Ir al contenido principal

Si lo pensaras...

.

Si pensaras que todo este cansancio,
este hacerme fantasma de mis días
y verme el alma del revés del alma…

Si pensaras que tanto desacierto
y tanta confusión, tanta extrañeza,
tanto ir y venir por las espadas…

Si pensaras que no durmió un quejido
sin llamarte de noche cuando todo,
queriendo descansar, no descansaba…

Si pensaras que he muerto en no vivirte,
en no saber qué cosas distraían
ceñidas por la vida tu mirada…

Si pensaras que todo era tu nombre;
por tu nombre, en tu nombre, de tu nombre...
Sólo eso, ya ves... ¡Si lo pensaras!


(12 marzo 2009)
.

Comentarios

  1. Versos de verdadero amor. Sentido y pensado.
    ¿Sabes por qué pienso que el amor de don Quijote por Dulcinea era verdadero aunque no fuese verdad? Porque don Quijote pensaba en ella, pensaba siempre en ella.
    Por eso me gusta este "Si lo pensaras..." porque al ser amado, si le piensas, le das una verdad.
    Un beso, Antonio.

    ResponderEliminar
  2. ¿Pero no decías que ibas a estar toda la semana corrigiendo? Afortunadamente te has desobedecido y te has dejado caer con este sobrecogedor poema, de principio a fin, con un cierre magistral. Enhorabuena y gracias, Antonio.

    ResponderEliminar
  3. Observo que la semana de exámenes ha terminado con un Cum Laude. ¿Los alumnos bien?...¿Prueba superada?

    Un poema... delicioso. Y, además, éste se capta a la primera lectura. Creo.

    "Si pensaras..." Un condicional que a menudo queda suspendido. Si pensaras... o si supieras qué pienso. Si pensaras en lo que pienso..., si supiera tejer mi pensamiento en el tuyo...

    Si pensaras... Y por qué no rematar la jugada y abordarla con el interrogante:"¿Qué piensas?" ... Pero la pregunta es un atraco. Manos arriba: vomita tu intimidad, desaloja ese rincón donde fluyen tus ideas...y sácalas para que yo las vea.

    Gracias por el regalo y buen fin de semana, profesor.

    ResponderEliminar
  4. Qué bonito, y qué platónico (mira que soy cargante), Olga, ese “…al ser amado, si le piensas, le das una verdad.” Se ha centrado el mundo tanto en sus tildes pasionales, que ha olvidado que también se puede amar unos palmos por encima del abdomen. Lo sabían los místicos. Y Don Quijote, por supuesto; y Dante… Lo sabía, y lo sabe, esa parte del hombre que hemos enterrado a fuerza de ridiculizarla, a fuerza de sustituirla por las garras del deseo y otras cosas… Como “el mal amor”, de que tan bien has escrito.

    Muchas gracias y un beso.

    ResponderEliminar
  5. No es que me haya desobedecido, Juan Antonio, es que me he organizado bastante bien: sólo me quedan 15 calvarios de mi particular "semana santa".

    Te agradezco muchísimo tus palabras.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Como he dicho a Juan Antonio, Sunsi, aún no he terminado. Pero casi. De momento las cosas van bastante bien en cuanto a resultados.

    Muchas gracias por tu pormenorizado análisis de esos condicionales que parecen haber perdido su apódosis. Tu espléndida lectura me satisface doblemente: porque te ha gustado y porque me he hecho entender. “Creo”.

    Un saludo, colega; espero y deseo que hayas podido conjurar, definitivamente, los hados adversos.

    ResponderEliminar
  7. Es hermoso lo que escribes.
    A veces los sueños más nobles están bloqueados,o sencillamente no interesan. Si no hay un diálogo amororoso, algo se quiebra,y se construye sobre una ficción.
    El no amor ¡ también es muy poderoso, muy habil, muy mal perdedor...

    Un beso reconfortante.

    ResponderEliminar
  8. Si analizo, Veridiana, el complicado proceso que va de la gestación de una idea a su codificación en un término, su emisión por un medio, su decodificación por un receptor y su consecuente asentamiento entre las otras ideas de éste, la comunicación –el diálogo– me parece un milagro. Lo normal es que la gente no se entienda. Sin embargo, parece hacerlo; tal vez, por una “armonía” establecida de antemano al uso de Leibniz. Nada se quebrará entonces por decirse o dejar de decirse: lo quebrado siempre estará quebrado por su absoluta incompatibilidad con el orden que rija la circunstancia correspondiente.

    Muchas gracias, y un beso “racionalista”.

    ResponderEliminar
  9. Por cierto, Antonio. No hace mucho leí una entrada de aforismos en un blog muy bueno. Iba sobre idealismos y me acordé de ti cuando leí el siguiente:
    "Platón era de ideas".
    Era, ¿verdad?
    Pensé en contártelo a la menor ocasión;-)
    Saludos, y muchas gracias por la referencia a mi entrada.

    ResponderEliminar
  10. Los leí, Olga: la entrada y tu comentario. Y pensé en ese “amigo” de “parrafadas largas”.

    Lo que pasa con Platón es que “era”, “es” y “seguirá siendo” mientras, de una u otra forma, queramos pensar el mundo. Podrá gustar o disgustar; se podrá blasfemar sobre él –como hacen Nietzsche y otros–; se le podrá adulterar; o entender o malentender o, simplemente, no entender. Pero nunca se podrá prescindir de sus “ideas”. Esto es así, qué le vamos a hacer.

    Y… muchas gracias a ti.

    ResponderEliminar
  11. Bueno, con este lujo de comentaristas, uno no sabe qué añadir. Seguramente tampoco lo sabría aunque hubiese sido el primero en comentar, por eso mejor me callo y me quito el sombrero.

    Un abrazo

    P.S.: Es curioso, pero estaba escuchando esto cuando me topé con tus versos. Si además los vistieras con tu voz...

    ResponderEliminar
  12. El verdadero lujo, amigo Tato, es veros aparecer por aquí.

    En cuanto a la voz, he ido al vínculo de Apocalyptica y, según lo oía, he pensado en voces que conozco y no conozco, he pensado en todas las voces. Y el poemilla me ha gustado más en cualquiera de ellas.

    Muchísimas gracias, y un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  13. Me sorprendes una vez más, querido Antonio, con esa extraordinaria capacidad que tienes para aliviar (¿?) en un poema sentimientos como la desazón, el desamparo, la tristeza, el amor. Como lo he leído después de hacer las camas, he pasado en unos minutos del suelo prosaico al cielo lírico. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Para mí ese nombre es el de todas las mujeres, y pensándolo de ese modo, el poema me llega al alma. Un abrazo, poeta.
    Y que acabe pronto el martirio de los exámanes.

    ResponderEliminar
  15. Muchas gracias, Antonio, ya sabes, porque lo he recordado en no sé cuantos foros, que para mí la poesía es aquella “honda palpitación” de que habla Machado. Si de verdad consigo “aliviar” esos sentimientos… es lo mejor que puedes decirme.

    Un abrazo.

    P.S.: la tarea doméstica más odiosa, para mí al menos, es hacer una cama. Cualquier cosa después de eso me parece un paraíso.

    ResponderEliminar
  16. Como uno, muy a su pesar, es psicólogo, Octavio, aun conociendo tu pasional trayectoria, piensa que eso de “…todo era tu nombre” te va como anillo al dedo, y que no es cierto que ese nombre sea el de “todas”, sino el de “una” que calladamente cruza los subterráneos de tus versos. Vamos, que eres un corazón grande cuya palabra flota sobre un silencio inconfesado.

    Muchas gracias y un abrazo.

    ResponderEliminar
  17. ¿Psicólogo, Antonio? Pues tienes mucho ganado ... Ahora, en las aulas, a veces hay que hacer terapia. Aunque dudo que lo hayas hecho nunca.

    Mi hijo Carlos ha empezado psicología para remtarlo con criminología. Se hace un lío con la psicología de la percepción. En cuanto ve números y fracciones se bloquea.

    Me ha encantado el comentario de Olga y tu respuesta. Platónico... irremediablmente platónico.

    ¿Puedo añadir otra versión?. El ser amado puede existir dos veces... Allí, donde puedes darle alcance (¿o no?), y aquí...en mi dentro... pensado..., donde le das vida de nuevo sin ningún cabo suelto. A veces no coinciden; a veces, afortunadamene, allí y aquí se funden. Aristotélica... irremediablemente aristotélica.
    Disculpa ; en el fondo no era más que un juego...

    Un saludo y feliz domingo.

    ResponderEliminar
  18. ¡Qué va, Sunsi!... Aquí te has empapado de Platón. Ese amor de dentro, de “aquí”, que se encuentra un día con su “allí”, coincidente y externo, es la “reminiscencia” del ateniense, la idea pegada al alma que un día descubre la sombra de su forma deambulando por las calles. Aristóteles lo haría al revés. Por eso me reafirmo: aun creyendo creer que no somos platónicos, en la configuración que hacemos de la realidad lo somos necesariamente. Da lo mismo que hablemos de amor o de justicia o de cualquier otra cosa.

    Un saludo.

    P.S.: No me gusta la Psicología invasora del hombre para su “dominio”, que es lo que le ha ocurrido desde que se creyó “ciencia empírica”.

    ResponderEliminar
  19. OK, profesor... lo pensaré. Siempre teniendo en cuenta que donde hay patrón no manda marinero. Sabes muuuucho.

    Saludos de nuevo

    ResponderEliminar
  20. Ha debido perderse un comentario anterior, donde alababa la preciosa cadencia asonante de cada trístico, y hablaba un poco de la condicional que ahora, a propósito del platonismo, da lugar a estas reflexiones. Decía más o menos que el amor (de abajo o de arriba, del centro o de los dedos) nos obliga, a cambio de sus dulzuras, a ese ejercicio de imaginación que es la condicional irreal, y que no es sino sustitución del propio amor, de ese derretirse de las entrañas (o del corazón, según el caso), por una serie de ideas, esperanzas, futuro, etc.
    La misma sustitución de la cosa por su idea que promulga Platón. No es una crítica, sino una constatación, y evidentemente que vivimos marcados por el platonismo. De hecho, creo que los escritos de Platón son valiosísimos para entender cómo esa sustitución que sufrimos constantemente tiene lugar. El problema es, como siempre, la aplicación que de esa filosofía, a la que no podemos sutraernos, se hace después. En general Platón es ideal (perdón por el chiste fácil), y no sé si a pesar suyo, para sustentar todo tipo de imposición ideológica apelando a una entidad superior. Lo han hecho las religiones y lo hace constantemente la política... Castoriadis lo explica bastante bien en el segundo volumen de “Ce qui fait la Grece” (supongo que FCE ya debe haberlo publicado en español), por oposición a la verdadera democracia ateniense, que sólo responde ante sí misma y está permanentemente sometida a la autocrítica y la autovalidación por parte de los ciudadanos.
    Perdón por la parrafada, pero es que tu querido Platón sigue dando para mucho...
    Y el poema, delicioso y revelador también...
    Rafa

    ResponderEliminar
  21. Por desgracia para mí, Rafa, debió de perderse: alguna “cartesiana divinidad maligna” se cruzaría por estas redes.

    Lo primero: gracias por enriquecer una vez más estas entradas tan generosamente. Lo segundo… que no, que no estoy de acuerdo. O que sí, vaya usted a saber.

    Yo no hablo de Platón como un conjunto de sombras objetivas que determinan al hombre; yo hablo de Platón como una convicción que está detrás de cada hombre cuando defiende o cree defender una razón o una pasión cualquiera. La provisionalidad, el convencionalismo, el relativismo no funcionan mientras “creemos”, sino cuando definimos lo que suponemos saber. Tanto el enamorado como el político (supongo) se “creen” su pasión o su argumento con una objetividad eidética incuestionable. Y la razón es porque si no lo hicieran así, si no les pasara así, nadie ni nada les daría el más mínimo crédito. Yo, por lo menos, no me atrevería a defender una causa como justa si no estuviera convencido hasta el tuétano de que “lo es”. Y no me sirve un “que sí”, “que de acuerdo”, “que lo es aquí y ahora”, porque tales consideraciones son una reflexión sobre el tiempo en las que el “aquí” y el “ahora” han dejado de ser ahora y aquí. En realidad, cuando el amante dice “amo” o el estadista afirma “es justo”, no hay un tiempo sino una inexplicable certidumbre de eternidad. Tal parece, ahora sí, que la “idea” platónica campa por sus respetos. En cualquier trayectoria biográfica, incluida la de Castoriadis, o histórica, como la permanente “autocrítica” de la “democracia ateniense”, esto es así: en cada instante de su afirmación, ésta es “lo que debe ser”, “lo que es” objetivamente.

    Por eso digo ser platónico, porque la recurrencia a la provisionalidad, a la temporalidad, falsearía, en mi opinión, cualquier cosa que se dijera, defendiera o amara. Por eso digo que lo somos todos.

    Un abrazo, y gracias de nuevo.

    ResponderEliminar
  22. Mi querido Antonio:
    Me uno a "Er Tato" porque efectivamente el nivel de los cometarios está por las nubes.
    Pero no podía dejar de expresarte mi profunda admiración ante semejante belleza y mi gratitud por estos momentos que nos reconfortan el alma....
    Esta noche me has emocionado.
    Es uno de los poemas más emotivos sobre el desamor que he leído.
    Gracias maestro.
    Un beso

    ResponderEliminar
  23. Yo sé, Inma, que es el cariño quien envuelve tu admiración. No me importa, siempre aquél será más importante que ésta. No sabes cuánto agradezco tu visita y tus palabras; tú que, además, tan bien (y también) me conoces en esa otra cara del día a día.

    Un beso y... hasta dentro de un rato.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

La metáfora amable

El mundo está tenso, enrarecido. Casi todo lo que uno oye o lee es desagradable; y si no lo es, parece contener un inquietante presagio. A los felices veinte del pasado siglo les sucedieron los amargos treinta y los trágicos cuarenta. Latía extraño el hombre, y cuando el hombre late de ese modo, algo podrido cocina la historia. Cientos, miles de veces ha ocurrido así. Para Sísifo –siempre Sísifo–, al final del esfuerzo sólo está la derrota. Su modesto placer de coronar la cumbre es efímero y repetidamente inútil. No hay paz ni paraíso al cabo de la escalada; sólo desolación, tristeza, crueldad, destino… ¿Existe el destino? ¿Debe ocurrir siempre lo que siempre ha ocurrido? ¿Es de verdad la historia la brillante sustitución de la fatalidad natural por la libertad humana o es simplemente la metáfora amable de la ‘ordenada’ crueldad de aquélla? Las especies combaten, y se destruyen y sustituyen. ¿Y las culturas? ¿Y los pueblos del hombre?... ¿Qué de especial creímos ver en los h

El destino de las supernovas

. . Luz, ¡más luz! J. W. Goethe …somos polvo de estrellas C. Sagan La mayor parte de los átomos es vacío . Al cielo le ocurre algo parecido con la oscuridad. La luz es toda una excepción: un paseo puntual de diminutas y alejadas insolencias. Porque la luz es una insolencia, un atrevimiento, una osadía rodeada de sombras que, al cabo, revienta hastiada de tanta y tan constante hostilidad. Luego se esparce en la noche, como un raro prodigio, y siembra lugares y posibles miradas. Del agotamiento de la luz ante su empresa nacen rincones en la oscuridad, surgen otras diminutas y alejadas insolencias que miran al cielo y admiran su vencida hazaña. Eso dicen al menos los sabios que de aquélla saben. El hombre es la mies de una derrota, el pan de un desastre. Pero también el atleta que recoge el testigo de una rebeldía luminosa. El hombre es un héroe trágico que se obstina en la luz, como la luz se obstina en no ser su contrario. Supongo que es así porque si no, ser humano sería una indecenc

La tristeza de la inocencia

Por Julia y a su hijo Julio Me han llegado noticias tristes por ese golpe tan temido de los teléfonos, repentinos y traidores como es su costumbre. Un familiar lejano, una mujer, mayor desde luego, aunque eso... ¿qué importa? …Y  he pensado en uno de sus hijos; un niño detenido por la vida, varado en una luz de infantil inteligencia que oscureció la caprichosa divagación de un cromosoma y nació bendecido de inocencia interminable. He pensado en ese niño, que ha cumplido ya los años de los hombres, aunque no sus soberbias ni vanidades... Y he pensado en la tristeza y el abandono, un abandono en su caso más cruel por la distancia inmensa de los otros. He pensado en el desconcierto de su ternura mirándose al espejo; y en el estupor de su niña memoria ante el beso sin labios de su madre. Un río de pequeños recuerdos; tal vez, algunas lágrimas; un no saber, un  sí sufrir la soledad repentina, inexplicable...Y el dolor de su alma en carne viva golpeándose desconcertada