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El loco

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Puedo reproducir cuanto hice esta mañana:
levantarme temprano, abrir la ducha,
poner la cafetera al fuego inexistente
de la común y familiar vitrocerámica…

Puedo poner las cosas que recuerdo
en su lugar sensato… Y puedo hasta creerme
que he vivido entre ellas, como todos los días
que llego a imaginar y dicen que he vivido.

Sin embargo no sé qué son las cosas luego,
qué les pasa después ni quién avala
que una vez ocurriera su rota realidad.
No sé qué diferencia soñar de recordarlas;
inventar el amor o indagar su memoria;
crear lo que no ha sido, o creer si ya no es;
repasar el pasado en un hoy con mañana
o fingir su invención desde un hoy sin pasado.

No sé si esta mañana fui yo y fue mi recuerdo.

O fue mi creación… Y soy mi olvido.


19 julio 2011
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Comentarios

  1. Y eso... ¿que importancia tiene? Qué más dá,,,¡¡ inventar el amor o recordarlo!!lo único importante es que el amor exista fuere donde fuere.
    El " loco" "cree" y" crea"su propia realidad y ...la "vive" y el mal llamado"cuerdo" la puede soñar y recordar,la única diferencia, es que ,el loco al crear su propio sueño lo "siente" y al sentirlo funde los dos en uno; mientras que el llamado "cuerdo" duda entre ambos estados y al final son los demás ( los centinelas de sus sueños) los testigos de la realidad en la que viven todos.
    Al final ,como dice Calderón: "Todos sueñan lo que son aunque ninguno lo entiende"
    Buenas noches.
    Dña. Anónima

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  2. Caramba, Dña. Anónima, qué metafísica y calderoniana estáis… El loco mío creo que estará de acuerdo con vos: a fin de cuentas él asegura no saber qué diferencia soñar de recordar; no encuentra a lo que “ha pasado” una consistencia mayor que a lo que “puede inventarse”. Claro que… por eso está loco; los demás, según parece, no tienen ese problema. Por eso no lo están (?)

    Don Antonio Machado apostillaría con estas “elegancias” suyas:

    …¡siempre tú! Guiomar, Guiomar,
    mírame en ti castigado;
    reo de haberte creado
    ya no te puedo olvidar.

    Aunque inmediatamente aparecería algún aguafiestas para decirnos que Guiomar no era una creación del poeta sin posible olvido, sino una señora con nombre y apellidos que lo tenía encandilado. ¡Es el oficio de los “cuerdos”!

    Muchísimas gracias, por tus palabras y por tu amable y anónima compañía.

    Un beso.

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  3. No hay de qué(me refiero a las gracias).En cualquier caso, prefiero soñar mis propios sueños y vivir mi propia "realidad soñada" , que la realidad de otros.
    Buenas noches... y un beso.
    Doña Anónima

    ResponderEliminar
  4. ¡Faltaría más, Dña. Anónima! Vos misma citabais a Calderón: “…todos sueñan lo que son, / aunque ninguno lo entiende”. Si así es, ¿qué “realidad” garantiza el sueño de los demás que entorpezca a cada cual vivir el propio? Hacéis muy bien, Dña. Anónima: vuestra “realidad soñada” siempre será más real que los sueños de los otros.

    Un beso.

    P.D.: ¿Os conozco de algo?

    ResponderEliminar
  5. ¿ Pero,qué significa estar loco?

    En el diccionario surrealista de los poetas André Breton y Paul Eluard definen: Locura.Corazón eternamente compasivo,con poder de madera muerta "locos en olor de pensamiento" P.E.

    Algunos piensan que estar loco,es ser un ser libre.

    Mi amigo Y.sipquiatra,siempre ha pensado que un loco es un genio con mala suerte.

    Hay tantos personajes celébres, que decían locos,Van Gogh,Beethoven,Newoton,Rasputín...
    ¿y nosotros,que somos?
    Me ha gustado tu comentario.

    Un beso...

    ResponderEliminar
  6. Realmente, Veridiana, si nos detuviéramos a pensar un momento cualquier tontería infantil, como por qué veo la luz y oigo el sonido en vez de ver el sonido y escuchar los colores… Si lo pensáramos un momento y a continuación echásemos una ojeada a nuestro alrededor buscando la “consistencia objetiva” de las cosas, probablemente comprenderíamos que la verdadera locura es la de todos los que ni por asomo se presumen locos.

    Gracias por tus palabras, y un beso.

    P.D.: Lo de ver el sonido y escuchar los colores, no es ninguna chorrada: no hay ninguna razón para pensar en un sistema nervioso que hiciese una transformación semejante, y que, además, esa transformación le hubiese resultado adaptativa.

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