.
Puedo esperar la noche sin tristeza,
acostumbrar los ojos a las sombras,
a la vieja asamblea de las sombras
que convoca los sueños al olvido;
puedo hacerlo, tranquilo y con orgullo
de haberla derrotado tantas veces.
No me asusta la oscura fortaleza
que la noche promete a la mirada;
ni el azar que condujo hasta estos días
el silencio en que empieza su promesa.
No me asusta el sol rubio de las tardes
que diluye el color en desaliento.
De más allá de ahora, de este ahora
al que no seguirá otro luego nunca,
sé que vendrán la niebla y el invierno.
La tundra que me advierten no me importa.
Después de todo, he sido.
Puedo esperar la muerte sin tristeza.
19 noviembre 2010
.
Puedo esperar la noche sin tristeza,
acostumbrar los ojos a las sombras,
a la vieja asamblea de las sombras
que convoca los sueños al olvido;
puedo hacerlo, tranquilo y con orgullo
de haberla derrotado tantas veces.
No me asusta la oscura fortaleza
que la noche promete a la mirada;
ni el azar que condujo hasta estos días
el silencio en que empieza su promesa.
No me asusta el sol rubio de las tardes
que diluye el color en desaliento.
De más allá de ahora, de este ahora
al que no seguirá otro luego nunca,
sé que vendrán la niebla y el invierno.
La tundra que me advierten no me importa.
Después de todo, he sido.
Puedo esperar la muerte sin tristeza.
19 noviembre 2010
.
Sin duda de lo mejor que he leído últimamente.
ResponderEliminarMuchas gracias, como siempre, Capitán.
ResponderEliminarNo hay dolor,ni miedo,ni triteza...
ResponderEliminarCreo que la niebla, te ha transportado a mi isla: La isla de Avalón.
Un beso hechizado.
O sea, que no sólo sois Circe, que también sois Morgana... ¡Los epónimos de vuestros hechizos son innumerables!
ResponderEliminarUn beso, por supuesto "sin tristeza"