.
...................................…miradme al menos
Mírame una vez más… Y cuando dejes
de mirarme, no dejes de mirarme
sin mirarme.
No te debes a ti ni a mí te debes:
sólo yo adeudo ser por tu mirada.
No abandones
el oficio de hacerme y permitirme
ser uno entre los otros, ser un poco
más que un sueño…
¡Algo más que un paréntesis de sombras!
26 octubre 2009
.
He cruzado últimamente algunas cartas con “el caballero”. Las últimas fueron motivo de un debate interestelar (sigue recluido en Andrómeda) que giraba sobre Antonio Machado. Aseguraba él que la intención del poeta era confusa cuando escribía aquello de…
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas,
es ojo porque te ve
Con aire iconoclasta, se permitía corregir y discutir al clásico asegurando que el último verso hubiera sido más contundente, más líricamente generoso, si en lugar del aristotélico “es ojo porque te ve”, hubiera sido: “tú eres porque te ve”.
A mí, que me toquen los clásicos me pone de los nervios; razón por la cual la epistolar polémica ha pasado por momentos agrios. En su última carta, cabezón como es él, sólo me ha escrito un poemilla. Como sospecho que yo no podría ser enteramente imparcial, lo dejo aquí, por si a alguien le dice algo que ya no le hayan dicho (lo que me parece bastante improbable).
Por cierto, no sé a qué viene la cita de ese otro sevillano (¿qué pasará en Sevilla con los ojos?) que fue Gutierre de Cetina.
El ojo que ves no es
ojo porque tú lo veas,
es ojo porque te ve
Con aire iconoclasta, se permitía corregir y discutir al clásico asegurando que el último verso hubiera sido más contundente, más líricamente generoso, si en lugar del aristotélico “es ojo porque te ve”, hubiera sido: “tú eres porque te ve”.
A mí, que me toquen los clásicos me pone de los nervios; razón por la cual la epistolar polémica ha pasado por momentos agrios. En su última carta, cabezón como es él, sólo me ha escrito un poemilla. Como sospecho que yo no podría ser enteramente imparcial, lo dejo aquí, por si a alguien le dice algo que ya no le hayan dicho (lo que me parece bastante improbable).
Por cierto, no sé a qué viene la cita de ese otro sevillano (¿qué pasará en Sevilla con los ojos?) que fue Gutierre de Cetina.
...................................…miradme al menos
Mírame una vez más… Y cuando dejes
de mirarme, no dejes de mirarme
sin mirarme.
No te debes a ti ni a mí te debes:
sólo yo adeudo ser por tu mirada.
No abandones
el oficio de hacerme y permitirme
ser uno entre los otros, ser un poco
más que un sueño…
¡Algo más que un paréntesis de sombras!
26 octubre 2009
.
En la poesía siempre me he preguntado por qué hay tanto empeño en saber qué quiso decir el autor. Para mí es mucho más importante saber qué dice el poema al lector. Obviamente es sólo mi opinión.
ResponderEliminarUn abrazo y como siempre entradas que me hacen disfrutar.
Desde que me estás mirando
ResponderEliminarte has convertido en mi espejo.
Yo de mirarme no dejo
contra ti, de vez en cuando.
Y tan confundido ando
que reflejado y reflejo
han venido a hacerse igual.
Pero aún no está decidido
quién el desaparecido
si se retira el cristal
Pues no seré yo quien le lleve la contraria al maestro Machado, pero la variación que propone tu caballero inactual me parece estupenda. Los apócrifos es lo que tienen, con no deberse más que a ellos mismos.
ResponderEliminarUn abrazo.
.. Poder ser más que un sueño en los ojos del otro. Ser más que un paréntesis de sombras. Ser mucho más que un sueño en la luz de la mirada del otro.
ResponderEliminarSi no nos ven, es como si no fuéramos... entonces clamamos. Clamamos porque nos miren. Un instante, tan sólo un instante...
La seducción de los ojos:
ResponderEliminarLa más inmediata,la más pura.
La que prescinde de palabras, vuelo sensual y descarnado a un tiempo.
Diseño perfecto del vértigo de la seducción y que ninguna voluptuosidad más carnal igualará en lo sucesivo.
Me gustó tu beso de colores...
Te envio otro.
Gracias a todos por vuestra visita y tiempo. Acabo de de llegar del instituto: teníamos la evaluación inicial, una toma de contacto previa con la “mercancía que tratamos”; de aquí la tardanza He publicado los comentarios desde el móvil en un par de descansos; pero responder era demasiado con ese apéndice de mundo que llevamos en el bolsillo. Os resumo, pues, ahora mi agradecimiento:
ResponderEliminarA ti, Capitán, por la acertada apreciación que, a pesar de la entrada, comparto.
A ti, Rafael, por tu siempre elegante esgrima del verso.
A ti, Juan Antonio, maestro de apócrifos y de tantas otras cosas.
A ti, Ana, por la virtud de humildad que añades al ser que se conforma con ser mirado.
A ti, Veridiana, que transforma en pasión, a lo Cetina, la mirada que nos hace.
A todos, vamos, por perdonarle al “caballero” su contradicción. Porque ¿cómo puede tildar de aristotélico ese tercer verso de Machado y ofrecer luego tan aristotélica alternativa? ¿No es acaso confeso y convicto aristotelismo eso de hacer al sujeto objeto que llega a ser por mor de la mirada ajena? En cuanto a esos pocos renglones que pretenden imaginarse versos… ¡Mejor me callo!
Entenderéis por qué la polémica ha sido a veces agria. Pero bueno, a fin de cuentas, es un amigo. Un viejo amigo.
Gracias.
He jurado que me iba a la cama, pero... qué situación. Antonio Machado, el caballero y usted... No discutáis.
ResponderEliminarHay miradas que casi nos crean, nos inventan, nos ponen a funcionar, pero quizá porque la luz que regalan al mirarnos sólo es posible si nos miran, si nos eligen. "Es ojo porque te ve", y "tu eres porque te ve" no se contradicen, se explican.
Ese "mírame una vez más..." y ese
"el oficio de hacerme y permitirme/
ser uno entre los otros, ser un poco..."
es de lo más dulce que has escrito. Y qué bien suena a veces un poco de dulzura, sólo un poco. Tienen poderes curativos (de catarros y de tristezas;-)
Un beso.
Muchas gracias, en mi nombre y en el del “caballero”, al que, por cierto, envié tu libro. Y le ha gustado mucho, muchísimo naturalmente. Tanto que, casi a vuelta de correo, me escribió estas soleares con encargo de que te las hiciera llegar cuando pudiera.
ResponderEliminarAhora por ejemplo:
Dile a Olga que he tenido
noticias tras de la noche
de “un no sé qué” estremecido.
De un no sé qué que agitaba
estas lejanas estrellas
con sus palabras lejanas.
Del otro lado del tiempo…
De más allá del sonido
y más acá del silencio…
Y dile a Olga que aquí
Dios se ha puesto en la solapa
por su palabra un jazmín.
Un beso actual del emisario y otro inactual del remitente.
¡Olé!
ResponderEliminarGracias, gracias, gracias.
De nada, Olga (nunca decir "de nada" fue más cierto).
ResponderEliminarLa mirada sobre algo o sobre alguien, según leí no recuerdo donde, transforma lo mirado irreversiblemente.
ResponderEliminarQuizá esta necesidad de ser mirado, contemplado, sea sólo el ansia por SER de verdad a través de esa mirada.
Hay miradas que matan, no me refiero a esas, claro está.
Un abrazo y gracias por tus entradas tan preciosas.
Así es, Montse, la mirada, el oído, el olfato… La percepción transforma el mundo según el órgano que lo registra y el sistema nervioso que lo configura. Todo eso que llamamos real es una “invención” del alma. Por eso, cuando queremos ser “reales” necesitamos ser “invento” de una mirada ajena. Si no, nos entra la duda (no cartesiana) de que lo seamos.
ResponderEliminarY gracias por tus comentarios, tan alentadores siempre.
Un afectuoso saludo.
Por cierto, Antonio, estos y otros versos eran objeto de muy acendrados comentarios por parte de J.D García Bacca, si no me engaña la memoria en "Invtación a fioosofar según espíritu y letra de Antonio Machado".
ResponderEliminarYa sé que no son días de andar bicheando bibliotecas, pero si tienes ocasión, creo que te interesaría. Yo lo disfruté mucho, es cierto que años ha...
Un abrazo contemplativo.
Allí decía García Bacca cosas de este tenor:
ResponderEliminar“El hombre ha inventado maneras de hacer que las cosas le miren; no ha sido menester para ello que les haya producido ojos, dejando a su espontaneidad o albedrío el que le miren.”
A continuación cita el poema de Machado y añade:
“Mas la mirada no es mirada porque nos vea, haciendo el ver de condición necesaria positiva para mirar y ser mirados. La mirada es, justamente, mirada –ni más ni menos– porque no nos ve.”
Y después recoge este otro espléndido Machado –o Abel Martín–
“Mis ojos en el espejo
son ojos ciegos que miran
los ojos con que los veo.”
Pero mi “caballero inactual”, el mío, no el de Azorín, anda lejos de estas filosofías –o no, quién sabe– en la osadía de sus correcciones. Lo arregla un poco, sólo un poco, en los renglones esos de su pretendido poema, donde habla de miradas que le permiten “ser”, no de ojos que le estén mirando. Y es que, ya se sabe, las almas no tienen ojos. Lo otro le sigue pareciendo demasiado aristotélico.
Un abrazo, Rafael, y siempre gracias.
Aterrizo en tu casa, Antonio, con muuuuucho retraso. En mala hora se me ocurrió aceptar una oferta ... y estoy pagando las consecuencias. Espero que telefónica me rescate pronto.
ResponderEliminarMi hermano me ha prestado su ordenador y me estoy poniendo al día.
El poema de tu caballero... Me olvido de "cabezacuadrada" y quiero pensar que somos cuando nos envuelve una mirada. Y somos mejores cuando la mirada nos envuelve como un abrazo. Y "cordiales" cuando a través de esa mirada se nos da por entero un corazón bueno.
Muchas, muchas veces se puede tener la sensación de que de un momento a otro dejarás de respirar . Y te recuperas sólo porque hay un corazón que te mira y te presta su latido.
Y aprendes. Aprendes... creo... a mirar con un corazón prestado para resucitar igual como a ti te han resucitado.
Gracias por estas entradas.
Un saludo cordial desde Tarraco
No, Sunsi, gracias a ti que tan bien las lees, que tan bien las traduces. ¡Un lujo para mí!
ResponderEliminarGracias.