No me tentéis la vanidad de nuevo,
amigos, no digáis que esta plegaria,
esta voz en la noche, innecesaria,
era tierra del sueño que me llevo.
Es hora de callar. ¡Venga el relevo!
¡Arriba la siguiente imaginaria!
Demasiada vigilia solitaria,
demasiado velar al que me atrevo.
Es tan seria la noche que se sabe
honda demolición, y no le importa
si soy capaz del alma de los otros.
Vuelvan al mar la brújula, la nave,
las cartas del retorno... Me conforta
la memoria del tiempo con vosotros.
(12 de mayo de 2008)
El poema es como siempre... bueno, hidratos de carbono jejjeeje Y la constante imaginaria, la vela perpetua
ResponderEliminar¿Es, sin embargo, errata "de vosotros"... por "con vosotros"? Si no lo es, no acabo de percibir el último verso...
Un abrazo,
Fran
No te tiento la vanidad, pero apelo a tu sentido del deber.
ResponderEliminarSí, Fran, lo es como consecuencia de un ajuste final que cambió el último verso y de seis cervezas que, quieras o no, acaban por trastornar ojo, mente y pulso en el teclado. Gracias por el aviso, que ya corrijo.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.S.: Me he puesto a dieta.
¡Qué deber, Julio, qué deber!
ResponderEliminarLa prórroga (por cierto, enhorabuena liguera) ha sido excesiva. Estoy cansado porque no sé qué pinto aquí. No abandono el servicio, es decir, la obligación queda a salvo, pero se ha acabado el turno.
Gracias y un abrazo.
Espero que no se acabe la correspondencia imaginaria. Un abrazo, Antonio.
ResponderEliminarMe uno a democos en su petición
ResponderEliminarSupongo, amigos míos, que bastará con el "email" imaginario.
ResponderEliminarNo entiendo nada, si falta tanto para trescientos... Anda, no seas así, yo me voy a quedar muy triste.
ResponderEliminarVenga, Betty B., ¡si lo que pone triste es leer esto!
ResponderEliminarGracias y un saludo.
¿Por qué? ¿Tú sabes la de blos que no dicen nada (de verdad, no como el tuyo, siempre estimulante) y siguen abiertos?
ResponderEliminarYo sí te tiento la vanidad.
¡Venga!
No sé si me conoces, amigo skywalker, probablemente sí porque soy un poco “friki” de “Star Wars”; ya sabes: caballeros, espadas, algunos filosofemas místicos y hasta una lírica de la voluntad y del deber. Pero yo no soy Yoda, aunque en edad me voy pareciendo. Además, las “pelis” –como todo– se acaban; si no lo hicieran, no podríamos tener recuerdo de ellas, que, al cabo, es lo único que podemos tener de la vida.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, pero uno debe saber en que momento el óxido en la espada es irreversible. ¡Sobre todo si la empuñó en empresa que no le correspondía ni tenía razón para empuñarla!
Un saludo.
Para el amigo “Skywalker”:
ResponderEliminarNo hay que ser Nietzsche, que, como sabes, asimilaba su genio a su nariz, para comprender que aquello olía a conocimiento. No publico tu comentario para evitar indicios del correo. Pero decir “amigo Fran”, no creo que añada información que pueda incomodar al leal “samsa777”, al que seguiré siguiendo, naturalmente.
Un fortísimo abrazo, caballero jedi.
¿Es un abandono o un relevo? ¿O simplemente un ejercicio retórico, con cierto tono satírico? Yo espero seguir leyéndote. Saludos. Y, contra la vigilia, lo mejor es apagar la luz. Apaga la luz que no te deja dormir.
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio. En realidad, “quiere” ser un abandono, pero me sería un poco complicado explicar por qué. Espero conseguirlo esta vez (debe de ser la tercera intentona desde el blog anterior). Y es que me pasa lo que a Miguel Hernández en aquel soneto suyo, me pasa que “me voy (…) me voy, pero me quedo, / pero me voy…”, etc. A aquella tipología tuya del “blogonline”, debería añadirse el “pendular”, que viene y va del sí al no “a caballo en el quicio del mundo”, como diría Gerardo Diego. O, mejor aún, el “hamletiano”. O, con psicológica pedantería, el “tonto maníaco-depresivo”. Estoy en los tres; claro que, de los que ya tienes registrados, también estoy en el “postmorten” y, por supuesto, en el “canino”.
ResponderEliminarEn cualquier caso, no sabes cuánto he agradecido tu asistencia y tus siempre amables palabras.
Un abrazo.
Mañana hace una semana, Antonio. Yo creo que ya es hora de volver, ¿no? ¿Dónde va a leer uno si no sonetos comos los tuyos? Yo estuve a punto de tirar la toalla en una ocasión, tras un par de meses de entradas diarias en mi blog. Entonces decidí que había que bajar el ritmo y sólo escribir cuando me apeteciera, es decir, cuando tuviera algo que decir. Y eso me liberó.
ResponderEliminarAnda, Antonio...
Permítame usted insistir en lo que los tertulianos anteriores. A través del blog de mi amigo Juan Antonio he llegado varias veces a este, y sería una pena que entrase en punto muerto. Esos sonetos no son fáciles de encontrar en internet (tal vez te apetezca -permíteme el tuteo-leer el que publiqué yo ayer). Lo dicho: no pares, sigue, sigue...
ResponderEliminarMuchas gracias a los dos, Juan Antonio y Octavio. Excesivo y generoso aplauso el que dedicáis a esos sonetos que por aquí han caído. Haberlos, en la red, haylos, y de más grande merecimiento. El de Octavio (que ya he leído) es un buen ejemplo. En cualquier caso, tendré presente vuestra buena intención y compañía.
ResponderEliminarUn abrazo (dos, quiero decir).
Madre mía Antonio. Cómo me alegro de tu éxito. ¿Te das cuenta de la importancia de las palabras bien dichas, bien ordenadas, bien escogidas, bien sentidas...? Crean adicción.
ResponderEliminarAl igual que tú, soy una mujer de fe y no voy a perder la esperanza. Gracias de todas formas por las dosis de confort mental.
Un beso
Gracias a ti, Inma. Por fin te decides a abandonar el silencio. Ya me contarás qué tal va tu "pequeña paciente".
ResponderEliminarComo podrás comprobar por la hora, estoy en la última "centinela" del día.
Un beso (ah, lo de "éxito" no es más que consecuencia de la buena gente que hay por el mundo, por éste también).
¿Es esta una carta de despedida?
ResponderEliminarEspero que no.
Un beso
Lo fue, querida Doña A, pero si reparas en la fecha (12 de mayo de 2008), verás que han pasado más de cinco años, durante los cuales he traicionado repetidas veces aquella intención tan lúcida. Más decidido parezco estar ahora, pero... ¡vaya usted a saber!
ResponderEliminarUn beso.