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Confesión por soleares


Para “Juan Antonio, el.profe”, por colega, por sus seguidillas y coplas… y por Sevilla.


–Yo no sé por qué demonios
se me metió en la cabeza
que me miraban sus ojos.

Que me miraban a mí.
Fíjese qué tontería
y qué vanidad al fin.

Padre, pequé de engreído
por quedarme una mirada
que iba con otro sentido.

Que no tenía que ver
ni conmigo ni con nadie,
sino con quien sabe usted.

Que se abrió de par en par
para que estar se enteraran
el sol y el mundo de más.

Padre me ocurrió al cruzarme
con su paso entre el gentío.
¡A mí que soy un don nadie!

–Vamos, hijo, no hay pecado,
que son de la Macarena
los ojos que te han mirado.


(2 de mayo de 2008)

Comentarios

  1. Va, eso no es nada, los senderos del engreimiento son otra cosa y se bifurcan de otra manera (y en la Macarena quién no se fijaría, y seguro que te mira mucho cuando no la ves). A mí me pasa algo parecido cuando oigo “el rojo, rojo clavel”, me dice tanto que me creo que me la han escrito a mí, o que la he escrito yo (pero para mí, sólo para mí). La canto con todo lujo de aspavientos, como una loca, como a mí me gusta, y en esos momentos se me ocurriría cualquier cosa menos confesarme. Las risa de mi hijo de cuatro añitos (entiende mi ángel) y la mirada atónita de mi perro (qué listos son) son mi único aplauso, y ellos el único auditorio que me permito, pero nada de esto tiene precio y yo soy medio feliz.

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  2. Betty B., hoy sí que no te entiendo nada. Pero nada, nada. En cualquier caso, aquí ni hay ni se buscan (¡qué absurdo!) aplausos: esto sólo son unas “soleares” o “cantos de soleá”, que, como sabes, son una estrofa de raigambre andaluza a la que no hicieron ascos muchos poetas (Manuel Machado entre otros). Un pequeño recuerdo para un colega, si llega a leer esta entrada. Sólo eso.
    Gracias por tu visita y un saludo.

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  3. Oh. Sólo intentaba decirte que todo el mundo hace suyo, de una u otra forma, lo que le gusta, como hace el yo poético de tu entrada, y que eso no tiene que ver con el engreimiento, nos hace disfrutar sin hacer daño a nadie. En resumen: tus soleares me han parecido muy bien.
    Me explico tan mal que no sé para qué lo hago. Siento que te haya molestado (parece, yo que sé). Creo que me voy a tomar un descanso de visitas nocturnas.
    Saludos, Antonio, buen mayo y todo lo demás.

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  4. Gran honor, amigo Antonio, el que me haces con esta entrada. Y nada menos que por soleares. E inspiradas en la Macarena. En fin, repito, todo un honor. Por supuesto, me han gustado mucho, están muy conseguidas.
    Te dejo aquí, como señal de gratitud, una escrita por mí, una de mis favoritas:
    No se me ocurre qué hacer:
    cuando creo que me quiere
    no me lo quiero creer.


    Un abrazo.

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  5. Que no, Betty B.,que no me molesta nada, lo único es que no entendía.
    Gracias de nuevo.

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  6. Juan Antonio, ¡olé!
    Un saludo.

    P.S.: ¡Esta mañana he visto vencejos!

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