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La llamada II

.

Uno espera y espera... Uno excede
la paciencia del tiempo y aún espera
un renglón en el aire, una quimera,
un párrafo indecible… Y no sucede.

Uno quiere poder lo que no puede:
romper con el silencio; esa manera
de estar dentro de uno estando fuera,
duelo que avanza, paz que retrocede.

Y un día, de repente, suena un sueño,
rompe el aire un teléfono, difunde
su agotadora desazón sin calma.

La mano oprime el corazón sin dueño...
Y uno besa una voz que a Dios confunde,
una voz que es un vínculo del alma.


(17 de septiembre de 2008)

Comentarios

  1. Precioso soneto, Antonio. Espléndido el segundo cuarteto. Saludos.

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  2. Muchas gracias, Francisco, y muchas gracias, Antonio; y perdonadme la descortesía de estos últimos "agobios" míos.
    Un abrazo (dos, se entiende).

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  3. Pero esta llamada no es de la misma "persona" que la primera. Me gusta más ésta. Y coincido con Antonio en destacar el segundo cuarteto.
    Espero que tus agobios se vayan acabando y comiences el otoño con más tranquilidad y tiempo para ti y tus imaginarias.
    Buenas noches, Antonio.

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  4. Siempre es la misma llamada, Olga, siempre es la misma.
    Gracias y felices sueños.

    ResponderEliminar
  5. Se trata de un poema tejido con maestría. Felicidades.
    Hernán

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  6. Dejémoslo en "oficio", amigo Hernán.
    Muchas gracias por tu visita y tus palabras.

    ResponderEliminar

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