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172 años antes... Y después

.

El otro al otro lado; extraño, sostenido
por una fantasía vertical: una falacia
de muebles, cuadros, sombras; balcones a la calle,
paredes sin desnudo… Al otro lado, el otro;
mirándote a los ojos, rodeándose de cosas
que aún te pertenecen –ese aún tan volátil,
ese invento del pulso en la muñeca–. Y tú…
¿qué estás pensando tú que no pensaste nunca?,
¿qué palabra callada estás ahora diciéndote,
diciéndonos a nadie, los que estamos tan lejos,
–los demás, como siempre, somos la lejanía:
un paisaje de otros que apenas nada advierte,
un escenario amargo, un teatro de olvidos…–?

El último relámpago que quiso ser un nombre:
la daga de Salgari, el revólver de Pavese,
la lenta sed del mar bebiendo de Alfonsina…,
y el salto desde Dios, brutal, hasta la tierra
de un hombre sin rincón para el recuerdo.

El último arrancarse de uno mismo sin signos
para nadie: abandonar el sello de la vida
junto a la soledad, delante de un espejo.


(13 febrero 2009)
.

Comentarios

  1. El suicidio es siempre un misterio, qué pasó por la mente del suicida, qué resorte le movió al final. He leído que no fue por Dolores Armijo, que no está claro. Como si algo pudiera estar claro en un suicidio.
    En fin, muy triste todo. Me produce una desazón terrible el suicidio.

    Un beso y buenas noches.

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  2. Siendo sincero, Aurora, te diré que me produce un profundo respeto, igual que decisiones similares; y, porque carezco de la certidumbre moral para enjuiciarlo, me confieso absolutamente incapaz de esgrimir valoraciones del signo que sean… Sobre uno y sobre otros.

    Gracias por la visita y besos.

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  3. Perdona, no era consciente de enjuiciar nada del suicida en sí con mi comentario, sólo la desazón que me produce el hecho y el misterio que parece que hay detrás de una decisión así.

    Pero habré errado en el contenido y tono.

    Mis disculpas.

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  4. Qué le fue negado a esa mirada que decidió irse para siempre?...

    Qué no le pudimos ofrecer?...

    Dios libre a nuestra alma de tener que presenciar el vacío de lo que no supimos entregar.

    Dios nos libre de tener un alma que no encuentre reposo... ni mirada que la sostenga.

    Silencio, sólo silencio.

    Oración infinita.

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  5. Yo no he entendido que enjuiciaras nada, Aurora, simplemente respondía a tu comentario con una opinión personal. Por lo demás todo el mundo tiene el derecho a enjuiciar lo que sea que le preocupe.

    Conclusión: no eran necesarias las disculpas.

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  6. Así es, Ana, así es.

    Muchas gracias por tu visita.

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  7. Qué bien retratado ese momento de Larra frente al espejo, la desolación extrema de un suicida (perdón por las redundancias). Y acompañado por alejandrinos memorables, como "la lenta sed del mar bebiendo de Alfonsina".
    Conmovedor, Antonio, conmovedor.

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  8. Juan Antonio, como siempre agradezco, y mucho, tus palabras que, además, son de todo un especialista. Siempre me ha gustado Larra, y siempre me acuerdo en febrero, en 13 de febrero, de su juventud prescindida. Y ese espejo… ese espejo me inquieta también desde los 13 años (aquel remotísimo “4º y Reválida”), que es cuando conocí al escritor romántico menos dañado por el paso del tiempo, en mi opinión al menos. Claro que en ese espejo hay otros más, bastantes más…

    Gracias pues.

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  9. Qué buena reflexión entorno al suicidio, al grande Larra. En efecto, comparto tu opinión de que es el más actual de los románticos, sin duda.
    Yo también me he conmovido al leerte, Antonio. Un abrazo.

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  10. Muy agradecido, Octavio, por tu visita... Y recuerda: hay que tener mucho cuidado con el amor.

    Larra era de una sinceridad literaria excesiva, tal vez por eso tuvo que ser su vida tan breve; pero, sin duda también por eso, es por lo que se mantiene tan temporalmente atemporal, tan entre nosotros.

    Un abrazo.

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  11. El amor ayuda, normal que haya por medio una Dolores Armijo, pero yo creo que siempre obedece a mordiscos más lentos,"la lenta sed del mar bebiendo de Alfonsina" (qué verso)y la atracción del abismo en el momento justo. También el valor, y la sinceridad literaria excesiva, que a veces son un síntoma malísimo para el autor, pero algo que agradecemos como lectores. ¿No estás, a veces, harto de corrección?
    Un beso.

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  12. De qué corrección se trata, Olga; no estarás preguntándome si no me canso de ser correcto, ¿verdad?... Porque me tiré trescientas entradas con el gato de Schrödinger maullando en un mundo ficticio, acompañando a Mr. Hyde por las bodegas del alma y aplaudiendo a un alter ego inactual, que por ahí anda, en las antípodas de mi vida. Porque me quejo de las fiestas, protesto de la primavera (con la excepción conocida), no soporto el verano, me gusta la lluvia, me lamento de “estos tiempos”, “vivo” en el XVII, aplaudo a Platón, me disgusta la moda, se me atraviesa el “pensamiento que toca” (ese dictado de los “medios” que permite adivinar los resultados de cualquier encuesta de opinión con sólo conocer los titulares de un telediario)… Todo ello, nada correcto sin duda.

    No, no puedo hartarme de la corrección ni de su contrario: sencillamente, estoy fuera de juego.

    Gracias siempre por tus palabras.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  13. El suicidio a veces es una evasión.
    ¡ Buf ! hoy es el día del amor y como dijo Lope de Vega: "el amor fué el inventor de los poemas"

    "¿Cómo he podido
    vivir sin vida todos estos años?
    Por evitarme daños, tuve daños,
    y huyendo penas,penas me han venido..."

    Un beso de cupido

    ResponderEliminar
  14. Una evasión quizá desmesurada, Veridiana. Y ya que invocas el amor, un poco mefistofélicamente en esos versos de Carmen Jodra, dediquémosle otro pequeño recuerdo:

    Yo te seguí en la sombra como una
    sombra funesta de tu voz esclava,
    y eras en mí como una espina brava.
    Y eras en mí como piedad de luna.

    Yo te seguí feroz como ninguna
    por tierras muertas entre fuego y lava;
    decías en llanto: si mi vida acaba
    tu espalda viendo lo tendré a fortuna.

    Dulce tu alma como fruta a punto
    la vi exprimirse sobre un alma blanca
    que ahora vive, con la tuya, junto.

    Dolor gemidos de mi pecho arranca,
    mas el impulso de una fuerza loca
    cuando la besas tú, beso su boca.

    Es de Alfonsina Storni; quizá ya lo conocieras.

    Besos.

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  15. Por Dios, me refería a estar harto de la corrección como lector, como lector. Creo que eso llama la atención de Larra, lo profundamente incorrecto que podía ser. Ahora deja un gusto agradable, pero en su momento siempre es muy difícil serlo. Alguna amargura le traería, pero hace que de fondo se oiga una intención de autenticidad y no de complacencia que aún es reconocible por el lector actual. Lo malo de ser así es que se es así, y se puede acabar siendo implacable incluso con uno mismo. Ahora es francamente difícil leer algo políticamente incorrecto o que no lleve preparadas mil redes sobre las que caer. Todos sabemos que hay cosas que nunca leeremos.
    Sólo eso, maestro.

    Un beso.

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  16. Ya decía yo, mi “díscola discípula”, que no podía ser que de esa guisa me trataseis. No extrañaría yo residencias en Babia o en El Limbo, pero la Corrección al uso, en calidad de empadronado habitante, me provoca acidosis en el alma.

    Besos fuera de la broma.

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  17. Bebió del amor de Dolores Armijo hasta la última gota y Dolores tuvo suficiente y él se quedó colgado del hilo de la desesperanza... olvidó a "la difunta" que estaba viva... no existía. Quizá corrió y fue hacia ninguna parte. Escribió lo que nadie hubiera escrito ... y se acabó. Tal vez un día miró sus manos y pensó que , con ellas, ya lo había hecho todo. Sus manos llenas y su alma desnuda... Un instante ... ¿qué sucede en la mente, en el corazón de un hombre durante ese instante? ¿Que provoca que un hombre niegue su instinto de supervivencia?

    Es Mariano José de Larra. Y también el chaval del anuncio de Ausonia "¡es una fiesssta!". Cualquiera que toma una decisión así ¿Por qué la toma? ¿Qué cable al que agarrarse no encontró?

    Para mí... triste incógnita. Y duelo.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  18. Somos el único ser vivo que puede querer dejar de serlo. ¿Por qué?, nos preguntamos. Y una respuesta, nada satisfactoria, sería: porque somos el único ser vivo para el que la vida es una invención constante. Los otros no inventan, buscan lo que les corresponde; y si no lo hallan, tienen que seguir buscando. Nosotros tenemos que construir primero lo que queremos buscar; y luego conseguir que sea; y después perseguirlo; y más tarde encontrarlo. Agotador nuestro esfuerzo, que se multiplica por cuatro. Desolador, si no se encuentra. Demoledor, si después de todo se pierde.

    No quería hablar de esto, sino recordar a Larra. Las respuestas son absurdas cuando se dan desde otro problema. La vida es uno, bastante difícil; su abandono, otro del que aquélla nada sabe. Dices bien: sólo tenemos el “duelo”; ni opinión, ni juicio, ni palabra… Humanamente hablando, ni palabra.

    Gracias por tu visita.

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