El mundo está
tenso, enrarecido. Casi todo lo que uno oye o lee es desagradable; y si no lo
es, parece contener un inquietante presagio. A los felices veinte del pasado
siglo les sucedieron los amargos treinta y los trágicos cuarenta. Latía extraño
el hombre, y cuando el hombre late de ese modo, algo podrido cocina la historia.
Cientos, miles de veces ha ocurrido así. Para Sísifo –siempre Sísifo–, al final
del esfuerzo sólo está la derrota. Su modesto placer de coronar la cumbre es
efímero y repetidamente inútil. No hay paz ni paraíso al cabo de la escalada;
sólo desolación, tristeza, crueldad, destino… ¿Existe el destino? ¿Debe ocurrir
siempre lo que siempre ha ocurrido? ¿Es de verdad la historia la brillante
sustitución de la fatalidad natural por la libertad humana o es simplemente la
metáfora amable de la ‘ordenada’ crueldad de aquélla? Las especies combaten, y
se destruyen y sustituyen. ¿Y las culturas? ¿Y los pueblos del hombre?... ¿Qué
de especial creímos ver en los hombres para confiar su destino a sus manos?... ¿Algo
etéreo, sutil; algo liberado de la naturaleza que llamábamos alma? Y sin alma,
o convertida el alma en desierto de ecuaciones y parábola de laboratorios, ¿qué
fe –y en qué depositarla– nos ha quedado? La ruina de las culturas es hija de
la incertidumbre de sus convicciones, es producto claudicante de la historia
frente a la naturaleza.
Preparaos para
‘la naturaleza’ cuando veáis que vuestros pueblos ya no se atreven a creer en
sí mismos.
Septiembre 2012
No sé qué fe puede quedarnos, y hay demasiado latido extraño y discordante como para oír nada en claro, pero yo leo que has vuelto y eso me alegra. Y eso es verdad.
ResponderEliminarUn beso.
Muchas gracias, Olga. Por fortuna hay latidos que suenan siempre igual de nítidos y cariñosos. Por ejemplo, el de tu amistad.
ResponderEliminarUn beso.
ResponderEliminarA mi no me parece que los latidos sean tan extraños. Son como casi siempre. En parte, la historia es cíclica porque presenta siempre el inicio, desarrollo, clímax y decadencia de un sistema que por razones varias deja de funcionar. Entramos en otra etapa diferente y hemos de crear nuevos ideales que nos hagan mantener la ilusión y la esperanza.
Nada, Antonio, hay que seguir luchando.
Siempre los buenos contra los malos.
Me alegro de que hayas vuelto.
Un beso
D.Anónima
Claro que la historia es cíclica, Doña-Anónima. El problema no es el rodar de sus momentos, sino que ese rodar camine hacia algún norte o se limite a girar en el mismo sitio. Esto último sería la 'metáfora amable' (y triste, y engañosa como todas las metáforas) a que pretendía referirme.
ResponderEliminarGracias por tu compañía, y un beso.
!Genial has vuelto¡
ResponderEliminarGracias,por escribir.Yo como sabes soy de "ciencias" y no se hacerlo bien ,pero leer creo que sí ,y me ha gustado mucho todo lo que has escrito hasta ahora en el blog.
Me encantan todos los comentarios que te hacen tus "bloggers" sois únicos y eso os hace especiales.
Es un espacio relajante para mi mente que sigue buscando ..y aquí encuentra.
Un beso para tí y un abrazo para los "comentarios"
Gracias a ti una vez más, Mar (qué bonito llevar un nombre tan inmenso), en nombre de mis comentaristas (tú lo eres, así que tú también das sentido a lo que escribo) y en el mío por supuesto. Me encanta contar con tus palabras.
ResponderEliminarUn beso.