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Niebla de nada

.

… y atrapar vientos
Eclesiastés, 2, 17



Las ganas de la noche no se cuentan,
no se dicen a nadie, no se escriben,
no se ponen en boca de los otros
ni se adornan teoremas a su costa.

Las ganas de la noche se descubren
una tarde cualquiera –sin razones
aparentes de grávida importancia–
colgadas de los árboles o el cielo,
detrás de un contraluz imprevisible;
o en un fotomatón, agazapadas,
como una identidad de oscuridades.

Las ganas de la noche son remite
del sobre de un silencio: esa indigencia
de una carta que no nos llegó nunca,
que nunca se escribió ni fue pensada,
que no fue más que niebla… Nada y niebla;
niebla de nada en un buzón vacío.


(29 de marzo de 2009)
.

Comentarios

  1. "esa indigencia de una carta que no nos llegó nunca", qué cierto y qué tristeza a veces. Y venga a esperar nada.

    En cualquier caso, Antonio, aunque todo sea siempre ese atrapar vientos, también dice el Eclesiastes, casi sorprendentemente, "No hay mayor felicidad para el hombre que comer y beber, y disfrutar en medio de sus fatigas. Yo veo que también esto es don de Dios".

    Así que de algún regalo ya disfrutamos, creo, entre otros el de tu escritura, ese seguro.

    Un abrazo y un beso a repartir
    Aurora

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  2. La noche espera. Quiere que cada uno la descubra a su manera, si es que puede, si es que quiere,si no pierde el tiempo y la orientación en su negrura. Da igual que pierda la palabra; la noche baraja otros idiomas.

    Un saludo

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  3. Contar que no cuentas, contar que las ganas de la noche se entreven o se descubren ...Pero las ganas de la noche, Antonio ... ¿son nada? ¿son niebla? ¿o son inenarrables porque la voz ha enmudecido?

    Cuando cuento que no quiero expresar, explico que guardo con cerrojos mi intimidad. El silencio es muchas veces más elocuente que la palabra.

    Un poema envuelto de oscuridad luminosa... Precioso.

    Un saludo y muchas gracias.

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  4. Me gusta esa forma de hablar de “las ganas de la noche”, que aparecen “detrás de un contraluz imprevisible”. La palabra “deseo” no sería exacta; la palabra “casual”, tampoco (tal vez en esto, más que nunca, la casualidad no exista).
    Un poco de niebla de nada que cada uno ve, cada cual reconoce la que es suya, e igual que si hubiese visto un fantasma, se calla su presencia tal vez para no ser juzgado con leyes ajenas.
    Volvemos las ganas silencio, niebla de nada. Pero esa “identidad de oscuridades” se sabe nuestro nombre y nos seguirá llamando. Las ganas de la noche no se pasan aunque sean indigencia de una carta que no nos llegó nunca.
    Es muy bonito, Antonio.
    Un beso.

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  5. En primer lugar perdonadme todos el retraso: son la nueve cuarenta y cinco y hace veinte minutos que he llegado a casa, ¡desde las siete y media de la mañana! Son servidumbres con las que no quiero aburriros, pero no he podido acercarme hasta ahora a este pozo de mis tonterías.

    Aurora, la oscuridad, como las procesiones, va por dentro (en mi caso, incluso por fuera porque tengo una monomanía antiquísima de vestir casi siempre de negro). Pero no me quejo de ninguno de los mil regalos que he disfrutado en la vida. Aquella tiene algo de piel interior de la que no puede prescindirse; éstos, sin embargo, son como una gracia inmerecida que levanta la niebla de vez en cuando.
    Agradecidísimo a tu visita y tus palabras, y un beso, que te mereces no sólo por ellas.

    Bienvenido (o bienvenida), dicenquedicenquedigo. Esta mañana me fui de noche envejecida, que empezaba a no ser noche. Luego, he vuelto de noche recental, que sólo quería serlo. En ese paréntesis se han metido 14 horarias oscuridades de distintos quehaceres. Para colmo, anoche empecé la jornada con esta “niebla” tan poco recomendable… Yo creo que la noche a mi ya no me espera. Me ha llegado.
    Muchas gracias por tu amable visita.

    Gracias, Sunsi, por ver algo luminoso en esos diecisiete renglones… Y estoy de acuerdo en que la intimidad es de uno. Y que debe seguir siéndolo. No como ahora, en estos tiempos de precario pudor en los desnudos del alma que son tan insultantemente frecuentes. La noche de uno muere con uno (como en la glosa), incluso disimulando días.
    Un saludo.

    Es verdad que “no se pasan las ganas de la noche”, Olga. Deben de ser medio genéticas. Ya sabes que Freud hablaba de dos instintos en el hombre: Eros y Thanatos. Pues en eso estamos desde siempre, entre el amor y la noche, abriendo buzones vacíos con cartas de niebla que nos remite el silencio.
    Uf, estoy insoportable. Ya dije alguna vez que ni yo mismo me aguantaba. Gracias por hacerlo tú siempre.
    Un beso

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  6. Yo, que conozco en profundidad las ganas de la noche -esa eterna compañera de viaje-, me he quedado prendado de este poema. Un abrazo, amigo.

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  7. No se cuentan, Antonio, no se cuentan...

    Será que en estas idas y venidas por el metro transecular he tenido que hacer trasbordo en la parada Alejandría de la línea 20 y se me quedó en el bolsillo una de las octavillas que un poeta griego repartía por allí. Hace tiempo que pensaba ponerlo en una décima, lo cual, en principio, va contra los míos. Pero como en otra parte he cumplido ya con mi particular imperativo métrico para con Cavafis, tu poema y tu charla con Sunsi me dan ocasión de satisfacer el capricho. Ahí, pues, va, con todos su defectos, por los dos:

    CUANTO PUEDAS

    Y si no es dado la vida
    hacerla cual se desea,
    procura al menos que sea,
    cuanto puedas, defendida
    del trasiego que la afea.

    No la arrastres por el mundo,
    ni la dejes tan expuesta
    ante todo trato inmundo,
    que entre negocios y fiesta
    se te haga ajena y molesta.

    Rafa Herrera

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  8. Sé que sabes mucho de la noche, Octavio; que eres conocedor, portavoz y poeta de sus andanzas. La noche es la inquietud y su contrario. ¡Todo en el fondo!

    Un abrazo, y gracias.

    ResponderEliminar
  9. Me has obligado a otra entrada, Rafa. Y no quería. Tu “Cuanto puedas” me ha llevado a la oposición poder-querer. Siempre he dado prioridad al segundo sobre el primero. ¿Qué pasa cuando querer no quiere? Es una cuestión heterodoxa; ¡cosas del ser humano!
    No sé si queda claro en la siguiente entrada.
    Gracias y un saludo.

    ResponderEliminar
  10. Entro tarde... ya hay un nuevo post.

    Quería darle las gracias a Rafa, con permiso de Antonio.

    -"Ahí está mi alma y mis afectos... ¿Quién los quiere?"
    - "Protégelos en el almero antes de que se escurran y se despeñen en esta pendiente ... antes de que se magullen al contacto con los peñascos, antes de que los arañen los matorrales y , finalmente, acaben duiluidos en la inmensidad del mar"

    Un saludo a los dos.

    ResponderEliminar

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