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Mostrando entradas de junio, 2009

Mística Coslada

. En Coslada, Madrid. Otro verano besando la costumbre del solsticio. Tú, donde siempre: allá en el edificio perfecto de un delirio transmundano. Tú donde tú… Y yo, en el mano a mano con la tierra, el olvido y ese oficio de inventarle a la luz un artificio que para nadie alumbra. Luce en vano la palabra en las noches estrellada; gravitación inversa del deseo que se arroja a la altura para nada; para sacar a un verso de paseo, como a un perro, y caer donde no existe nada más que una ausencia larga y triste. 25 de junio de 2009 .

Cuando el Sol se pone por el Este

. Desde hace algunos días, en esta habitación en donde escribo, el Sol se pone por el Este. A eso de las nueve menos cuarto, por su ventana, que da a Oriente, la certidumbre de un sol inexplicable rompe mi oscura austeridad. No se trata de ninguna revolucionaria distracción astronómica. No se ha decidido el mundo (por desgracia, supongo) a rotar en sentido diferente a su secular costumbre... Es una tontería momentánea, una ilusión especular que viene del sexto piso de un edificio frontero que está a unos doscientos metros de mi casa. Un balcón, los cristales de un balcón… Un solar y provisional rapto. Cualquiera que me conozca un poco aventurará fácilmente cómo va a terminar este asunto.... Porque me estoy acordando de Platón y de su, por unos y por otros –por mí también, claro está–, manoseada caverna . Porque si yo estuviera encerrado siempre aquí; si sólo desde aquí pretendiera hacerme yo una idea de cómo van las cosas del cielo; sí únicamente pudiera ver ese sol estrafalario a esta

De lejos de hoy

. Sin duda, ha sufrido un ataque de envidia. Es evidente que ha leído esas tonterías mías sobre los ‘apocalipsis’ cósmico-humanos o bélico-eróticos y ha querido reivindicar horizontes más platónicos para el amor. Platónicos a la vieja usanza, que dicen el mundo por nombres y hablan de eternidades y sentidos. No voy a hacerle el feo de callar su mensaje. Por el móvil, ése que hogaño celebramos con ‘Príncipes de Asturias’, me han llegado sus seguidillas. Se las perdono por la intención: yo creo que pretenden decirme que los géneros, o sexos, o lo que sea, son capaces de encontrarse y desencontrarse en el mundo de un modo más amable que el usual, egoísta y demoledor a que, últimamente, tan acostumbrados estamos… Me llevé un equipaje de resquemores, de dolor y otras rosas sin tierra o dónde. Y ya se sabe: los jardines del sueño los piensa el aire. Por tu nombre escribía, para tu nombre; de tu nombre tan sólo… ¡y no respondes! Qué mal oficio escribir para el nombre de un artificio Por tu no

De las miserias al paño... o el choque de los mundos

. Un joven de 22 años asesinó ayer a puñaladas a su pareja en un área de servicio… EL PAÍS, 4 de junio de 2009 (… aunque, da lo mismo la fuente, el día y el lugar) Está ahí. Unas veces lo vemos al atardecer; otras, poco antes de despuntar el día. Es rocoso y brillante; prometedor en el alba, evocador frente al crepúsculo. Lucero de la mañana y estrella de la tarde. Venus siempre: rocoso, brillante y con fases. Como la Luna, según los manuales de astronomía. Como el amor, según los cuadernos de la memoria. Cuarto creciente, si el Sol lo acaricia prometiendo plenitudes; cuarto menguante, si advierte inevitables melancolías… ¿Por qué se llama Venus a esa bola de luz que mengua, o crece? ¿Por qué tienen las cosas un nombre que coincide con su crucial sentido? He leído, en esta centinela de la noche, que dentro de tres mil, de cuatro mil, de cinco mil millones de años, podría estar tan cerca de la Tierra que su roca reventaría nuestros mares –un destino que debe de estar escrito en los negr