. Alguien, ahora, en alguna parte, está poniendo en el mosaico de la Historia una tesela fundamental. Él o ella lo ignoran; pero lo demás, todo lo demás, pende y depende del hilo de su gesto, su suceso, la modesta decisión que acaban de tomar. Alguien, ahora, en sabe Dios dónde, está ocupado en la razón de un destino que doblegará el tiempo. Cualquier mañana está pendiente del presente insignificante en que él o ella ocurren. No hablo de los nombres ilustres que decoran los libros. No me refiero a los espurios protagonistas de las crónicas. Mi “alguien” es cualquiera. Mi “alguien” son los “tús” cotidianos que pasan por la vida sin que el tiempo se entere, que nacen y se mueren sin más tierra en el ser que la memoria de quienes les amaron. El hombre es necesariamente trágico, pero no como pensaba el mundo antiguo, no porque la moira le arroje a un destino irremediable sea cual sea su derrotada determinación, sino porque una modesta decisión suya arrastra el mundo a un inevitable mañana...