. Escribe Kant en el Libro II de la Crítica de la Razón Práctica : “… no es propiamente la moral la doctrina de cómo nos hacemos felices, sino de cómo debemos llegar a ser dignos de la felicidad.” No me parece mala sentencia para acabar un año de malestar alcanzado y empezar otro de adversidad prometida. Las ‘vacas gordas’ fueron a todas luces consecuencia de un montón de ‘burbujas’ falaces y nada honradas. Las migajas de Epulón cayeron con abundancia sobre Lázaro porque Epulón obtenía pingües beneficios de su quehacer indecente. Esa felicidad perdida era inmoral; nadie debe añorarla, nadie pretenderla, nadie reclamar su apuntalamiento engañoso. La felicidad debe ser otra; y la revolución necesaria, también. Hay que empezar por dentro, bajar a los suburbios del alma y sublevar nuestra voluntad contra nuestro egoísmo. Hay que levantar barricadas frente a la complicidad consentida cuando la bonanza. Hay que apedrear los escaparates del silencio si exhiben nuestra callada indignidad... P