Creo, Julio y Antonio, que teníais razón: sobraba el “estrambote”. Pero también estoy de acuerdo con Fran y me resisto a perderlo por entero. Así que, aprovechando a medias dos de los cuatro últimos versos de ayer, prolongo su “rescoldo” en estas “segundas partes”, que, como es sabido, “nunca fueron buenas”. Séanlo o no, y en señal de agradecimiento por el tiempo que me regaláis, os lo dedico a vosotros:
A Betty, Julio, Fran, Antonio
En aquella ciudad donde se iguala
la verdad al silencio, donde espera
a otra sombra una sombra en la primera
cita de muchedumbres colegiala
–había en el otoño sol de gala;
cocinas en invierno; en primavera,
balcones con sonrisas; en la acera,
tertulias de verano y martingala–;
en aquella ciudad que no quería
ser sin ser los demás, sin ser los otros,
que tanta ausencia en la memoria labra,
está el silencio, que es la tierra mía,
la de aquella ciudad donde a nosotros
se nos murió el plural y la palabra.
(27 de mayo de 2008)
¡Gracias! ¡Me quedo encantada mi parte de la dedicatoria!
ResponderEliminarLa visita de hoy nos ha traído también el recuerdo más vivo de la ciudad silenciosa: tertulias de verano y martingala; en primavera, balcones con sonrisas. Esa ciudad que no quiere ser sin los otros. Me gusta verte ahí por un momento…
Gracias, Antonio. ¡Qué maravilla ha nacido de esos cuatro versos!
ResponderEliminarAy, Betty, ya sabes que soy “inactual”.
ResponderEliminarTodo mi agradecimiento por tu lectura.
A ti, Julio (lo de "maravilla" es un exceso de lealtad).
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias por la dedicatoria. Es todo un detalle. Y felicidades por este renacimiento poético, francamente bueno.
ResponderEliminarGracias a ti, Antonio, por tu orientación.
ResponderEliminarUn saludo.
No se puede estar dos días sin venir por aquí; se montan tertulias poéticas y llego tarde, ay.
ResponderEliminarparadójico que sea el silencio la tierra de un poeta.
Y que nose puera tu palabra, Antonio.
¡Qué sorpresa! Me da rabia haberlo visto con retraso, pero he estado a mil cosas estos días jajajja Pues sí que tenía madera nuestro tan traído y llevado estrambote.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y mil gracias de nuevo. Me has hecho un buen regalo de cumpleaños.
Francisco
POSDATA: Antonio: en el 81 estábamos ambos en la Prospe, ¿no? Un abrazo...
ResponderEliminarPues sí que parece paradójico, Juan Antonio. Aunque la verdad es que la poesía, o su intención, nace precisamente de todo lo que uno lleva callado en la vida; es decir de los paisajes de su silencio. ¡Qué cosas!
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Hay que ver, amigo Fran, tú cumpliendo años y yo haciendo recuentos de su memoria, tú construyendo su casa y yo revoncándoles la fachada. ¡Así es la vida!
ResponderEliminarUn abrazo.
Respecto a la POSDATA, que me he encontrado hace un momento (cosas de estos "medios"):
ResponderEliminarSí, Fran, estábamos; tú con tres o cuatro días; yo con unos once mil trescientos setenta y uno. Una nimiedad.