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Mostrando entradas de abril, 2010

La aburrida maldad de la idiotez

. Las palabras y los conceptos han sido siempre objetos preciados y delicados para el hombre. Digo “han sido”, que es un pretérito perfecto, porque ya no lo son –que es un imperfecto presente– o lo son cada vez menos –que es un planto tristísimo ante su inminente inhumación–. Hoy por hoy, las primeras y los segundos se tratan sin respeto; se manosean, se ensucian y se rompen en bocas, plumas y cabezas que no son merecedoras de su dilatado esfuerzo. Cultura y filosofía , sin ir más lejos. Hay aspectos comunes entre ambas. Una y otra remiten a totalidades: de usos, costumbres, creencias y destinos, la primera; de ideas, interrelaciones, sentidos y cosmovisiones, la segunda. También hay diferencias, naturalmente: aquélla se hace con el tiempo y su trabajado curso; ésta, desde la enorme mirada de una lechuza que es préstamo de Minerva. Pero la mayor semejanza entre las dos, la que les daba razón de ser, ha sido la peor parada. Esa similitud era también una palabra. Y otro concepto. “Articu

Los otros mirlos

. …vámonos poco a poco, pues ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño. Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha Quieren ser quienes nunca podrían. Ponen la misma tilde oscura entre los árboles en cada atardecer, disimulando su tarea imposible, su no culpable farsa. Cantan igual que cantaban aquéllos que no volveré a oír ninguna tarde. Quieren ser los de siempre. Pero su voz no viene con mis nombres, que andan huérfanos ya, rodando el mundo, preguntándome a quién se referían, qué alegría anunciaban o en qué beso podían refugiarse cuando amaban. ¡Nombres sin qué nombrar, cobijo del silencio que me ha crecido tanto y tan de pronto! No son ellos... No son los que podrían recitar la gramática del alma, recuperar los signos que escribieron la página que no los reconoce. Los oigo. Sé que tienen la razón de la vida... Mis razones son cosa que cantaron otros mirlos. 23 abril 2010

Carta de mañana

. . Mi querido amigo, Ni siquiera sé si estás, si aún estás, pero esta pequeña ignorancia no importa mucho. Que sea o no posible que una carta llegue a reventar el tiempo es algo intrascendente. Lo que importa es que sepas que me acuerdo. De vosotros, de ti, de tantas horas heridas al amor de tanta vida. De tanta fantasía inventándonos el mundo. De tanta seriedad para juzgarlo; para meternos con él y con los hombres, con ese “gran demás” que son todos los hombres… Lo que importa es que sepas –estando o sin estar– que te sigo suponiendo en otro ahora. Y estas cosas llegan siempre; de una forma o de otra; a pesar de las ecuaciones y en contra de los axiomas de la ciencia que manda. Porque tú y yo sabemos que la velocidad de la luz no es límite de nada cuando se viaja en la nave del corazón. Así que, no te extrañe que hoy te llegue una carta de mañana . 3 de mayo de 2023. Me he detenido aquí, en Mimas, tan próximo a los brazos de Saturno que sobrecoge verlo invadir la noche con su exuber

...It's wonderful!

. Something is rotten in Denmark W. Shakespeare. Hamlet La desazón es un sentimiento más o menos elegante; el asco, una reacción más o menos visceral. Escribir sobre la decadencia parece intelectual; hablar de la basura que nos envuelve tiene un aire ineducado. Si uno intenta ser decoroso, el resultado se juzga melifluo; si lo que se pretende es ser auténtico, el producto es un basurero donde la verdad se descompone. El que suscribe, que es mastín envejecido otrora acostumbrado a babear frente a la paz innumerable de las estrellas, ya sólo tiene ganas de ladrar al silencio. Porque detrás de los ladridos sólo queda el silencio, las ondas que la nada devuelve a sus orejas cuando el rumor del día se ha olvidado. Hace tiempo que huele mal la Historia. La nuestra, la de nuestro brillante mundo. Hace tiempo que los entresijos de su valía enfermaron de cáncer -esas células enloquecidas que devoran al propio organismo-. El cáncer no es sólo un padecimiento letal del individuo, es una