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Desde la M-607, al Guadarrama esta mañana le bajaba la blancura hasta las rodillas. Más abajo incluso, diría yo. Como una rendición, el horizonte ondeaba banderas blancas ante el tozudo invierno. Quiere ya la tierra el sol, la luz, la flor temprana; la ladera encendida y el pulso renovado; las tardes prolongadas en tertulias y el día entre amoríos de una nueva adolescencia. Quiere recuperar la altanería sensual de los jardines inventando flores que se le han olvidado. De niño, recuerdo haber oído en labios de mi madre que si la Candelaria plora, el invierno fora; si non plora, ni dentro ni fora. Pues ploró la Candelaria… Y el invierno, como si con él no fuera.
Mea culpa, gélido amigo mío: tanto penar tus ausencias, tanto alabar tus melancólicas virtudes, tanto insistir en tu tibieza de los últimos años, tanto decir que ya no eras como antes…, te ha llegado a tocar el amor propio. Por eso has estallado. No das tregua por eso. De acuerdo, bandera blanca. Pero déjate ya herir por el presagio de otra primavera en los almendros, déjate confundir ya por la otra blancura de su resurrección.
Te lo pido yo que he sido el más recalcitrante de tus aliados. Y el Guadarrama, esa costura láctea sobre el horizonte que he visto esta mañana desde la M-607.
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Mea culpa, gélido amigo mío: tanto penar tus ausencias, tanto alabar tus melancólicas virtudes, tanto insistir en tu tibieza de los últimos años, tanto decir que ya no eras como antes…, te ha llegado a tocar el amor propio. Por eso has estallado. No das tregua por eso. De acuerdo, bandera blanca. Pero déjate ya herir por el presagio de otra primavera en los almendros, déjate confundir ya por la otra blancura de su resurrección.
Te lo pido yo que he sido el más recalcitrante de tus aliados. Y el Guadarrama, esa costura láctea sobre el horizonte que he visto esta mañana desde la M-607.
Luego lanzarás pestes contra la pobre primavera y las señoras vestidas de comunión (de madres de comulgantes, quiero decir:-), ya verás.
ResponderEliminarPero ella es tan obediente que la llamas y vendrá, si se lo pides así:-)
¿No has visto las yemas de los árboles y de los setos?
Ya verás qué pronto viene.
A mí me gusta este tiempo, porque queda todo lo mejor por delante, está sin gastar. Y porque los almendros en flor son lo más bonito del mundo. Y porque queda poco invierno. El invierno me agota, me acaba poniendo triste.
Un beso, Antonio.
"Pero déjate ya herir por el presagio de otra primavera en los almendros, déjate confundir ya por la otra blancura de su resurrección".
ResponderEliminarEsto que has escrito me parece muy hermoso... dejarse herir de nuevo el alma por la belleza.
No cerrarse a la verdad que en cada día asoma a nuestra mirada.
Ver, mirar... no dejarse mecer ni un minuto más en la tristeza. En lo que fuimos.
Porque ahora somos otro. Somos...
...apetito del ser, darnos a la luz que nos revele, que nos sostenga y, más todavía, que nos sustente. Ver. Volver a nacer.
... Dejarse herir de nuevo el alma por la belleza.
Ojalá seamos conscientes siempre de la oportunidad que cada día nos ofrece, ojalá sepamos nacer. Ojalá nos dejemos llenar el alma por tu frase.
Estupendo párrafo.
http://www.youtube.com/watch?v=NMB4xtnFlvo
ResponderEliminarYa sabes, Olga, que soy un cascarrabias. Pero tengo momentos de lucidez; un par de ellos, según mi perfil, de vez en cuando. Al parecer, éste es uno; quizá porque el sistema nervioso se me está rebelando contra tanto frío. Y no, no he visto aún yemas por ninguna parte. Lo que me preocupa. ¿No será que el invierno se me ha metido dentro?
ResponderEliminarGracias y un beso
Es un hermoso comentario, Ana, que te agradezco sinceramente. Como tratamiento me vendría bien releerlo un par de veces al día para evitar caer en mis "habituales tentaciones": ya digo, soy un cascarrabias.
ResponderEliminarUn saludo, intentaré que no se me olvide.
Pues si “bandera blanca”, me ha gustado esta canción complementaria, esta “white flag” de Dido que, sin embargo, no está dispuesta a izarse. Y hace bien, porque lo del Guadarrama es una rendición de puro agotamiento, casi sin honor. No la conocía porque mi contacto con la música actual no es ni tangencial siquiera. Es lo que tiene ubicarse uno en el siglo XVII.
ResponderEliminarGracias y un saludo.
Pues sí, Antonio, ayer nos hizo un poco mejor en la sierra, tuvimos ¡hasta sol!, al menos en El Boalo. Eso sí, soplaba -y sopla- un viento gélido todavía que a veces se calma un poco.
ResponderEliminarNos nevó ayer y hoy, de vez en cuando, y se nos puso un arco iris intermitente pero enorme, enorme, que hace presagiar lo mejor.
Queda invierno todavía, pero algunas yemas engordan ya.
Un beso y un abrazo
Aurora
Sin duda queda invierno aún , Aurora; poco más o menos, la mitad. Pero esta mitad debería ser menos “agresiva”, sobre todo por lo mucho que lo ha sido la otra. Y voy a graduarme otra vez la vista porque aquí todo el mundo ve “yemas” menos un servidor.
ResponderEliminarBesos.
Tengo la suerte de vivir frente al mar. La Tarraco mediterránea es una delicia. Incluso en invierno. En estas tierras la primavera se desliza en el atardecer del invierno. Llega sin notarse. No abre la puerta con brusquedad.
ResponderEliminarNo obstante querría que no olvidáramos que lo "otoñados" también enferman en primavera. Es dura la primavera, muy dura. Incluso más que el otoño. Ellos no pueden ver el color , la naturaleza con toda su fuerza, renaciendo. Supongo que el miércoles, día mundial del enfermo, habrá un recordatorio para ellos. Por si acaso, con tu permiso, me adelanto un poco.
Gracias por el post. Precioso.
Un saludo
"...esa costura láctea sobre el horizonte que he visto esta mañana desde la M-607", podría haber sido escrito por un alienígena en su bitácora a bordo de su nave M607.
ResponderEliminarBromas aparte, magnífico texto, amigo Antonio.
Saludos
¿Tienes la suerte, Sunsi, de vivir frente al mar? Yo, sin embargo, sólo tengo una copia suya. Aquí, en la pared que hay detrás del ordenador; una reproducción de Claudio de Lorena, “El embarque de Santa Paula romana en el puerto de Ostia”; el único cuadro que, cuando lo veo (el original, claro, no éste, que amarillea en exceso por mis flirteos con el tabaco), me hace oler y oír el mar. Así que, envidio sanamente tu suerte.
ResponderEliminarEn cuanto a los “otoñados”, primero pensé en Juan Ramón; luego, la palabra me llevó a tu artículo (creo que es tuyo por la coincidencia del nombre) que es literariamente espléndido. A veces, demasiadas quizá, soy cruel con las depresiones. Espero que no hayas leído entradas como “Lo que sé del síndrome”, que no está en esta “imaginaria” afortunadamente, porque te escandalizarían. Confieso que mi postura responde a una simplificación con toda probabilidad injusta: cuando miro los mapas de la supervivencia en el mundo, me parecen un lujo ciertas afecciones, y cuando me dicen que es la química su causa, me rebelo contra la ciencia y pienso en la vida elemental que tan sólo pretende vivir un segundo más para luego… ya veremos. Sólo soy capaz de entender la depresión como consecuencia de la muerte de un ser querido, muy querido, un ser de ésos en los que hemos depositado mucho más que la mitad de nuestra vida. Un hijo, por ejemplo, o un amor imprescindible para que uno pueda seguir siendo uno. Las demás no las entiendo, o supongo que la voluntad debería poder con ellas. Y si me hablan del sodio, de la serotonina o de la feniletilamina, concluyo que mi idea de la vida es mentira y que me gusta más mi mentira que la verdad de verdad. Algo parecido a lo que te decía sobre el cuadro de Lorena, que no es el mar real, sino la ficción de una mano maestra. Pero huele igual. Y habla casi lo mismo.
Por cierto, mis “otoños” empiezan a ser excesivos (cincuenta y ocho, ni más ni menos), pero no me voy a celebrar el miércoles a pesar de mis recurrentes y narcisistas melancolías. El viernes, sin embargo, me acordaré de Larra, que sólo contaba veintisiete y prescindió de sí por una tontería. ¡Todos tenemos contradicciones!
Muchas gracias, Sunsi, y perdona si parezco de pobre simpatía: es que tengo el síndrome de Cyrano. Algún día explicaré en qué consiste.
¡Jajaja…! Tato, ¡cómo me has calado! Si preguntases a cualquiera de mis alumnos que de dónde vengo, te respondería inmediatamente que de un planeta galileano; de Ganímedes en concreto. No es que se lo crean, pero funciona: hace treinta años descubrí que el desconcierto es el instrumento más adecuado para que la razón quiera funcionar. Y lo sigo explotando. He buscado para ver si existía un objeto Messier 607. No lo he encontrado. Este “alienígena” no tiene residencia conocida.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu terrícola visita.
Sí, Antonio, el artículo lo escrbí yo hace un tiempo ya. Lo titulé "Otoñados... con permiso de Juan Ramón" . Sirve también en primavera.
ResponderEliminarLa falta de recaptación de serotonina no sólo es la causa de las depresiones endógenas. También del transtorno bipolar, del Transtorno Obsesivo Compulsivo... Éste último es la cuarta enfermedad psiquiátrica más discapacitante. En primavera, un infierno.
Ya ves... la serotonina... Una substancia prciosa que algunos no tienen y los neurotransmisores no pueden conectarse.
Reconozco que no todo el mundo tiene por qué conocer a fondo estos temas. A veces, simplemente sucede que no te ha tocado convivir con este tipo de enfermos. Porque te aseguro que si te toca... te pueden llegar a confundir con un psiquiatra. Obligatoriamente tienes que informarte para saber qué has de hacer y qué no.
Un saludo desde Tarraco.
Me recuerda unverso de José Julio Cabanillas: "Ya han pasado las nubes / y el invierno retira sus banderas". Ojalá las retire pronto para que la primavera nos llegue (dentro y fuera) lo antes posible, que ya vamos echando de menos a Perséfone.
ResponderEliminarHay alternativas: Una buena manta, buena compañía , un café caliente y a pasar este día; y mañana: manta, café caliente y...otra compañía.
ResponderEliminar¡ Me encanta el invierno !
Veridiana
Conozco las aminas, Sunsi, y su relación general con el funcionamiento del Sistema Nervioso (hablando de otras cosas, por ejemplo en http://arazuaga.blogspot.com/2008/01/el-amor-y-la-feniletilamina.html , también las “maltrataba”); pero en lo que a las explicaciones del psiquismo humano se refiere, soy contrario a las monomanías (no “monoamina” en este caso) químico-reduccionistas; por eso contraataco yo con otras “simplificaciones” literarias.
ResponderEliminarLa medicina misma apela insistentemente a la disposición del paciente para salir adelante de muchas enfermedades. Esas disposiciones que son el “querer”, ese “querer” que es la voluntad. A eso me refiero cuando antepongo ésta a la resolución de aquéllas; a eso, cuando digo que “me gusta más mi mentira que la verdad de verdad”.
Con todo, pediré perdón por mi “parcial” tratamiento de estos temas.
Un saludo
Bueno, Octavio, salgo ganando mucho con el "recuerdo".
ResponderEliminarY eso, amigo mío, que vamos a ver cómo se porta Hades.
No me desagrada, no, Veridiana: de hecho, me defino como un "aliado recalcitrante" del invierno.
ResponderEliminarCreo que la culpa de mi rendición la tiene la electricidad -que ha subido- y la "poquita" calefacción que tengo -que amén de escasa me va a salir carísima-.
Para que veas, detrás de tanto adorno de palabras, lo que hay es un tío helado echando cuentas.
¡Cosas de la "literatura"!
Gracias por tu visita; me pensaré lo de la manta.
Si ya dice mi hermano: "Hermana no hay nada como ser rico..."ji ji.
ResponderEliminarCuidate, no te resfríes y no te vayas a vivir al Norte.
Un gélido beso.
Tu hermano tiene toda la razón del mundo.
ResponderEliminarRespecto al Norte, ¡no sabes cuánto me tira! ¡Como el Sur, que otro tanto! Vamos, que ando con “el corazón partío”. O como el Asno de Buridán, que se muere de hambre en el "Centro" por tener dos montones iguales de heno a idéntica y simétrica distancia.
Entenderás de qué me viene el “punto de locura”.
Un beso, hoy un poco menos helador.