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Entre chulos y estraperlistas

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La Razón es la patria natural del ser humano y el Estado que administra los bienes que corresponden a aquélla se llama racionalidad. La racionalidad exige una tasa para el comercio de tales bienes. Y esa tasa es la verdad. Cuando la racionalidad hace trampas, cuando compra y vende silogismos sin pagar a la verdad sus tributos; cuando embauca, seduce, corrompe o distorsiona los fundamentos a que se debe, aparece el estraperlo (ahora se llama mercado negro, lo que chirría, por cierto, con la siempre vigilante corrección política). Y las ciudades del hombre se llenan de estraperlistas.

Aunque pueda parecer lo contrario, no estoy hablando de economía, sino de filosofía de la verdad. O, lo que es lo mismo, del amor a la patria que por naturaleza nos corresponde y anda prostituida por las tertulias de sus mercaderes. Cada vez que abro un periódico, consulto una web o escucho un trocito de conversación en cualquier calle, me llega el tufo indecente del estraperlismo. Porque a los ciudadanos de la Razón de hoy ya no les importa la verdad; es más, la consideran un tributo innecesario: compran y venden argumentos a cualquier precio con tal que les reporte un beneficio. Aunque, tal vez, yo sea tonto –ojo de luz escasa, como en mi perfil se entiende, que mira con precario farol un desbarajuste inexistente–. Puede ser. No obstante, yo preguntaría a muchos una tontería –lo que sería normal en mi caso– como ésta: ¿a ti te importa la verdad? Y para joder al acomodado relativismo –porque uno es tonto, pero conserva el punto imprescindible de la mala leche–, añadiría una machadiana cita de imposible controversia:

¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.

…Aunque mientras tanto seguiría la Razón en los arrabales del tiempo, con falda corta y generoso escote, al amparo de un chulo llamado Lobby, padeciendo las noches de su soledad más triste.
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Comentarios

  1. Deixo amigos por extraños,
    deixo a veiga pol-o mar;
    deixo,en fin,canto ben quero...
    ¡quén pudiera non deixar!

    Rosaía de Castro

    Las señoritas de Avignon tienen 100 años,la picaresca más...¿no?,pero me quedan unos dias de vacaciones,te acompaño a buscar la verdad.
    Un beso sin trucos.

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  2. La picaresca, Veridiana, siempre ha sido una “respetable” forma de permitirse la supervivencia individual ante la necesidad injustamente padecida. Pero una cosa es la picaresca y otra la mafia. Y cuando la mafia especula con la racionalidad humana, lo que aparece es el totalitarismo, por elegante y disfrazado que se nos presente…

    Y yo tengo la impresión de que vivimos en un mundo mafiosa y mediáticamente totalitario.

    Un beso para tu inevitable morriña.

    ResponderEliminar
  3. Uf, cómo me gusta esa cita de Machado, yo la recuerdo muy a menudo. Es simple, recta, clara, valiente... y admite pocas "interpretaciones". ¿Te has fijado cuántas veces, por la tele por ejemplo, puede oírse eso de estoy contando "mi verdad"? Antes se llamaba mentir, ahora es "mi verdad", "tu verdad", "su verdad". Es cierto que se juega con el relativismo hasta la ridiculez. Sin embargo, no es ridículo, es preocupante; sobre todo porque también la reacción a esos excesos puede llevar a otros totalitarismos, una melancolía estética que en ocasiones es exquisita y otras veces también es peligrosa. Un poco pícaros hay que ser para nadar entre tantas olas.
    Ay, la verdad...
    Un beso absoluto.

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  4. Querida Olga, llevamos los seres humanos tanto hablado sobre “reacción” y “revolución” que los dos términos huelen ya a naftalina. Uno y otro atufan porque se han aclimatado excesivamente a los armarios apolillados de sus respectivas ideologías. A lo que yo me refiero es a algo mucho más sencillo, que, según los principios del método científico –es decir, los de la navaja de Ockham–, tiene más cartas de posible verdad. Pedir que el guepardo sea chimpancé o que el chimpancé sea alondra es una imbecilidad. Yo me conformo con las identidades “ecológicas”: que el guepardo sea guepardo; el chimpancé, chimpancé; y el hombre, lo que le toca: razón y recto juicio adornados de libertad real y no de “propagandas”.

    Esto es lo que yo entiendo por coherencia moral y por verdad racional.

    Perdona si me puse “espeso”.

    Un beso, como siempre, nada relativo.

    ResponderEliminar
  5. He estado desconectada y entro tarde. Afortunadamente no me he ido directamente al post más reciente. Estos últimos días he tenido más tiempo para pensar... y una de los temas ¡zaca!...vas tú y lo sacas con esta letra tuya, elegante y sobria.
    ¿Qué pasa? ¿Es comodidad? ¿Una tendencia a que la razón no vaya más allá de donde terminan nuestras sienes? ¿Costumbre de "razonar" con el alboroto de instantáneas que nos envuelven y ya no sabemos dónde aparcamos el concepto?

    Me parece que este relativismo está tiranizando a toda una sociedad. La está amputando...Es ciega, sorda, muda... Y quien no pasa por el aro...¿un friqui?

    Gracias por la entrada y por Machado, profesor

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  6. Gracias, Sunsi, por tus siempre acertadas codas; pero ya sabemos que tú ejerces espléndidamente el “Pensar de oficio”. Sin duda, la maltratada Razón demandará tarde o temprano tu defensa frente al “Pensar de pago”, que tan miserablemente ampara a sus secuestradores.

    Un cordial saludo.

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