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Septiembre de 2011

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No tengo ganas de septiembre. No tengo ganas de hacer recortables con el alma ni de mirar paisajes que no existen ni existieron, ni van a existir nunca. No tengo ganas de empezar otra colección de sueños en fascículos para no acabarla nunca.

No tengo ganas de septiembre –que ya está, como quien dice, a unas pocas zancadas, a un puñado de horas en el calendario–. Esta vez no; esta vez estoy septembrinamente desganado. ¡Sabe Dios por qué! Bueno, Dios y yo; porque, aunque me esté mal decirlo, de las cosas que tratan sobre mí, sólo Dios y yo tenemos conocimiento. Esto irrita a mucha gente, sobre todo a quienes encanta invadir el alma ajena. La mía es “territorio comanche”, que, como Pérez Reverte afirma, es “el lugar donde el instinto dice que pares el coche y des media vuelta”.

No tengo ganas de septiembre porque su tierra prometida es yerma: apunta a lo de siempre, que después se hace nunca, y se ampara en sepulcros blanqueados; pervierte mentirosamente el horizonte y seduce a la inocencia extenuada... Viene de polvos adiestrados en volverse lodos. Viene de mucho tiempo atrás. De siempre, casi. Promete titulares en la prensa y arranca los enardecidos aplausos de la ignorancia provocada y consentida. Reclama educación y lleva veinte años menospreciando su posibilidad. Exige indefinidas “realidades” sin que haya humana forma de traducir su exigencia.

Hay tristezas privadas y tristezas comunes. Cuando se comparan, las primeras siempre tienen un dígito; las segundas, sin embargo, son innumerables siempre. Se puede tener ganas de otro día, de otro mes, de otro año, cuando, orbitando en una de aquéllas, no reparamos en la otra. Pero cuando las dos nos ocurren simultáneas, cuando sucede la planetaria conjunción de las dos tristezas, se nos quitan las ganas de otro año, de otro mes, de otro día…

No sé; quizá sea por eso. En cualquier caso, esta vez no tengo ganas de septiembre. Pero da igual: después de todo, yo sólo soy un albañil cuya tarea es apuntalar un edificio en ruinas… ¡Qué más da que tenga o no ganas de hacerlo!
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Comentarios

  1. No me extraña nada, Antonio. Estas no ganas tan bien fundamentadas me devuelven recuerdos con los mismos argumentos. Esas no ganas de mi padre -docente de nacimiento- se convirtieron en un deseo de que no existiera ningún septiembre más.

    Te acompaño en las no ganas y estiro el día para que mañana llegue más tarde.

    Un abrazo,profesor

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  2. Dice una canción " Cuando llegue septiembre todo será maravilloso".Es un mes dulce y dorado como los racimos de uvas.Es un mes amable que despide y da la bienvenida a otra etapa sin grandes sobresaltos. Hay algo sereno en el ambiente, algo que ayuda a la transición de otro momento, de otras tareas, de otras ilusiones y tú, Antonio, ayudas a comenzar algo y eso siempre es hermoso. Están esperando por ti, te necesitan y es bueno sentirse necesario.
    Un beso animoso.
    Doña Anónima

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  3. Sin embargo, Sunsi, lo gracioso es que septiembre siempre me ha gustado. Pero este año no; este año me viene cojitranco y mal encarado. En fin, supongo que la edad empieza a pasarme factura.

    Pero, aparte de esto, siempre es un bendito consuelo encontrar y recibir tus amables palabras.

    Gracias, y un abrazo de los de siempre, “cordial”.

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  4. Como digo en el comentario anterior, Doña Anónima, septiembre no es mes que me disguste ni mucho menos; de hecho, hace un año le dediqué esta entrada, nada desabrida por cierto y acompañada de la canción que citas, aunque en versión instrumental como en la película.. De todas formas este año hay demasiadas cosas que lo han vuelto antipático y… lo van a volver más.

    Un beso agradecido por tu decir optimista.

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  5. Lo se, se que este año se pone, dificil. Aquí, ya tenemos convocada una manifestación para el día nueve, pero... las cosas son como son y están como están. Hay que aguantar el tirón que va a ser duro seguramente, pero...somos soldados con experiencia de años y endurecidos por el tiempo..Así que...¡ANIMO !
    Un beso resistente
    Doña Anónima

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  6. Si tienes trabajo de "albañil",ya es un logro.

    No creo que tenga que recomendarte a mi amigo psiquiatra,con tanta desgana...¿Será el letargo del verano que te habrá atrapado?

    Hay que tener ganas,fuerzas y obligarse,creo que hay muchas cosas por hacer.
    Me gusta Savater, en su slogan de la 2:"Para saber pensar,hay que enseñar"
    Que la reflexión ya no tenga cabida,que la codicia de algunos,su indiferencia ante el hambre,la violencia...¡No se puede permitir jamás,! y que no te importe septiembre, tampoco.

    Un beso animado.

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  7. Que no cunda el desánimo,uno no es albañil, caballero y soldado de imaginaria, viejo conocido de unos cuantos septiembres, para que el calendario se salga con la suya, imponiendo su ritmo de tristezas privadas y comunes al territorio más comanche de tu alma. Yo no sé lo que haré con la mía, pero todo esto te lo digo muy en serio:-)

    Un beso, que ya es septiembre...

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  8. Mi querida Veridiana, tengo ningún tiempo para responder a las “diosas” y, a pesar de ello, lo invento para no desairarlas.

    A Dios gracias, “tengo trabajo”. Sea de “albañil” o de lo que sea. Naturalmente esto, en sí mismo, es una “bendición” en los tiempos que corren; aunque en ello deba uno olvidarse de los treinta y ocho años que lleva sosteniendo las EREs y subvenciones millonarias que permiten un social e incomprensible parasitismo.

    Esta mañana me llegué a la “obra” a las 7:35 y volví de ella a las 20:05 (luego dediqué en mi casa un par de horas a corregir algunos ladrillos). En ese tiempo, y entre otras cosas, tuve que sancionar severamente a algunas “criaturas” (eran de 1º de ESO), beneficiarias “hostiles” de la “obligatoriedad” de su educación, tras sorprenderlas en un pasillo dando patadas a un pupitre. Sin duda, sólo pretendían distraerse mientras esperaban la hora de un examen a cuya preparación habían dedicado la misma parte de su sistema nervioso que al inocente pupitre... Estas mismas criaturas, casi con toda seguridad, dentro de diez, quince o veinte años se indignarán para reclamar “más educación” (?)

    La gente que nos rodea, amiga mía, suele opinar de lo que le rodea juzgando cuanto le rodea sin la menor idea de lo que le rodea. El resultado es el fango habitual de los periódicos y los políticos. O de lo que a uno y otro aspiran con truculencias de variopinto signo.

    Gracias por tu interés, Veridiana, pero el día que yo necesite un psiquiatra, el mundo necesitará un milagro. De lo que hablo está por encima de las depresiones y demás tonterías publicitarias del mudo en que vivimos. Además, mi especialidad académica es la “Psicología”: ningún psiquiatra va a enseñarme nada nuevo... Por más que lo pretenda o drogas con que intente embrutecerme.

    Un beso como siempre, porque yo siempre soy impertinentemente amable.

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  9. ¿Sabes de lo que me estoy acordando ahora mismo, Olga?... De Calderón, de la Plaza de Santa Ana, de la Cervecería Alemana, de Juan Manuel, de Angós, de Aurora, de Charo, de ti… Y de marzo… Y de otro año… Y de un racimo de palabras… Y de un montón de cosas que no tienen que ver con nada de esto.

    Supongo que es para evitar que “el calendario se salga con la suya”. O para no ser quien soy… O para inventar quien no he sido.

    Un beso, y gracias por tu leal compañía.

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  10. Eso no te lo inventaste, que yo estuve allí. Es bueno tener testigos.
    Tú eres eso, yo creo que la plaza Santa Ana la hicieron para ti.
    Leal sí soy. Con quien lo merece;-)

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  11. Con un "testigo" y una lealtad así, ¿de qué podría quejarme?
    Corto y cierro, que a las seis el despertador me tocará las narices, quiero decir el sueño.

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  12. Es un honor que inventes tu tiempo para mí...
    También me alegro que estés tan sano y lleno de sabiduría.

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  13. Es lo que ocurre, Veridiana: unos inventamos el tiempo para agradecer lo que nadie entiende, y otros repiten lo que no entiende nadie mientras inventan lo que nunca ocurre.

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  14. Estoy tan segura de que tú no necesitas un psiquiatra, como de que el mundo necesita no solo un milagro sino unos cuantos.
    A mí, personalmente me importa bien poco quien nos vaya a salvar de esta locura. Serán otros locos...seran los poetas, los psiquiatras, los magos, los creadores de cuentos... ¡Qué más da! ¡Que vengan todos!

    Un beso. Doña Anónima

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  15. Muchas gracias, Doña Anónima; viniendo de una experta, sus palabras me suenan a un amable diagnóstico que me hace feliz.

    Sé que os debo una respuesta. Mañana os la daré si no os importa: ahora me encuentro demasiado cansado para ser medianamente coherente.

    Un beso.

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  16. Publicar un blogger,encierra elevación al sumo del ego del que lo edita y peloteo del que contesta. Y así el protagonista tan contento.

    UN CURIOSO.

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  17. ¿De verdad?... Qué curioso.

    Y qué interesante.

    PD: Aplaudo su curiosidad.
    Por cierto, tal vez le interese investigar también la diferencia entre “blogger”, “blog” y “post” (“entrada” o “mensaje” en román paladino) y su relación semántico-sintáctica con “publicar”.

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  18. Conclusión... Ante la duda de no saber qué se cuece, existe la virtud de callar e informarse.
    -Una hora de clase no es equiparable a una hora de oficina.
    -Un hora de clase supone una preparación previa.
    -Después de una hora de clase sigue otra u otras horas de evaluación.
    - Para poder dar una hora de clase hay que haber trabajado previamente qué "lugar" ocupa y cómo se integra en el programa de todo un curso académico.

    Esto si solo se contempla la vertiente docente. Porque ya se sabe que actualmente al profesor se le exige ser poli, animador cultural, parche de las carencias familiares del alumno...

    Visto lo visto, quien ha saboreado las mieles de esta profesión tan desprestigiada, no puede estar más de acuerdo con el post de D. Antonio. Nada más lejos del "peloteo", que dudo que el profesor lo necesite.

    Perdona, Antonio. O lo digo o reviento.

    Un abrazo.

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  19. Muchas gracias, Angós; toda una alegría verte por aquí.

    Un abrazo.

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  20. Has hecho un resumen perfecto de todo, Sunsi.
    Muchas gracias por los precisos apuntes que siempre me envías.
    Un abrazo.

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  21. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  22. Será un placer, Juan Manuel, reencontrarnos otra vez en ese "cuando sea", un verdadero placer.

    Un fuerte abrazo.

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