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Ocurre de modo irremediable. Se abre paso entre las cosas y las gentes. Se parece a la niebla en su voluntad invasora. Yo lo he amado siempre, aunque a veces no se parezca a la paz y sea imitación de la tristeza. No importa: los silogismos del amor siempre son contradictorios. Es de tramposos lanzar monedas al aire con una sola cara. O manejar barajas de cuarenta ases. Pero el mundo está lleno de farsantes y trileros y traficantes en ruidos. Allá ellos: nunca entenderán por qué el hombre se hace de palabras ni por qué las palabras matan los días jugando solitarios… Nunca entenderán por qué ocurre –y se ama que ocurra– el silencio.
Javier Marías afirma en un artículo del Pais,sobre el amor y los sentimientos,que en la ficción es "donde menos se engaña".
ResponderEliminarUn beso "veraniego"
…Precisamente, Veridiana, porque es en la ficción donde el sentimiento y el amor más se engañan.
ResponderEliminarUn beso, y gracias por tu leal visita.
Escucho tu canción,rememorando otros tiempos,e impacta esas imágenes,pero más las finales...
ResponderEliminar¡¡Cómo nos transformamos!!
Me entra "depre"jeje.
Feliz tarde,me voy a un concierto donde participo,a nivel de amigos.
Empezamos amando el silencio, silencio preñado. Crece como semilla en tierra caliente y húmeda, germinando y floreciendo entre los basamentos del alma, convirtiéndose ésta en silenciosa. El alma silenciosa. Silencio de dentro hacia fuera.
ResponderEliminarUn placer leerte y saludarte de nuevo
No sé cómo tengo que decirte, mi temida Circe, que eso de las “transformaciones” y de la temporalidad es afección exclusiva de los pobres mortales. Ni las diosas ni las hechiceras sufren mudanza en su esplendor. Así que no me creo lo de la “depre”; es más, pienso que lo dices para que nos consolemos las humanas criaturas.
ResponderEliminarY feliz tarde también: hoy te besará la música.
Gracias, José Miguel, una vez más, por tus aportaciones. Sin duda, ese “silencio de dentro hacia fuera” es la palabra, donde el silencio quiere, momentáneamente al menos, escucharse. Pero a veces la palabra, envanecida, sólo se oye a sí misma: le entusiasma el descubrimiento del ruido. Y el mundo se llena de sofistas y farsantes… Por ahí andamos.
ResponderEliminarUn saludo
En silencio quería quedarme ante esta entrada pero sabía que, si esta fecha se acercaba, tarde o temprano tendría que romperlo: ¡felicidades!
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Olga, mi leal Olga.
ResponderEliminarEvidentemente me hice viejo.
Un beso.