. . Luz, ¡más luz! J. W. Goethe …somos polvo de estrellas C. Sagan La mayor parte de los átomos es vacío . Al cielo le ocurre algo parecido con la oscuridad. La luz es toda una excepción: un paseo puntual de diminutas y alejadas insolencias. Porque la luz es una insolencia, un atrevimiento, una osadía rodeada de sombras que, al cabo, revienta hastiada de tanta y tan constante hostilidad. Luego se esparce en la noche, como un raro prodigio, y siembra lugares y posibles miradas. Del agotamiento de la luz ante su empresa nacen rincones en la oscuridad, surgen otras diminutas y alejadas insolencias que miran al cielo y admiran su vencida hazaña. Eso dicen al menos los sabios que de aquélla saben. El hombre es la mies de una derrota, el pan de un desastre. Pero también el atleta que recoge el testigo de una rebeldía luminosa. El hombre es un héroe trágico que se obstina en la luz, como la luz se obstina en no ser su contrario. Supongo que es así porque si no, ser humano sería una indecenc
Y qué solos nos deja sólo
ResponderEliminarAy, Antonio, ya no hay respeto por nada, ni por la soledad del solo ni por la manera de ser del solamente. En fin, que su diacrítica distinción permanezca siempre en nuestra memoria, porque ya no va a estar en ningún otro lado.
ResponderEliminarUn beso, caballero.
"Ha ido solo a la farmacia..."
ResponderEliminar¿Qué ha pasado? ¿No lo han acompañado? ¿O es que no le ha dado tiempo de pasar por el súper? ¡¡¡Ahhhh!! Nos vamos a quedar con la incógnita, Antonio.
Buenísimo el poema.
Un saludo afectuoso.
Lo que es terrible, Capitán, porque es señal de que también las palabras empiezan a “confundirse.”
ResponderEliminarClaro que no hay respeto, Olga: primero engañan al viejo “solo” y le dicen que además de adjetivo va a ser adverbio, y luego resulta que es mentira, que lo dejan en usurpador ambiguo del pobre y difunto sólo.
ResponderEliminarUn beso, mi Señora Doña Olga.
No sólo con ésa, Sunsi, sino con muchas más. Porque una cosa es decir que el lenguaje sea una realidad viva y, por lo tanto, naturalmente cambiante; y otra que la vida sea esta obsesión artificial por el cambio. Es una especie de enfermedad, que no sufren sólo los “académicos”: si algo es distinto, es mejor. Supongo que nos hemos olvidado de que la naturaleza propone cambios aleatorios constantemente. Pero elimina la mayoría.
ResponderEliminarNo quería ponerme serio, pero se me ha ido la luz (la de Edison, naturalmente) y se me ha quitado el humor.
Gracias y un cordial saludo.
Soledades juntas.
ResponderEliminarMi beso y tú.
Una hechicera nunca está sola, Morgana-Circe-Veridiana, eso es cosa de los adjetivos que ven arruinarse los adverbios que los prolongaban.
ResponderEliminarUn beso para vos.