En Coslada, Madrid.
He vuelto a
casa.
El alma está en su sitio. No he tenido
tiempo de hablar con ella aún. Le pido
un poco de paciencia. Torpe pasa
la tarde calurosa, y se acompasa
el corazón, el mundo, su latido,
el ruido de vivir, ese rugido,
ese tictac brutal que me traspasa.
Deshago lentamente el equipaje:
la bolsa vieja, la maleta ajada,
las horas bien dobladas que he vestido;
y el billete del último vïaje;
y el destrozo del hombre en la mirada…
En Coslada; en el mundo… En tanto olvido.
mayo 2012
Cómo me gusta esta serie. Desde aquellas primeros poemas, entre el mundo y el cielo, el olvido y el recuerdo.
ResponderEliminarA mí me da alegría este regreso poético y, sobre todo, si el alma está en su sitio y está en casa, no se puede pedir más.
Un beso.
Muchas gracias, Olga: a mí me da alegría que a ti te guste; y no es poca cosa la alegría en los tiempos que corren.
ResponderEliminarUn beso.
Que felicidad poder volver aunque sea así, con el destrozo en la mirada.a los hombres de bien se les lee el alma en los ojos
ResponderEliminarSe tiñen los ojos, es verdad se vuelven mas intensos en su color, mas oscuros, mas profundos, lo he visto muchas veces, son dos pequeñas ventanas que se abren y dejan ver el interior y las horas dobladas se guardan en el armario para poder vestirías de nuevo cuando haga falta
El partir es el primer paso para volver. El mundo esta compuesto de interminables opuestos que se complementan.
Para volver hay que marcharse primero.y eso significa que vivía en algún lugar feliz. Tiene que existir el opuesto para poder entender lo que nos sucede, por tanto deducimos que todo lo que nos sucede es importante para nuestro aprendizaje y comprensión de la vida.Todos son lecciones que tenemos que aprender y que no es posible aprenderlas si no hay destrozo, amargura, felicidad, ilusión, maldad y bondad
Que felicidad volver a casa, quiere esto decir que tengo un lugar al que volver, donde me siento seguro. Si estoy destrozado es que antes estuve nuevo, si tengo billete es que puedo viajar, si he doblado mis horas y las he guardado en la maleta es que tengo maleta y tengo tiempo para vivir mis horas y tiempo para hacerselo entender a mi alma que me esta esperando para comprender mis experiencias.
Si hay olvido es que hubo memoria donde almacenar mi vida y me sirve de soporte para decirme quien soy. Esta lleno tu poema de esperanza.
... Un beso
Lo que está lleno de esperanza, mi querida Doña-Anónima, es su comentario. Le agradezco profundamente la deliciosa atención dedicada a mi soneto y su diagnóstico de “esperanza”, aunque el paciente de estas imaginarias sea en el fondo un recalcitrante pesimista.
ResponderEliminarGracias, y un beso.
En nuestra casa,en ese recuadro protector,donde nos despojamos de nuestros objetos,olvidar es casi imposible,pero si no conviene hay que esforzarse.
ResponderEliminarYa sabes,que también yo puedo hacerte un hechizo...
Me gusta el poema.
Un beso viajero.
Muchas gracias, Circe-Veridiana. Como sabéis, yo siempre he sido temeroso de sus imprevisibles hechizos.
ResponderEliminarEn cuanto al olvido, casi nunca olvidamos lo que queremos, pero, muchas veces, queremos más de lo debido lo que sin querer olvidamos. Por eso se nos queda en la memoria un dolor inexplicable que solemos llamar melancolía.
Un beso.
Bellisimo el poema que habeis publicado,me encanta mucho la frase :Las horas dobladas que he vestido",la encuentro muy profunda.Un abrazo.Maria Z.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, María Z., por tu visita y tus amables palabras.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Felicidades Antonio. Que pases un buen día y ojalá que vuelvas pronto.
ResponderEliminarUn beso
Muchas gracias, Doña-Anónima.
ResponderEliminar"A las diez, en un bar de barrio antiguo, hoy he quedado con el alma… Para saber de ella lo que en mí tan a menudo se hace extraño."
ResponderEliminarUn beso
.
Es que yo creo, mi querida Doña-Anónima, que en este mundo tan ‘raro’ descuidamos demasiado quedar con nosotros mismos... Nos sigue haciendo falta Sócrates.
ResponderEliminarGracias por citar ‘una cita’ tan ‘recomendable’.
Un beso.