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Mostrando entradas de abril, 2024

Un día triste

  Hoy ha sido un día triste. Nunca pensé que la estupidez pudiera provocar tristeza. Los estados de ánimo subyacentes a aquélla suelen ir de la conmiseración a la carcajada. En el circo las extravagancias del augusto la provocan.  Pero tristeza... No. Jamás imaginé tal posibilidad. Verdad es que el tópico habitual del payaso lo describe como un personaje cuyo oficio de bufón oculta alguna personal tragedia. Eso transforma su risa y escenificada torpeza en voluntad de felicidad hacia los otros pese a las calladas lágrimas por sí mismo. Un poco cursi decirlo así, lo entiendo; pero es que el día, amén de tristeza, ha tenido un no sé qué de ñoña cursilería. Y todo se pega, claro. Ignoro si la rara atmósfera emocional que se ha respirado este jueves tiene que ver con el cambio climático. La verdad es que no me extrañaría en absoluto. Desde luego, algo pasaba porque todas las calles de mi pueblo olían a tristeza y, empalagosamente, a narciso. Y tampoco lo entiendo: en la mía no hay más flo