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Mostrando entradas de abril, 2023

Los libros y nosotros

  Una pequeña reflexi ón que   duerme en los pozos de este blog desde  un día como hoy hace catorce años. Acerca de nosotros saben más los libros que hemos leído que todas las soledades que nos hemos contado. Con el tiempo, los libros nos arruinan los ojos… Y se enteran, con el tiempo, de nuestras almas. Son pequeños cofres para guardar la vida y proteger nuestras humanas y modestas verdades, que no tienen que ver, exactamente, con lo que luego hacemos y después nos pasa. La alcancía de la memoria auténtica está llena de dioses que cosechamos en palabras ajenas. La grandeza de un libro está en la mirada suya, que nos conoce, que sabe de nosotros tanto que sólo nos lo puede contar a nosotros. Abrir un libro nuevo es voluntad de alzarse; abrir un libro añejo, ya leído, es deseo de saberse. Por eso, con los años, uno tiende a releer con más frecuencia viejos libros; porque entonces, cuando todo está ya casi hecho, sólo queremos saber si estuvo bien el tiempo, si mereció la pena el tiempo.

Cambios, cambios...

  Ayer hizo en Madrid un día radiante: azul cobalto en el cielo y sol de luz insolente en los jardines. Ayer, domingo de este abril contestatario que anda incumpliendo la disciplina de los refranes. Y no hay derecho, no señor. Son malos tiempos para mi vieja lengua y su ancestral sabiduría. Por si fuera poco el maltrato al que someten indoctos ministerios a la primera, ahora vienen climas resentidos a patear los decires de la segunda. Nada de abril aguas mil, nada de niños y niñas... Abril me niega la lluvia que tanto amo y unas cuantas criaturas de precaria competencia me llenan voz y bolígrafo de signos extraños y analfabeta sem ántica . No sé, aunque sí supongo, si la sequía tendrá o no que ver con el cambio climático, pero estoy seguro, completamente seguro, de que los eriales del pensamiento, de la libertad y de la crítica se están cociendo en las estupideces del cambio lingüístico. Es mentira (tanto como su autoría proclamada) la afirmación esa que asegura que lo que no se nombra

Gramática de tu ausencia

A Charo convaleciente La casa no tiene nombres que se merezcan acentos; ni adjetivos los jardines en flor de un raro silencio. Al día le faltan rosas; a su circunstancia, adverbios; a los crepúsculos, tildes... ¡Al amanecer, tu verbo! Y a las calles empedradas de este maldito tormento que es pasearlas sin ti, les sobra estar en el tiempo. 4 abril de 2023