Podría empezar como si fuera un cuento: ...Hace muchos, muchos años, se crecía entre voces desnudas de imagen. Por entonces, sólo las palabras, escritas o habladas, abonaban las párvulas inteligencias de los niños. Leían y escuchaban sólo libros, sólo enormes aparatos de radio. Y tenían de sobra porque nadie echa en falta lo que no tiene ni piensa que pueda tenerse. Algunos supondrán que aquél era un tiempo oscuro. Nada más incierto: la claridad no es patrimonio de la luz en los ojos, ni mucho menos. Es más, la luz de verdad hay que buscarla en otra parte; tal vez en las bodegas del pensamiento. Y ahí, desgraciadamente, el hombre se parece al holandés errante y a su fantasmal navío: siempre navega en mares de repetida sombra. Hace muchos, muchos años, cuando yo era niño, unos pocos minutos (la abundancia no estaba aún inventada) de las tardes de invierno se llenaban de cuentos y fábulas que uno escuchaba, casi religiosamente, por la radio. Voces amables sin paisaj...