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Parábola para un agnóstico


…Si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: ‘Desplázate de aquí allá’; y se desplazará y nada os será imposible.

Mat. 17-20.


“Sólo sé que no es posible”, dijo un átomo de Hidrógeno (que, por cierto, nadie supo jamás que hablar pudiera). Y se hizo adolescente para ser Helio. Mucho después, envejeció en Carbono; y, decrépito al fin, murió afán inorgánico para nacerse vida.

Hubo un punto y aparte. De repente, las cosas ya no eran como siempre habían sido: mecánica de enlaces, ecuaciones previsibles. Las cosas se habían vuelto un proyecto capaz de ser un sueño, un sueño capaz de duplicar su proyecto inexplicable.

Después sucedió el mar y su promesa… Y la tierra más tarde. Y un efecto sin raza ni fronteras que aprendió a medir el tiempo y pergeñar su curso. Empezó por creer... Y creyó que sabía…

“Sólo sé que no es posible”, dijo el hombre. Y la memoria de un átomo de Hidrógeno (que, por cierto, nadie supo jamás que la tuviera) protestó en los rincones de la noche: “lo imposible no es más que voluntad amedrentada, pavor a su victoria”.

Comentarios

  1. ¡Antonio!, ya era hora, qué alegría. Pero qué serio has vuelto, por el amor de Dios (que también quiere a los agnósticos). Parece un texto esperanzador, aunque no lo sé. Por una parte, el miedo a la victoria muestra una cierta lucidez; por otra, la conciencia de la imposibilidad no siempre es falta de fe o incapacidad para comprender lo divino: también es sentido común. Creo que hay muchas cosas imposibles, tristemente, tal vez.
    ¿Es cobardía hacer sólo lo posible? Hace falta mucho talento para distinguir bien.
    Nunca sé qué decir del Hidrógeno y el Helio, me sigo perdiendo un poco con los elementos:-)
    Pero estoy muy contenta de que hayas vuelto.
    Un saludo.

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  2. Bueno, Julio, ya ves que no estaba enemistado con el mundo (conmigo un poco, eso sí; pero esto es de siempre).
    Un abrazo.

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  3. Ay, Betty B., una vez más, la cariñosa generosidad de tu lectura. Y bien que te lo agradezco.
    Sí, quiere ser un texto "esperanzador": la abulia del Hidrógeno no pudo impedir que la química inorgánica se convirtiese en esta otra química que, dicen, somos nosotros. Y yo no veo que el proceso se detenga ahí. Ni lo entendería. Y si la realidad estuviera por debajo de la voluntad y de la imaginación del hombre, la realidad sería una chapuza bastante cutre. Así que me quedo con las palabras del sabio y viejísimo Hidrógeno. Querer es poder, sin duda; y cuando no, es porque nuestra fe no llega a ser grano de mostaza.
    Un beso.

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