Un prodigio afanoso.
Un deseo de alzarse por encima
de su afán prodigioso…
y arruinar esta ruina
de carne y duda, de rosal y espina.
Un no ser que se niega
a no ser. Un axioma indecible.
Un dolor que delega
su ecuación previsible
y quiere ser arrojo no imposible.
Levanta, viejo amigo:
es tiempo de otra espada y otra lanza;
tiempo de otro enemigo,
de otro hacer, de otra andanza,
de otro molino al viento, otra esperanza…
Es tiempo sin remedio,
con derrota final o sin derrota,
con sinrazón por medio,
y escudo, adarga y cota,
y empeño vertebral, y fe remota.
De confusión hicieron
los hijos de la sombra su constante…
¡Y el alba proscribieron!
Es hora que adelante
la voluntad su tedio diletante
para que nadie pueda
negar que sigue el corazón al mando;
o el sueño que le queda
andar trastabillando
del bando de la luz hacia otro bando.
Sea sólo querer
lo que la vida de vivir espera
la vigilia de ser…
¡Y que un día cualquiera
un silencio se vuelva primavera!
(9 marzo 2008)
Es lo que tenéis los maestros, que siempre volvéis. Ya te he puesto en favoritos.
ResponderEliminarHe estado yo barruntando, Antonio, cosas de esas que se les pasan por la cabeza a los filólogos -¡Dios me libre de serlo nunca!-, sanisidoradas quizá, pero bueno, ahí va:
De 'uolo' (yo quiero) deriva 'malo' (prefiero), formado por 'ma(gis) (uo)lo'. ¿Vendrá, Maestro, tu nombre de 'ma(gis)' 'oestrus'? Yo siempre he sido un conciliador nato, así que si el DRAE dice otra cosa, no lo voy a contradecir, pero que alguien me haga el favor de actualizar el dichoso diccionario, aunque sea añadiendo la entrada como un homónimo, porque yo lo veo clarísimo cuando me detengo en cualquiera de estas trescientas encrucijadas. Puestos a pedir, que ‘mi’ maestro sea el maestro 1 y que el otro se vea desplazado a maestro 2.
¡Cómo te pasas, Diego, mi querido y “filológico” amigo!
ResponderEliminarGracias, claro está, pero no pidas desplazamientos, que, al cabo, son corrimientos de tierras semánticamente asentadas: ¡las consecuencias podrían ser catastróficas!
Un abrazo.
Por fin tu suave lira
ResponderEliminarla nostalgia del blog cerrado
[aplaca...
Resumo: ¡BIEN!
Un abrazo,
Fran
Gracias, Fran, por tu vigilancia.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué bien! Rectificar es de sabios, etc.
ResponderEliminarMe gusta el título. ¿Es “título” lo de los blogs?
Imaginaria. ¿Ficción y deseos o verdadera y necesaria disciplina de soldado? (Ni se te ocurra intentar explicármelo: vuelo contenta sobre algunas incomprensiones)
Te escribo desde el “alba proscrita” y en horario de trabajo, pero eso no altera mi eficacia porque tengo siempre un espacio en blanco para noches iluminadas. Tu poesía me lleva a otra de Gerbasi:
“Como el árbol al borde del abismo, me salva la inquietud perenne,
y me acerca a Dios que vigila tras las músicas terrestres”.
Encantada de saludarte.
Betty B.
No, no te voy a explicar nada, entre otras cosas porque la rotundidad unívoca de las palabras le sienta fatal a la poesía, y el “título” procede de un soneto. Fue la entrada del 18 de febrero pasado en “Al atardecer”, después también de otra crisis de silencio y abandono. Lo que, por otra parte, indica que no se trata de ninguna “sabia rectificación”, sino que me ocurre lo de la ranchera “No me amenaces”:
ResponderEliminar“…Porque estás que te vas y te vas y te vas
y te vas y te vas y te vas y no te has ido…”
Una vez dijiste de mí que no era aburrido; pues bien, yo creo que soy aburridísimo, sobre todo con las despediiiiiiiii…das.
Muchas gracias, Betty B., por tus palabras, tan alentadoras como siempre.