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Vuelve la niebla lenta –aquí, en Coslada–,
como un anillo de humedad y ausencia,
a rodear los ojos de indigencia
y evanescer la luz, arrinconada.
Vuelve el borrón de Dios a la mirada.
Tacha el amanecer la transparencia…
Tú ya no estás. Me roba la paciencia
tu oscuridad… Me dueles… Dime nada
y nada será algo si lo dices:
tu voz lo será todo tras la niebla,
tras esta desazón de la raíces
que el tronco olvida y el desnudo puebla.
Dime nada… y el día alzará el vuelo.
Y tendrá pasto el sol. Y altura el cielo.
6 noviembre 2009
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Vuelve la niebla lenta –aquí, en Coslada–,
como un anillo de humedad y ausencia,
a rodear los ojos de indigencia
y evanescer la luz, arrinconada.
Vuelve el borrón de Dios a la mirada.
Tacha el amanecer la transparencia…
Tú ya no estás. Me roba la paciencia
tu oscuridad… Me dueles… Dime nada
y nada será algo si lo dices:
tu voz lo será todo tras la niebla,
tras esta desazón de la raíces
que el tronco olvida y el desnudo puebla.
Dime nada… y el día alzará el vuelo.
Y tendrá pasto el sol. Y altura el cielo.
6 noviembre 2009
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Palabras que levantan la niebla, pedir nada, "y nada será algo si lo dices".
ResponderEliminarEs hermoso necesitar así, y es duro. Quien lo probó, lo sabe;-)
Un beso, Antonio.
Yo no puedo decirte nada, aunque espero que mi comentario sea tan cálido para ti entre tu niebla como para mí lo es oír tu voz en noviembre.
Una forma de no ser nada, es ser todo; de no querer todo; de no querer nada, es quererlo todo... Y tu quisiste llegar a nada y conseguiste mucho, lo suficiente para dejarme embobado, para comprobar que tras tus versos de nada hay algo que habla con firmeza.
ResponderEliminarSaludos Antonio y perdón por el caos.
Vamos, Olga, tienes edad de reclamar “todo” y sentirlo “insuficiente”. Aquí se mendiga nada, y es bastante. Hay plantas que crecen y viejos árboles que declinan. Botánica pura. O inevitable tango:
ResponderEliminar“Y ahora,
cuesta abajo en mi rodada,
las ilusiones pasadas
ya no las puedo arrancar…”
Me encanta Gardel, que era más viejo que yo hasta que me di cuenta de eso del siglo XVII y de mi acomodada residencia fuera de la cuarta dimensión de Einstein… ¡Pero fatalmente condenado por ella!
Muchísimas gracias, y un beso.
Algo desvelado en esta noche fría, me encuentro con tus versos. Ya la nada se hizo algo... Un abrazo y buenas noches.
ResponderEliminarNo sabes cómo agradezco tus palabras, mi joven tocayo: siempre he pensado que yo escribía con olor a naftalina caducada. Me haces creer lo contrario.
ResponderEliminarMuchas gracias, y un abrazo.
Pues a ver si ese “algo” es capaz de velar vuestro desvelo en esta noche también fría en el Reino. ¿Estáis de imaginaria en los Tercios, mi alejado amigo?
ResponderEliminarUn abrazo, y gracias.
La sabiduría y la madurez del intelecto, es una época de meditación, cambios y plenitud,de euforias y de tristezas.
ResponderEliminarCreo que atravesaré la niebla para llevarte un orujo de " hierbas" herencia de mis ancestros, que equilibran las energías desiquilibradas.
Un beso próximo.
Nada será todo si tú lo dices...
ResponderEliminar... y ocurre, que oyes una voz, y el día se levanta a la luz, aunque persista la niebla. Aunque sigamos en esa borrosidad de Dios.
Y es que hay voces, que son eso; la luz del mundo. Y su calor. Con ellas, el invierno es menos frío.
Deseo que sea un fin de semana cálido y luminoso para todos vosotros.
¡Qué prodigio, Veridiana, ver emerger a Circe de la niebla con un kílix de orujo entre las manos! La escena se merece el cuadro de un prerrafaelista (de hecho me ha recordado uno de J. W. Waterhouse). Si yo fuera pintor lo pintaría. Qué faena no serlo.
ResponderEliminarGracias y un beso nebuloso.
P.S.: De ser posible, en vez del orujo de hierbas, preferiría un Chinchón seco, que tiene 74º. Es por el frío, ya sabes.
Muchas gracias, Ana; tu comentario hace que el soneto parezca una continuación de la anterior entrada. Y es que eso es lo que queda en la intemperie: el deseo de una voz. En el fondo, la voz siempre es más compañera que la imagen. Quizá por eso ha resistido tan bien la radio el asedio de la televisión. Y es verdad que hay voces que han sido luz; pero esas son pocas. La compañía, sin embargo, es virtud de todas.
ResponderEliminarUn saludo agradecido como siempre.
A mí desde luego me mantiene en el tono de la anterior entrada, tan a tenor del mes. Me ha hecho recordar una canción que ya tiene tiempo, una cosa muy triste en fa menor dedicada a un amigo que se escondió. Ahora que la rescato veo que la combinación de versos remeda el aspecto de la elegía antigua. Nada es casual.
ResponderEliminarOtoño me ha plantado en casa su jardín,
la cama se ha cubierto de hojas secas.
La niebla nunca ha conocido el mes de abril
y el tiempo se me cae de las muñecas.
Tus dedos saben todavía entrelazar
pedazos de cristal con amapolas.
Recuerdo tu mirada triste sobre el mar,
tu voz con eco azul de caracolas.
Nenia nunca, nana dulce para dormir,
luna nueva que lleva tu sonrisa.
Nenia nunca, nana dulce, quédate aquí,
que la música nunca tiene prisa.
Sí que es triste, Rafael; triste y bello (¡qué rompedora imagen ésa de aún saber “…entrelazar / pedazos de cristal con amapolas”!). Lo curioso es que yo no pretendía prolongar ningún ambiente, pero probablemente seamos más prisioneros del tiempo de lo que creemos.
ResponderEliminarYo tampoco quería una nenia; en mi caso, ni una nana siquiera (por cierto: qué líricamente espléndida su contraposición). Aunque… ¡Qué tonterías estoy diciendo! Naturalmente que se trata de una elegía… Pero, por otros vacíos y otras ausencias.
Gracias Rafael; un placer, siempre, contar con tu lúcida palabra.
Un abrazo.
jaja...Me ha encantado tu mensaje por la coincidencia.
ResponderEliminarCuando yo era jovencita,visité con la familia la Tate Gallery de Londres.Al contemplar el maravilloso cuadro Lady Of Shahotl mi hermana exclamó:" La chica es igual que tú".
Creo que en ese momento decidí que sería pintora...
¡ Hummm !lo del orujo, creo que el que te puedo ofrecer es mucho más gratificante.
Antonio... Entro tan deprisa que me sabe mal. En tu casa me gusta entrar despacio, saborear cada frase... pensar dos y tres veces lo que dices, lo que has podido pensar antes de escribir.
ResponderEliminarTe digo nada... y el mundo da la vuelta. Suena el eco invertido...y vuelve la luz que araña la niebla y Dios nos vuelve a arropar. Porque no he dicho más que nada... deprisa... pero con voz potente.Un día de noviembre...
Con todo mi afecto. Saludos desde Tarraco.
(Estoy colgada, sin ADSL...Tengo ordenador de uvas a peras...)
Gracias por la voz.
...Who is this? And what is here?
ResponderEliminarAnd in the lighted palace near
died the sound of royal cheer;
and they crossed themselves for fear,
all the Knights at Camelot;
but Lancelot mused a little space
He said, "She has a lovely face;
God in his mercy lend her grace,
the Lady of Shalott."
Waterhouse supo recoger, sin duda espléndidamente, los versos de Tennyson –las palabras de Lancelot–. Es un cuadro bellísimo del que tendrás que sentirte orgullosa por la vocación y por haber sido modelo suyo… ¡aún después de haber sido pintado! Y es que hay que corregir aquello de Wilde: ni la naturaleza imita al arte ni el arte a la naturaleza; lo que hace el arte es inventar la naturaleza que está por venir.
Un beso.
P.S.: ¿Más que 74º…? Pues, como no sea alcohol de quemar… ¡Miedo me dais, divina Circe!
En esta casa tuya, Sunsi, siempre puedes entrar a la "velocidad" que quieras, o te permitan las endemoniadas tecnologías de nuestra habitual servidumbre. Tanto da que puedas –o quieras– dejar una sola palabra o dos mil nueve, dicho sea por hacer honor al año que nos enreda (en su red, no en la “de araña” de los internautas). Con más razón aún en entradas como ésta, que se conforman con “nada”.
ResponderEliminarAsí que, gracias, que es una de las más cariñosas costumbres que os debo.
Un saludo de ADS, Antonio Deudor Siempre (he quitado la “L” porque lo primero que me ha venido con ella es “Lelo”; y uno es masoquista… ¡pero no tanto!).
Hola de nuevo Antonio: aunque también se trata de un poema de noviembre, ya lejano, te lo anuncio para salir del tono elegíaco y porque sé que le tienes cariño a Luis Alerto de Cuenca. Lo puedes encontrar en erasmusreloaed.blogspot.com
ResponderEliminarQué fastidio, Rafael: no me funciona el vínculo.
ResponderEliminarGracias en cualquier caso: habría sido un modo espléndido de recuperar palabras de remotísimas memorias.