Yo sé quién soy, respondió Don Quijote, y sé que puedo ser, no sólo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia…
M. de Cervantes. Don Quijote de La Mancha
el que cotiza al alza de la vida
e invierte voluntad y alma atrevida
y corazón de adarga y caballero.
Pero no es ese tiempo prisionero
de su demolición, la destruida
morada del ayer, la paz perdida
en un perder que ya perder no quiero.
Es un tiempo sin tiempo, dulce pausa
de un no sé qué divino y mal saciado
en la acequia del borde del camino.
Es la sed de no ser sin una causa,
sin un fin, un sentido, un confiado
renglón de eternidad en su destino.
Espero que el tiempo ponga en su sitio y en papel estos poemas; por si acaso haces pereza, lo imprimo y lo guardo 'ut signaculum super cor meum'. Un abrazo
ResponderEliminarGracias siempre, amigo Diego, y más aún por tu "guarda cuidadosa".
ResponderEliminarUn abrazo.
Aunque se con certeza que no tengo oído ni para la rima, ni para el ritmo, ni para las estrofas se distinguir cuando es un buen poema. Espero que si no me sirven los clásicos me sirvan de algo tus poemas, para así formar parte de pequeño elenco de poetas, y te incluyo a tí. Un beso muy fuerte, te quiere tu hija.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lara, y ten por seguro que los que te van a “servir” de verdad son los clásicos: yo sólo te puedo querer.
ResponderEliminarUn beso.
Una sed imposible de saciar, sin duda.
ResponderEliminarEres un sonetista magistral.
Abrazos,
Fran
Gracias, Fran, pero quitemos el adjetivo a "sonetista".
ResponderEliminarUn abrazo.