Asfixia el mundo, este mundo que se construye desde el juicio acelerado; tan acelerado, que se adelanta a sí mismo, que deja de ser juicio para ser prejuicio; ortodoxamente, “pre-juicio”, algo que volcamos sobre los demás sin darles ocasión de nada, sin saber realmente nada de lo que pasa o les pasa, guiándonos de tres o cuatro señales mal leídas y peor interpretadas, dando crédito al ruido para invertirlo en mensaje, convirtiendo nuestra fantasía en injuria y condena…
Por eso he perdido las ganas de escribir. Últimamente ando en tratos dolorosos –y reales– con los años. Con los muchos, por el duelo de ver los escombros de su ruina; con los pocos, por la pena de saber la inanidad de su proyecto; con los medios, por su errático andar tras la opinión de más aplauso… Con los míos, por la inmensa lejanía de mi mismo.
No tengo ganas de escribir porque cada día tiene el día menos ganas de serlo, porque todo lo que habrá de establecerse al cabo de vivir puede que sea para nada; porque tan tonto soy que ni siquiera sé si creo en lo que creo; porque la edad de Dios sigue hablando de jardines amables a pesar de su destrozo; porque la luz se ha hecho sólida en muchísimos miradas; porque Teseo ha decidido la espada y la tristeza; porque del sueño horrible no se acierta a despertar bajo el beso de una voz o su memoria…
No tengo ganas de escribir…
Si será verdad, que lo escrito aquí ya estaba escrito.
31 octubre 2008
Rainer María Rilke, en una carta dirigida a un joven poeta amigo suyo, se expresaba así: “No ve usted que todo lo que acontece es siempre un comienzo? Y todo comienzo, en sí mismo, es siempre tan hermoso! Créame: la vida tiene razón en todos los casos. Deje ud, que la vida le acontezca.” Nada más por hoy. Feliz Navidad.
ResponderEliminar¿”Nada más por hoy”...? ¡Cuántas veces, “nada más” es tanto..!
EliminarMuchas gracias, Anónimo, por su palabra y por la evocación de Rilke. Aunque la vida para mí, más que razón, tiene --o debiera tener-- verdad. La muerte, sin embargo, sólo tiene –o quizá no la tenga--razón.
Un saludo y feliz Navidad
ResponderEliminarEstoy segura Antonio que si viviéramos otros veinte años seguirías diciendo lo mismo y es que la historia se representa en un viejo teatro en el que en cada sesión y la puesta en escena es diferente, sin embargo lo único que cambia es la coreografía. En el fondo lo que se dice y lo que transmite es exactamente igual.
Lo que tú persigues es una utopía, lo cual como decía Galeano sirve para seguir caminando intentando alcanzarla.
Un abrazo,un beso y...Feliz Navidad
Gracias, Susi. Yo, sinceramente, no persigo ninguna utopía; sólo recito (recité, porque la entrada es antigua y hacía referencia a otras entradas en las frases marcadas en cursiva) la tabla de multiplicar de mi cansancio. Y, además, mi visión de las utopías es menos entusiasta que la que citas de Galeano. Siempre que una utopía se ha puesto en funcionamiento en el mundo, la Historia se ha llenado de crímenes. Los “horizontes” de todos los caminos siempre acaban en el mar, “que es el morir” como diría Jorge Manrique.
EliminarFeliz Navidad y un beso grande