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La isla de Calipso

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Estos días que vienen de otros días
enredados en noches engañosas…

Estos días que invaden sin permiso
la celda de mis ojos…

...................................Estos días
esteparios, monótonos, iguales;
sin posada de gestos que he perdido
ni rincones amables donde el alma
deposite una voz, arrope un sueño…

Estos días que pasan, sin que pases
al fondo de sus horas, no merecen
un número, un renglón, un calendario,
un giro de la tierra o de los mares,
una luz, un silencio, un simple mirlo
saltando en mi jardín…

......................................Nada merecen
estos días que no habrían de serlo.

Estos días que insisten en que faltas
después de amanecer y antes de ellos.

Estos días de amor que nada aman.

Estos días tan largos... ¡Estos días!



23 de julio de 2009
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Comentarios

  1. Excelente poema, Antonio. He disfrutado mucho con su lectura. Un saludo.

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  2. Muchas gracias, Antonio; para mí es un lujo saber que te ha gustado.

    Un saludo.

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  3. El poema y el título, ambos son uno, días en vano cuál Ulises, me ha gustado mucho.

    Saludos

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  4. Dices bien, Capitán. Puede que sea en Ogigia, donde Ulises se siente más humano; o al menos, más nostálgico de seguir siéndolo.

    Muchas gracias y un saludo.

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  5. He cogido el relevo en las imaginarias (alguien tiene que hacerlas por si vienen los malos;-) y te escribo en mitad de una de ellas para decirte que, tras los largos días esteparios que nada merecen, llegan las noches de las que uno es dueño, aunque sea para pensar o escribir... o leer.
    Me quedo en la isla de Calipso un rato más, y te dejo un beso para esa tristeza que se cuela por tus poemas.

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  6. Conste que no he abandonado el “servicio”, Olga. Lo que ocurre es que sigo madrugando bastante y a veces estoy muy cansado. Otras es el calor, porque un ordenador, el mío por lo menos, es un “suplemento térmico” que en verano tiene narices… Conclusión, que lo apago.

    Gracias, Olga, por esa larga lealtad con mis palabras. Los besos sobre la tristeza siempre vienen bien. Pero no estoy triste (al revés que Neruda, que lo estaba “siempre”); se trata más bien de seriedad en el corazón. Se parecen, pero son afecciones diferentes.

    Un beso, una vez más, agradecido.

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  7. Me ha recordado a Claudio Rodríguez: "Largo se le hace el día a quien no ama / y él lo sabe". Lo cual quiere decir que me ha gustado mucho, Antonio. Un abrazo.

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  8. Como mi tocayo, por apellido Rivero, yo también he disfrutado con estos versos tan estupendos. Refrigera ese ordenador y sigue escribiendo así. Un abrazo.

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  9. Pues eso debe ser lo que me gusta: la seriedad del corazón. Esa especie de formalidad que tienes, tan melancólica.

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  10. Mucho me alegro yo de que te haya gustado, Juan Antonio. Y ese “recuerdo” es extraordinariamente gratificante para mí. Aunque este Ulises, que es el hombre, que es casi todos los hombres de hoy, no es que no ame, es que ama sin amar nada porque ha convertido el amor en un trajín de “identidades” sin sentido.

    Muchas gracias y un fuerte abrazo (aunque con el calor que hace, no sé si esto de los abrazos es aconsejable).

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  11. Mucho tocayo anda por aquí, Antonio, enteros o “semis” y a cual más expertos. Agradezco mucho, de verdad, vuestras palabras.

    Y seguiré el consejo: voy a ponerle al ordenador unos cubitos de hielo a ver si así nos aliviamos ambos.

    Un fuerte abrazo (y sigo con la duda que dije a Juan Antonio).

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  12. Como dije alguna vez, Olga: creo que esto me pasa porque nací en Viernes Santo.

    Besos muy serios, como corresponde.

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  13. La seriedad en el corazón...
    ... era eso lo intuído, aquello que vive entre las palabras de algunos de tus poemas y ante la cual, nos quedamos como bailando, al lado de esa seriedad del corazón.

    Yo a veces tengo ese sentimiento, pero siempre lo he confundido con cierta melancolía, una melancolía a la que no identificaba como triste si no serena, la vivía como serenidad...
    ... somos complejos.

    ... Sigo bailando entre las palabras de tu poema... lo leo y no sé muy bien por qué recovecos se me enreda el alma, qué es lo que a través de tus palabras se queda reposando en mi pensamiento con esta sensación de vacío...

    "Estos días que pasan, sin que pases
    al fondo de sus horas...

    (...)

    Estos días que insisten en que faltas
    después de amanecer y antes de ellos".

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  14. He descubierto este blog, a través del de Julio Martínez Mesanza, y me he sentido identificado con este poema. Me parece que refleja muy bien la vida del que se siente solo. Los días pasan, áridos y tediosos, como las hojas muertas que se lleva el viento, y sólo merecen hundirse en el olvido. Mientras, la ausencia de amor duele como una herida.

    Felicidades por estos versos.

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  15. Cierto, Ana: somos efectivamente complejos. Por eso me enfada tanto esa tendencia actual de aligerarlo todo, de banalizarlo todo, de pretender vulgar lo que es grandioso y viceversa, o convertir en simple lo no debe serlo en modo alguno. Pero, en fin, creo que esta nefasta moda pasará alguna vez, porque si no lo hace, estamos, humana y humanísticamente, perdidos.

    Y muchísimas gracias por las “serias” palabras que dedicas a este poema.

    Un saludo.

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  16. Bienvenido eres, Ramiro; aunque, llegando de un continente tan espléndido, lo que aquí descubras apenas llegue a la condición de archipiélago.

    Me alegra esa identificación de que hablas. Todo poema, lo pretenda o no, la necesita. Las palabras tienen algo de fantasmas errantes y sólo descansan cuando alguien las acoge. Gracias, pues, por tu sentida acogida.

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  17. La reina de la isla de Ogigia,que dió hospitalidad a Ulisis y le retuvo con sus encantos siete años en la isla. Enamorada del héroe, llegó a ofrecerle, inutilmente la inmortalidad si accedía a desposarse con ella.

    Se ve que yo poseo más...ya que vos si habeis accedido al preciado don de la inmortalidad.

    Precioso poema.
    Para mi los dias pueden ser tediosos, monótonos pero tremendamente cortos.

    Un beso encantado

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  18. Decís bien: he accedido. Pero a costa de achicharrarme; padecimiento este que sin duda estoy sufriendo en la canicular empresa en que me hallo. El domingo –he leído– estaremos frisando los cuarenta (grados, quiero decir) por estas tierras. Hállase pues cercano mi “renacimiento”. Claro que no soy el único: haberlos haylos que caminan ya como teas verticales por nuestras mediterráneas costas.

    En cuanto a los días… Ay, los días son cortos cuando se vive de ellos; pero indeciblemente largos cuando de ellos se muere.

    Gracias y un beso (ya casi incinerado).

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  19. Os mando un soplo Divino que alivie vuestros sofocos.

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  20. ¡Gran favor con tal me hace Vuestra Veridiana Divinidad!

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  21. Estos días, Antonio... aún con todo... son días. Sirven. Aunque no queremos, siguen teniendo 24 h. Estos días son largos y se arrastran. No hay apenas cambio... por eso ni se mueven.

    Parece mentira que el tiempo sea tiempo esos días. Que sea el mismo tiempo... cuando tienes sensación de que , más que vivirlo, te vive y te succiona...

    De esos días igual aprendemos a volver a aprender cómo se llena el tiempo.

    Yo también tengo esos días y el poema ... siempre me pasa igual... me hubiera gustado poderlo escribir con tu maestría.

    Gracias, Antonio. Poeta que llena de palabras... esos días.

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  22. A propósito, le invito a ver el blog que abrí la semana pasada:

    http://cuadernodefulgores.blogspot.com/

    Saludos.

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  23. Encantado, Sunsi, con tu visita. A veces, el problema no es llenar el tiempo, sino más bien vaciarlo. Tan repleto pasa sobre nosotros, que no podemos con él, que nos pesa demasiado y lo que deseamos es un tiempo más ligero, más liviano, lo suficiente como para no complicarnos la esperanza. A Ulises le pesa la inmortalidad y la inalterable juventud prometidas por Calipso. Como a él, hay algo que nos pesa a todos algunos días, o bastantes días… O demasiados.
    Gracias siempre, Sunsi.

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  24. Hola de nuevo, Antonio. Comenté tan tarde que ya era hoy. Es el temor de la noche achicharrante.Y no leí los demás comentarios.
    Ahora caigo que hay un añadido insoportable: el calor. Para algunos más insoportable que para otros. Estos días llevo el tema muy mal. No se puede dormir. Si te mueves demasiado, igual como si te hubieras bañado. En Tarraco otro añadido: la humedad.

    Así que ... entro para solidarizarme. Definitivamente, no puedo con el verano. El ansiado verano que a mí me derrite y compruebo que a ti te quema como si te pusieran en una parrilla.

    Nada... sólo era eso... solidaridad bloguera. Un saludo "chamuscado".

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  25. Ésta es "otra" de las cosas (tengo más) que me aburren del verano: el calor y sus hipérboles.

    Se agradece la solidaridad, Sunsi.

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  26. Con permiso, es la primera vez que comento, pero no desde luego la primera que me asomo a esta ventana. El poema me ha parecido magnífico, la añoranza de lo humano, el hastío de lo divino, "Estos días que pasan, sin que pases / al fondo de sus horas...". El título es una guía para su lectura. Mi enhorabuena.

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  27. Las audiencias en TV y radio, se miden con parámetros ajustados siempre según horas del dia, tiempo vacacional o lectivo etc.
    Pero el desmadre en plena canícula que has organizado con tu "Isla de Calipso" con 26 comentarios entre unos y otros, me parece que es una demostración de que tu reciente desaparición que tantos lamentos provocó, ha propiciado una sed de tu seriedad de corazón o elegancia del alma, como prefieras, que me alegra mucho comprobar, pues corrobora lo que pensé el dia que leí tus blogs de arriba abajo sin poder parar como sabes....


    Amor cierto es
    el amor que te arropa,
    dichoso mortal!

    Haikú, dedicado a Antonio, el maestro, con el cariño y la admiración de siempre.

    Una simple aprendiza.

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  28. Pues, un placer, José Miguel, tenerte por aquí; y además, con tan generosas palabras hacia esta “simbólica” isla que efectivamente es “una guía”, como bien lees.

    Muy agradecido y un saludo.

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  29. ¡Qué exagerada, Montse! ¡”Desmadre”…! Y siempre tan cariñosa con tus comentarios. Por cierto, el haiku está muy bien y viene al pelo del poema; de hecho, algo así debió de decir Calipso cuando preparó las maletas a Ulises.

    Muchas gracias, y un saludo.

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  30. Ay, sí, qué días, Antonio, se hacen largos cuando los del invierno eran las noches las que se hacían interminables.

    El caso es que con lo corto que suele ser todo mira que se hacen largos algunos días o algunas noches.

    Me ha gustado mucho, iba a decir que como siempre, pero no, éste más, quizás, debemos de estar en días similares...

    Un abrazo y un beso
    Aurora

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  31. En efecto, son largos, Aurora; aqunque aquí los días quieren decirse como esa totalidad de 24 horas, no sólo las de iluminación solar. Su pesantez es, desde luego, anímica. Para Ulises, claro.

    Me alegro de que te haya gustado. Muchas gracias, y un beso (paso el abrazo a mi padre que queda igualmente agradecido).

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