nuestros oídos, al filo de nuestras manos…? ¿Dónde han ido a parar las formas y los ruidos, los besos, las caricias…? Nunca he visto llover con tanta tristeza como en estos días. Nunca con tanto desamparo… Sobre el jardín solitario y las calles vacía